TIFLIS.- El Gobierno del primer ministro de Georgia, Irakli Kobajidze, encara
el próximo mes de octubre unas elecciones parlamentarias que supondrán
un punto de inflexión para el país exsoviético, dividido entre quienes
apuestan por la integración europea o por un mayor acercamiento a Rusia.
La recién promulgada ley sobre agentes extranjeros, una propuesta que
ya en 2023 provocó una fuerte ola de protestas, ha puesto en el punto
de mira a Georgia, ya que obliga a organizaciones, medios y entidades
que reciban al menos un 20 por ciento de su financiación del exterior a
registrarse como "agentes de influencia extranjera".
El Gobierno georgiano ha planteado otro proyecto de ley que pone en
jaque los derechos de la comunidad LGTBI. Ambos textos son muy parecidos
a los que ya existen en Rusia, criticados por organizaciones de
Derechos Humanos.
Para Natalie Sabanadze, investigadora del 'think tank' Chatham House y
exembajadora de la Unión Europea, el objetivo principal de la ley,
interpretada como una muestra de simpatía hacia Rusia que desvía a
Georgia de la ansiada adhesión al bloque, es desacreditar a la sociedad
civil antes de las elecciones parlamentarias.
"Por primera vez
las elecciones serán totalmente proporcionales. Esto significa que será
difícil para Sueño Georgiano conseguir una mayoría con la que pueda
gobernar, así que están haciendo todo lo posible para deshacerse no sólo
de la oposición, que puede decirse que es bastante débil, sino también
de la resistencia social", explica.
Sueño Georgiano, fundado por el oligarca prorruso Bidzina Ivanishvili
--quien fuera primer ministro entre 2012 y 2013-- cuenta actualmente
con 84 escaños gracias a su alianza con el Poder de la Gente, que se
escindió del partido gobernante en 2017.
Por contra, el
opositor Movimiento Nacional Unido (UNM), formación fundada por Mijail
Saakashvili --quien ejerció de presidente de Georgia de 2004 a 2013--
tiene 15 escaños, si bien su coalición con varios partidos más pequeños
le permite llegar a los 20 asientos.
El Parlamento, más allá de
las dos grandes coaliciones, se encuentra muy fragmentado, por lo que
el conservador UNM u otras formaciones lo tienen difícil de cara a
medirse con Sueño Georgiano, que aspira a lograr su cuarto mandato.
Las manifestaciones de los últimos meses en contra de la ley de
agentes extranjeros han hecho saltar las alarmas por la posibilidad de
que pueda estallar una nueva 'Revolución de las Rosas', aquellas
protestas que en 2003 forzaron la dimisión del entonces presidente
Eduard Shevardnadze poco antes de las elecciones parlamentarias, lo que
puso fin a la era soviética en Georgia.
De hecho, Kobajidze
prometió la pasada semana que haría "todo lo posible" para evitar un
Euromaidán, las protestas que se produjeron a finales del 2013 en Kiev y
que pedían al Gobierno ucraniano que se alejase de la órbita de Moscú,
lo que condujo finalmente a la dimisión del presidente Viktor
Yanukóvich.
Para Sabanadze, estas declaraciones son una señal
de que el Gobierno se prepara por si se producen disturbios de corte
pro europeo. "Este gobierno tiene miedo en muchos sentidos de lo que
pueda suceder después de las elecciones", señala.
Pero el vacío
de liderazgo en UNM debido a que su fundador, Saakashvili --quien
estuvo al frente de las protestas de 2003-- se encuentra en la cárcel
por abuso de poder y por ocultar pruebas en relación con el asesinato de
un banquero plantea dudas sobre hasta qué punto la oposición puede
desafiar al partido gobernante.
Las protestas se han cobrado
además una importante víctima. El actual líder de UNM, Levan
Jabeishvili, presentó el pasado domingo su dimisión después de ser
golpeado durante las manifestaciones. Será sustituido por Tinatin
Bokuchava, quien fuera las cuarta candidata de la formación en las
elecciones parlamentarias de 2012.
