LONDRES.- La organización no gubernamental Amnistía Internacional ha reclamado
este lunes que se investiguen como posibles crímenes de guerra cuatro
ataques ejecutados en diciembre y enero por el Ejército de Israel contra
la ciudad de Rafá, en el sur de la Franja de Gaza, que dejaron cerca de
cien civiles muertos, entre ellos más de 40 niños.
La ONG ha
indicado que los cuatro ataques --tres en diciembre y uno en enero--
alcanzaron varios edificios en la ciudad, donde residen en la actualidad
1,4 millones de palestinos, incluidos cerca de 1,2 millones desplazados
desde otras zonas de Gaza. Los bombardeos dejaron 95 civiles muertos,
entre ellos 42 menores.
Así, ha recalcado que no ha encontrado
"ningún indicio" de que los lugres atacados pudieran considerarse
"objetivos militares legítimos" ni de que las personas que estaban en
los edificios fueran "objetivos militares", por lo que ha recalcado que
teme que fueran ataques "directos" contra civiles que, por lo tanto,
deberían ser investigados como crímenes de guerra.
Amnistía ha
hecho hincapié en que, aunque la intención del Ejército de Israel
hubiera sido atacar objetivos militares en la zona, "es evidente que no
hubo distinción entre objetivos militares y bienes de carácter civil",
lo que revelaría que estos bombardeos habrían tenido una naturaleza
indiscriminada.
La directora general de Investigación,
Incidencia, Política y Campañas de Amnistía Internacional, Erika Guevara
Rosas, ha señalado que "familias enteras fueron aniquiladas en los
ataques israelíes incluso después de haber buscado refugio en zonas
promovidas como seguras y sin ningún aviso previo por parte de las
autoridades israelíes".
"Estos ataques ilustran la constante en
curso de violación descarada del Derecho Internacional por parte de las
fuerzas israelíes, lo que contradice las afirmaciones de las
autoridades israelíes de que sus fuerzas están tomando las máximas
precauciones para reducir al mínimo los daños a la población civil", ha
reseñado.
De esta forma, ha detallado "entre que las personas
que murieron en estos ataques ilegítimos había una bebé que aún no había
cumplido tres semanas, un destacado médico de 69 años jubilado, un
periodista que acogió en su casa a familias desplazadas y una madre que
compartía una cama con su hija de 23 años".
"Los testimonios compartidos por afligidos supervivientes deben
servir para recordar que estos crímenes en Gaza son una mancha en la
conciencia colectiva del mundo", ha argumentado Guevara, según un
comunicado publicado por la organización junto con la publicación del
informe.
"Tras el fundamental fallo provisional de la Corte
Internacional de Justicia, según el cual el riesgo de genocidio es real e
inminente, los horrendos detalles de estos casos refuerzan la urgencia
de que todos los Estados presionen por un alto el fuego inmediato y
sostenido, que es la manera más eficaz de implementar las medidas
provisionales ordenadas por la CIJ.
También subrayan la importancia de
que se imponga un embargo integral de armas a todas las partes en el
conflicto", ha recordado.
Así, Guevara ha asegurado que la
investigación "ofrece indicios claros de los terribles estragos de los
ataques incesantes e ilegítimos de Israel en Gaza".
"Cuando han
transcurrido cuatro meses desde que comenzó la ofensiva de Israel, más
de 28.000 personas palestinas han muerto y más de 60.000 han resultado
heridas en medio de una catástrofe humanitaria sin precedentes", ha
recordado.
"Ante la espantosa magnitud de la muerte y la
destrucción, todos los Estados tienen la obligación inequívoca de actuar
para impedir el genocidio, pero Estados clave no han hecho un
llamamiento claro a un alto el fuego y siguen alimentando crímenes de
guerra al suministrar armas a Israel", ha afirmado.
"Las
familias de varias víctimas han dicho que la lucha por algún grado de
justicia es lo único que las mantiene motivadas a pesar de sus pérdidas y
hacen hincapié en la importancia de combatir la prolongada impunidad
por crímenes de guerra y otras violaciones del Derecho Internacional
cometidos por las fuerzas israelíes", ha subrayado.
