BRUSELAS.- El resentimiento crecía el lunes entre los gobiernos europeos por el  plan instigado por Alemania para acabar con la indización salarial,  aumentar la edad de jubilación y fijar límites a las deudas públicas en  las constituciones de los países de la eurozona. 
El viernes pasado, la canciller 
Angela Merkel, apoyada por el presidente francés, 
Nicolas Sarkozy,  presentó a sus socios europeos una propuesta para un "pacto de  competitividad" que desató una fuerte reacción en contra debido tanto a  la falta de consultas previas como a los objetivos escogidos.
Merkel  dejó claro que el acuerdo en estas medidas, que pretende acercar las  políticas económicas europeas a las alemanas, deberá sellarse en marzo  para que ella acepte reforzar el fondo de rescate para los países más  perjudicados por la crisis de la deuda.
"Las negociaciones serán  duras, eso ya está claro. Pero queremos un acuerdo, y todavía hay algo  de tiempo", declaró la canciller en una rueda de prensa tras reunirse el  lunes en Varsovia con el presidente polaco, Bronislaw Komorowski, y con  Sarkozy.
Grecia, que ya está sometida a un duro plan de  austeridad a cambio de un rescate de 110.000 millones de euros concedido  por la UE y el FMI, ha dejado clara su oposición al intento de obligar a  los estados miembros a cambiar su constitución si quieren encontrar  asistencia financiera en el futuro.
"Rechazo categóricamente la  idea de una decisión europea para intervenir en todas las constituciones  nacionales", dijo el viceprimer ministro, Theodoros Pangalos, en una  entrevista en el diario Ta Nea. "La idea de que esto sea una condición  previa para unirse al plan de rescate alemán no me resulta atractiva".
La  cumbre del viernes en Bruselas fue bastante agria, con muchas  acusaciones de unos a otros por sus respectivos errores, según  diplomáticos.
Bélgica, cuyo precario gobierno no puede permitirse  una crisis social, se mostró contrario a acabar con la indización de los  salarios a la inflación. Con este sistema, los sindicatos belgas  aceptaron un recorte salarial el año pasado sin protestar porque la  inflación había caído.
España, Portugal, Luxemburgo y Austria  también tienen subidas salariales ajustadas automáticamente a la subida  de los precios, por lo que todos ellos se oponen a acabar con este  sistema.
A Italia, que tiene el segunda mayor cociente de deuda  respecto al Producto Interior Bruto de la UE después de Grecia, no le  gustó la propuesta de blindar los objetivos de reducción de deuda en las  constituciones. Austria, por su parte, rechaza cualquier intento de  ampliar a toda la UE una edad fija de jubilación o un sistema que  vincule la edad de jubilación con las tendencias demográficas en cada  estado miembro.
Irlanda, el segundo país europeo en ser rescatado y  que depende de la inversión extranjera para ayudarla a recuperarse, no  acepta la propuesta de un mínimo en los impuestos corporativos en la  eurozona.
Un alto cargo de un país del sur de Europa que pidió no  ser identificado dijo que el plan francoalemán afronta cuestiones que  tienen poco o nada que ver con las causas de la crisis en la eurozona.
"Si  tenemos que ponernos de acuerdo en un plan, la primera prueba es: ¿Si  hubiéramos tenido este plan hace cinco años, se habría evitado la  crisis? Un paquete que solo tenga normas fiscales más duras no habría  evitado la crisis en Irlanda, España, Portugal, todos los cuales tenían  unas finanzas públicas muy sólidas", aseguró.
"Algunos países solo  atienden a las finanzas públicas y se olvidan del resto. Tengo la  sensación de que hay demasiado énfasis en la reducción de la deuda",  dijo el alto cargo de un país con una gran deuda pública.
En  un intento de calmar tanto descontento, Merkel y Sarkozy evitaron las  preguntas sobre las objeciones a su iniciativa y dijeron que esperan que  Polonia se sume al "pacto de competitividad", aunque todavía no está en  la eurozona.
Un diplomático europeo dijo que el primer ministro,  Donald Tusk, preguntó directamente a ambos el viernes "si de verdad se  creían que tenían el derecho de tratar a los demás de ese modo".
El  lunes, Merkel dijo que Polonia ya tiene el tipo de límites  constitucionales sobre la deuda que Berlín está intentando extender a  otros países.
"Este pacto, donde hay muchas oportunidades de  reforma, está abierto y nos gustaría ver a nuestros amigos polacos (...)  participar, porque son un país favorable a las reformas con una  tradición de consolidación".
Responsables franceses han dicho que  las medidas incluidas en el pacto están abiertas a negociación, y Merkel  dijo que está esperando recibir propuestas de la Comisión Europea.
Por  su parte, el Banco Central Europeo reforzó su campaña para hacer que  los países que quebranten la disciplina presupuestaria en la eurozona  estén sometidos a sanciones automáticamente. Uno de sus integrantes, el  presidente del influyente Bundesbank, Axel Weber, dijo que las reformas  acordadas al Pacto Europeo de Crecimiento y Estabilidad han hecho  algunas mejoras, pero no han ido lo suficientemente lejos.
Hay  "demasiado espacio para la discreción en la interpretación y en aplicar  las reglas", declaró en un discurso preparado para pronunciarlo en  Tallin.