El recuerdo de la guerra entre Georgia y Rusia en 2008 por las regiones
separatistas de Osetia del Sur y Abjasia --territorios solo reconocidos
por cinco países de la ONU-- sigue estando muy presente para muchos
georgianos, especialmente tras el estallido de la invasión de Ucrania.
El ex primer ministro Irakli Garibashvili, de Sueño Georgiano,
denunció en septiembre de 2023 durante un discurso ante la Asamblea
General de la ONU que un 20 por ciento del territorio georgiano sigue
bajo ocupación rusa.
Pese a la presencia militar de Moscú en
las regiones separatistas, que esperan formar parte algún día de la
Federación Rusa, Georgia sigue dependiendo económicamente del gigante
ruso, según un informe publicado en febrero por Transparencia
Internacional.
Hay que tener en cuenta que Georgia ha brindado
refugio a miles de opositores y activistas en contra del Kremlin que han
huido de la represión política en Rusia y que otros cientos han logrado
escapar del servicio militar obligatorio a través de la frontera en el
marco de la guerra con Ucrania.
La presidenta georgiana, Salomé
Zurabishvili, partidaria de una mayor proximidad a la UE y que vetó la
ley de agentes extranjeros, afirmó en una entrevista con el programa '60
Minutos' en octubre de 2023 que Rusia podría llegar a utilizar a esta
población rusa a su favor.
Para Sabanadze el momento crítico
con respecto al acercamiento de Georgia a Rusia antecede a la invasión
de Ucrania, si bien "se acelera a partir de ahí". Uno de los síntomas de
este cambio es que Tiflis desafió al bloque con su decisión de no
unirse a las sanciones contra Rusia.
"Lo que sucede es que el
gobierno cambia la retórica y es mucho más agresivo al rechazar las
críticas, tanto de la UE como de Estados Unidos", explica, agregando que
Georgia empieza a buscar otros socios, no solo Rusia, sino también
China, país con el que firmó un acuerdo estratégico en julio de 2023.
En medio de ese cambio progresivo, Sueño Georgiano se escora cada vez
más hacia la derecha y deja su estatus de observador dentro del Partido
de los Socialistas Europeos (PES) en respuesta a las críticas por su
participación en la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC)
en Budapest.
Sin embargo, Sabanadze afirma que la integración
en la UE y la OTAN han sido siempre una prioridad de Georgia en política
exterior, incluyendo también cuando Sueño Georgiano llegó al poder en
2012, primero de la mano de Ivanishvili y posteriormente con
Garibashvili, quien dimitió el pasado mes de enero entre críticas
precisamente por los lazos del partido gobernante con Moscú.
Para Sabanadze la guerra de 2008 en Osetia del Sur y Abjasia fue "una
forma de impedir que Georgia se acercara a la OTAN" y una "especie de
señal de disuasión" a la Alianza. "Hay algunos rumores de que tal vez
Rusia mantenga estas regiones como posible moneda de cambio", añade.
La militarización rusa de los dos territorios separatistas declarados
independientes --especialmente notable es la base naval de Ochamchira--
ha provocado malestar en el seno de la OTAN. El secretario general, Jens
Stoltenberg, reiteró en marzo que "Osetia del Sur y Abjasia son parte
de Georgia" tras una reunión con el actual primer ministro, Ikakli
Kobajidze.
La UE también respeta la integridad territorial de
Georgia, si bien sus 12 puntos para que pueda formar parte del club
europeo están más centrados en la democratización del país, así como en
la 'desoligarquización' de la economía, cuyo mayor exponente es el ex
primer ministro Ivanishvili.
Según las últimas encuestas, un 80
por ciento de la población es favorable a la adhesión del país a la
Unión Europea, aunque muchos son reticentes a alejarse de la esfera rusa
precisamente por la dependencia económica del país a Moscú.