 WASHINGTON.- El director gerente del FMI, Rodrigo Rato, encarará la próxima semana su última  Asamblea Anual como director gerente del organismo tras un mandato en el que ha  querido dejar su marca en la reforma de una institución que pasa por una crisis  de identidad.
WASHINGTON.- El director gerente del FMI, Rodrigo Rato, encarará la próxima semana su última  Asamblea Anual como director gerente del organismo tras un mandato en el que ha  querido dejar su marca en la reforma de una institución que pasa por una crisis  de identidad. En la sede del Fondo Monetario Internacional (FMI)  convergerán los ministros de economía y gobernadores de los bancos centrales de  185 países durante la Asamblea, que estará precedida de numerosas ruedas de  prensa e informes.
 
Aún así, han pasado los tiempos en los que el organismo era  árbitro y protagonista de la estructura económica mundial y cuando Rato se  acomodó en el sillón de mando, en junio de 2004, el Fondo ya estaba de capa  caída, según los expertos.
 
Una extraña señal de ello es que desde hace siete años solo  pequeños grupos de personas protestan durante la Asamblea, que el FMI celebra  conjuntamente con el Banco Mundial (BM).
 
El problema es que el organismo no tiene claro para qué  sirve, según los analistas. "Su principal desafío es reencontrar su identidad",  dijo Morris Goldstein, ex subdirector del departamento de análisis del FMI.
 
El Fondo se fundó en 1944 como vigilante del sistema de  cambio fijo conocido como el patrón oro, pero el entramado se colapsó en 1971.  El FMI encontró un nuevo nicho en los préstamos a países en desarrollo con  problemas en su balanza de pago.
 
En los últimos años, sin embargo, gracias a una expansión  económica mundial no conocida desde la década de los 60, el Fondo se ha quedado  con tan solo un cliente de peso, Turquía.
 
Además, es una institución con muy mala prensa en algunos  lugares del mundo. En Asia los Gobiernos han establecido acuerdos de asistencia  mutua para no tener que llamar a la puerta del Fondo.
 
Y en Argentina o Venezuela, el demonio podría ser recibido  mejor que una delegación del FMI.
 
Asimismo, sus órganos de poder continúan dominados por  Estados Unidos y Europa, y no reflejan la irrupción en la escena mundial de los  mercados emergentes.
 
Por todo ello, el Fondo "pasa por una crisis de relevancia y  de legitimidad", según Ted Truman, ex director del departamento de Finanzas  Internacionales de la Reserva Federal de EEUU, quien se auto define como un  "amigo" del Fondo.
 
Rato lo reconoció al llegar al organismo y ha centrado su  mandato en rescatarle de las sombras.
 
La Asamblea será un momento importante en ese proceso de  reforma, pues reúne a las personas que pueden hacerlo posible.
 
Sin embargo, los expertos consultados por Efe prevén que se  decidirá poco, lo que impedirá a Rato salir de Washington el 31 de octubre por  la puerta grande.
 
Tanto críticos como partidarios le dan crédito por  recomendar una redistribución del voto en el organismo, uno de los asuntos más  espinosos, pero las negociaciones para lograr una nueva fórmula se han  colapsado.
 
"Es un tremendo batacazo para Rato", dijo un miembro del  Consejo Ejecutivo, el órgano que representa a los países miembros del FMI. "Pero  ha sido el único que se ha atrevido a meterse en esa piscina", añadió.
 
En el frente presupuestario, el FMI también necesita cambios  ya que se financia con los intereses con que grava sus créditos y la escasez de  clientes le ha hecho entrar en números rojos.
 
En la Asamblea se debatirá un estudio que Rato encargó a un  comité de hombres eminentes sobre nuevas fuentes de recursos.
 
Sin embargo, no le pidieron que estudiara posibles recortes  de gastos, que paradójicamente es lo primero que recomienda el FMI a gobiernos  con problemas fiscales.
 
"Es inevitable que se haga algo en el lado de los gastos y  ahí es donde miran los países europeos", dijo J. Onno De Beaufort Wijnholds,  representante del Banco Central Europeo, en un foro público reciente.
 
Además está el tema de la identidad. Estados Unidos en  especial ha presionado al Fondo para que vuelva a sus orígenes y se ocupe  principalmente de evitar los desajustes cambiarios, que en el período de  entreguerras ocasionaron gran inestabilidad.
 
El desequilibrio actual se refleja en un superávit por  cuenta corriente en China que supera el 9 por ciento del Producto Interior Bruto  (PIB) y un déficit en EEUU de aproximadamente el 6 por ciento, aunque a la  baja.
 
En la Asamblea habrá presiones para que el FMI haga algo  sobre el tema. "Necesitamos una estrategia coordinada que se centre en torno al  FMI, porque es la institución que nació para ese propósito", dijo Yusuke  Horiguchi, economista jefe del Instituto de Finanzas Internacionales.- (EFE)