
Sin embargo, el ADB advierte de que la región podría sufrir en caso de que los planes gubernamentales de reactivación fuesen retirados prematuramente o de nuevos sobresaltos en la economía mundial.
Según el informe presentado este martes por esta organización con sede en Manila, Asia crecerá un 7,5% este año, contra el 5,2% de 2009. Para 2011, la proyección es de una expansión del 7,3% del PIB (Producto Interior Bruto).
Esta mejora en las proyecciones de crecimiento se debe sobre todo al desempeño mejor de lo previsto de China e India en la segunda mitad de 2009, según el ADB.
"La reactivación en los países en desarrollo se ha afirmado y el regreso a un crecimiento fuerte y sostenible puede ahora percibirse en el horizonte si la región logra reforzar su demanda interna", señaló el jefe economista del ADB, Jong-Wha Lee.
Para la región del este de Asia (que incluye a Hong Kong, China, Corea del Sur y Taiwán), la proyección es de un crecimiento del 8,3% del PIB en 2010, contra el 5,9% de 2009, según el informe de la organización.
Por su parte, las economías del Sudeste Asiático (Tailandia, Malasia, Camboya, Vietnam, Laos, Singapur) deberían expandirse un 5,1% este año, tras registrar un crecimiento del 1,2% en 2009. Por su parte, el PIB de India crecerá un 7,4% en 2010, contra el 6,4% del año pasado.
El ADB toma en cuenta a 44 países que van desde las ex república soviéticas de Asia Central hasta las islas del Pacífico, aunque excluye a países desarrollados como Japón, Australia y Nueva Zelanda.
En su informe, el ADB considera que China, en particular, debe reforzar su consumo interno con el objetivo de romper con un modelo económico basado en las exportaciones y las inversiones, fuente de desequilibrios. "Poner más el acento en el consumo privado debería promover el crecimiento económico y elevar el nivel de vida", juzga el ADB en su estudio.
En una conferencia de prensa, Jong-Wha Lee dijo que la apreciación de la moneda china, el yuan, podría dar mayor estabilidad a la economía de la región y contrarrestar la presión inflacionista. "Quizás es el momento correcto para incrementar el tipo cambiario (del yuan). Aumentar la flexibilidad del tipo cambiario ayudará no sólo a China, sino también a la región en su conjunto".
Varios responsables económicos chinos enviaron señales en las últimas semanas dando a entender que Pekín podría ampliar la horquilla de fluctuación del 'renminbi' (el nombre oficial del yuan), establecida en 2008, antes de la crisis financiera mundial.
Estados Unidos y otros importantes socios comerciales de China presionan constantemente por una apreciación del yuan, al juzgar que está infravalorado y da una ventaja desleal al gigante asiático porque vuelve menos caras sus exportaciones.