Para colmo, hace escasos días el Banco Mundial ha revelado que Rusia se ha convertido en una economía desarrollada según sus estándares, es decir, según los parámetros de esta institución, la economía rusa 'come en la misma mesa' que España, Alemania o EEUU.
A pesar de las sanciones de Occidente y los problemas derivados de una guerra, Rusia se ha convertido en una economía desarrollada o de ingresos altos. Rusia ha sobrepasado los 14.000 dólares de ingresos per cápita, el umbral que el Banco Mundial establece para considerar a un país como desarrollado. En una nota publicada el pasado martes estableció que Rusia entraba en el grupo de 'elegido'.
"Rusia ha entrado dentro de las economías de altos ingresos. La actividad económica en Rusia se vio influenciada por un gran aumento de la actividad relacionada con el ejército en 2023, mientras que el crecimiento también se vio impulsado por un repunte del comercio (+6,8%), el sector financiero (+8,7%) y la construcción (+6,6%). Estos factores llevaron a aumentos del PIB tanto real (3,6%) como nominal (10,9%), y el INB per cápita en Rusia que creció un 11,2%", destacan los economistas del Banco Mundial.
El Banco Mundial divide a las economías del mundo en cuatro grupos de ingresos: bajo, medio-bajo, medio-alto y alto. Las clasificaciones se actualizan cada año el 1 de julio, a partir del indicador conocido como ingreso nacional bruto per cápita (INB per cápita) del año. El INB se expresa en dólares estadounidenses.
La clasificación de ingresos del Banco Mundial tiene como objetivo reflejar el nivel de desarrollo de un país, basándose en el INB per cápita como un indicador de capacidad económica de la renta disponible de los ciudadanos.
El INB, a diferencia del PIB, calcula los ingresos totales obtenidos por las personas y las empresas de una nación, incluidos los ingresos por inversiones (dividendos, alquileres), independientemente de dónde se obtuvieron. También cubre el dinero recibido del exterior, como la inversión extranjera y la ayuda al desarrollo económico.
Esto da una mejor idea del nivel de renta de los ciudadanos de una economía. Por ejemplo, si un ciudadano español tiene acciones de Apple, el INB contabilizará los dividendos que recibe por estas acciones, mientras que el PIB per cápita no.
De este modo, para calcular el INB, se suman al PIB las remuneraciones pagadas a los empleados residentes por empresas extranjeras y los ingresos procedentes de propiedades en el extranjero que estén en manos de residentes (por ejemplo, si usted es ciudadano español y tiene un piso en alquiler en Francia, las rentas de ese alquiler contabilizarían al ingreso nacional bruto de España), mientras que se restan las remuneraciones pagadas por las empresas residentes a los empleados en el extranjero y los ingresos generados por los extranjeros que tienen propiedades en España (dividendos de los extranjeros que tengan acciones de Repsol o un piso alquilado en Madrid).
Teniendo en cuenta todos estos datos, Rusia se ha convertido en una economía desarrollada para los parámetros del Banco Mundial, una organización que tiene sede en Washington y que se encuentra controlada por capital financiero de Occidente. Al final, los datos y las estadísticas son las que son.
Lo cierto el INB per cápita de Rusia está creciendo con intensidad por el gasto en defensa (la fabricación de armas incrementa el PIB y el INB aunque no mejore la vida de los ciudadanos), pero también porque la economía de Rusia está resistiendo mucho mejor de lo esperado, con una tasa de paro en mínimos, unos salarios que crecen con fuerza y un consumo que repunta.
Lo cierto es que la economía de Rusia sigue creciendo con gran intensidad. Los últimos datos de actividad sugieren que esta siguió avanzando a buen ritmo en mayo, impulsada por un mayor crecimiento de la industria. El crecimiento de la producción industrial pasó del 3,9% interanual en abril al 5,3% en mayo. La producción minera se contrajo un 0,3% interanual, mientras que el crecimiento del sector manufacturero se aceleró al 9,1% interanual.
El ajuste estacional de Rosstat, la agencia estadística rusa, mostró un aumento del 2% intermensual en el conjunto de la industria, la cifra más alta en más de dos años. Los datos de ventas al por menor publicados este miércoles fueron algo más suaves, con una ralentización del crecimiento del 8,3% interanual en abril al 7,5%.
Los últimos indicadores de junio también han sido sólidos, con el PMI manufacturero repuntando hasta un máximo de tres meses y situándose en uno de sus niveles más altos de la última década. "Creemos que el crecimiento del PIB se situó ligeramente por debajo del 5% interanual en el segundo trimestre", vaticina Liam Peach, estratega de Capital Economics.
Desde la casa de análisis advierten de que la economía rusa se está recalentando claramente y esto sigue alimentando las presiones inflacionistas, lo que puede llevar a otra subida de los tipos de interés por parte del banco central a finales de este mes.
"La economía se está calentando demasiado y esto se suma a las presiones inflacionistas, que han vuelto a fortalecerse en los últimos meses. Las cifras semanales de los precios al consumo, también publicadas esta semana, han sido una gran sorpresa y muestran que los precios subieron un 0,66% interanual en la semana finalizada el 1 de julio. Ahora parece que la inflación general pasó del 8,3% interanual en mayo a un nivel muy superior al 9% el mes pasado. Se prevén nuevas subidas de tipos, incluida al menos una de 100 puntos básicos (hasta el 17,00%) a finales de este mes", completa Peach en una nota para clientes.
Un factor que está espoleando a la economía rusa y que no se puede dejar sin mencionar son los ingresos por sus exportaciones de petróleo. Los ingresos públicos de Rusia procedentes de la industria petrolera aumentaron casi un 50% en junio en comparación con el año anterior, ya que los productores del país se han sabido adaptar a las sanciones internacionales y han obtenido precios más altos por sus exportaciones de crudo. La principal fuente de financiación de la máquina de guerra en Ucrania no acaba de resentirse pese al esfuerzo occidental.
Los impuestos relacionados con el petróleo ascendieron a 590.600 millones de rublos (6.700 millones de dólares) el mes pasado, frente a los 402.800 millones de junio de 2023, según cálculos de Bloomberg basados en datos del Ministerio de Finanzas. Los ingresos totales por petróleo y gas aumentaron un 41%, hasta 746.600 millones de rublos, según el Ministerio.
El aumento se debe a la subida de los precios del crudo de los Urales, la principal mezcla de exportación de Rusia, así como a la debilidad del rublo. El Ministerio de Finanzas calculó los impuestos de junio sobre la base de un precio del barril de los Urales de 67,37 dólares, frente a los 53,50 dólares de hace un año.
Al mismo tiempo, la moneda rusa se depreció un 15% en el periodo impositivo calculado respecto al año anterior, hasta 90,88 por dólar, lo que contribuyó a aumentar los ingresos presupuestarios.
Por si esto no fuera poco, los ingresos petroleros del presupuesto estatal ruso habrían sido superiores en junio si no se hubieran visto mermados por las cuantiosas subvenciones estatales a las refinerías del país.
Según el Ministerio de Hacienda, el
gobierno pagó más de 158.000 millones de rublos a los productores de
combustible por el suministro nacional de gasóleo y gasolina. Los pagos
compensan parcialmente a las refinerías por la diferencia de precios de
los carburantes en Rusia y en el extranjero.