En el mejor de los casos, Bayrou sólo ha
conseguido del lado opositor un diagnóstico compartido sobre la delicada
situación económica de Francia, pero nadie al margen de su bloque
político parece coincidir en los tratamientos planteados para combatir
la enfermedad de la deuda.
A lo largo de la V República se han celebrado
41 mociones de confianza en Francia, la última de ellas en el año 2020,
y ninguna de ellas ha provocado la caída del Gobierno convocante. Basta
una mayoría simple, más votos afirmativos que negativos, para salvar la
votación, pero el 'no' tiene salvo sorpresa las de ganar este lunes.
Macron
ha convivido con cinco primeros ministros desde su fulgurante ascenso
al poder en el año 2017. Se trata, en líneas generales, de figuras
percibidas como moderadas y adscritas a posiciones políticas centristas o
de centro-derecha y cuya estabilidad ha hecho aguas en el segundo
mandato presidencial.
Las elecciones
de 2022 dibujaron un nuevo marco parlamentario menos favorable a los
intereses de Macron y que abocó a los sucesivos a forzar la aprobación
de leyes clave a costa de someterse a una sucesión de mociones de
censura. Élisabeth Borne fue la primera en sufrir este nuevo escenario
antes de ceder el testigo a Gabriel Attal, visto por muchos como el
delfín de Macron.
La victoria de
Agrupación Nacional en las elecciones europeas llevó
al presidente a convocar elecciones parlamentarias anticipadas en
junio de 2024, en un nuevo escenario donde el pulso lo libraron
principalmente la izquierda y la ultraderecha.
Sin una mayoría clara,
Macron volvió a apelar a las voces moderadas para plantear un
Gobierno con el exministro y excomisario europeo Michel Barnier al
frente, pero no duró ni tres meses.
En diciembre de 2024 comenzó la era
Bayrou, un viejo conocido de la
política en Francia y cuyo Gobierno ha adolecido de la misma falta de
apoyo que su predecesor.
Distintas caras pero una misma aritmética en
la Asamblea Nacional, donde las espadas están ya en alto a la espera
de lo que pueda ocurrir este lunes.
La inestabilidad política está pasando factura a Macron, hasta el
punto de que dos terceras partes de los franceses piden la dimisión
del presidente y elecciones presidenciales anticipadas, según una
encuesta de la firma Odoxa-Backbone para el diario 'Le Figaro'.
También
la oposición ha intentado poner el foco en Macron, al
considerarle responsable último de los problemas económicos que,
según Bayrou, justifican los recortes planteados.
La izquierda
incluso ya ha anunciado que promoverá una moción de destitución
contra el presidente en la Asamblea Nacional, un complejo proceso
parlamentario que no tiene visos de prosperar.
Entretanto, Macron se
ciñe al calendario y no da pistas de una
potencial salida prematura del Elíseo.
"Creo en la democracia, que
consiste en que los ciudadanos votan para todo un mandato", declaró
en una reciente comparecencia ante los medios en los que prometió
ejercer el cargo "hasta el final", es decir, hasta el año 2027.
Los
sondeos para unas hipotéticas presidenciales no dibujan tampoco
un escenario especialmente prometedor para el movimiento
'macronista', ya que Agrupación Nacional es quien figura en principio
en cabeza pese a que su tradicional candidata, Marine Le Pen, sigue
inhabilitada por orden judicial.
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