De esta
forma, ha hecho hincapié en que "esto incluye la necesidad urgente de
que la Fiscalía del Tribunal Penal Internacional (TPI) acelere la
investigación en curso sobre los indicios de crímenes de guerra y otros
crímenes atroces cometidos por todas las partes".
La ONG ha desvelado que visitó los lugares objetivo de los cuatro
ataques, tres de los cuales fueron llevados a cabo durante la noche,
tomó fotografías y vídeos de la destrucción y entrevistó a 18 personas
--catorce supervivientes y cuatro familiares de las víctimas que
participaron en las operaciones de búsqueda y rescate--.
El
primero de los ataques fue ejecutado contra dos casas de la familia
palestina Harb en el barrio de Al Zuhur y se saldó con 25 civiles, entre
ellos diez menores y una mujer embarazada de ocho meses. "Oí una enorme
explosión", relata Islam Harb, quien perdió a tres de sus cuatro hijos
en el ataque --dos gemelas de cinco años y un bebé de seis meses--.
"No recuerdo haber visto nada, sólo oí una explosión muy fuerte y
perdí el conocimiento. Me desperté en el hospital. Lo primero que
recuerdo es que pregunté por mis hijos. Sólo Lin, de cuatro años,
sobrevivió", afirma. Mi familia estuvo siete días intentando sacar a los
muertos de los escombros. El cuerpo de mi hermano Jalil fue hallado a
200 metros de la casa debido a la potencia del ataque, destrozado. Los
pequeños cuerpos de hijos estaban hechos pedazos", lamenta.
Un
segundo ataque destruyó una casa de tres plantas en el barrio de Brazil
propiedad de Abdalá Shehada, un exdirector del hospital Abú Yusef al
Najar que murió en el ataque junto a otros 29 civiles, entre ellos once
niños.
Yusef, hijo de Shehada, sostiene que "era la casa de un
médico que había dedicado su vida a ayudar a la gente y una casa donde
buscaban refugio personas desplazadas". "Estuvimos días intentando sacar
los cuerpos de los escombros, de personas que sólo querían estar a
salvo", manifiesta.
El tercer bombardeo alcanzó la casa de dos
plantas de Omar Zurub en el oeste de la ciudad, matando a 22 personas,
incluidos once niños. La víctima mortal de más edad, el propio Omar,
tenía 75 años, mientras que la más joven fue su sobrina nieta Amira
Aisha, de menos de tres semanas y que aún no había sido inscrita en el
registro civil.
Malak al Shaer, esposa de Mamdú, hijo de Omar,
afirma que todos estaban durmiendo cuando tuvo lugar el ataque, tras lo
que recuperó la conciencia entre los escombros. "No podía abrir los ojos
porque estaban llenos de cristales, metralla y arena. Todo mi cuerpo
estaba debajo de los escombros, sólo era visible un pie. Los rescatistas
tal vez tardaron 20 minutos en sacarme", dice.
La mujer sufrió
graves quemaduras, también en la cara, y sufre problemas de visión por
la metralla alojada en los ojos, si bien fue dada de alta a las dos
semanas debido al colapso del sistema sanitario en Gaza a causa de la
ofensiva de Israel. En una de las casas colindantes, propiedad del
periodista Adel Zurub, murieron el reportero y nueve de los 70
desplazados a los que había acogido en su hogar.
El cuarto de
los ataques investigados tuvo lugar en enero contra un edificio de cinco
plantas de la familia Nofal en Tal al Sultán, un barrio al que Israel
pidió a los desplazados que fueran. El bombardeo dejó 18 muertos, entre
ellos diez niños. La enfermera Nidal Nofal, residente en el edificio,
dijo que varios familiares desplazados de Jan Yunis vivían con ella. "El
mapa que enviaron (las fuerzas israelíes) mencionaba específicamente
Tal al Sultán como uno de los barrios seguros", zanja.