BRASILIA.- Brasil  condicionó este jueves el desembolso de nuevos recursos al FMI para  ayudar a países en crisis al aumento de su poder en el organismo y al  avance de las iniciativas europeas para resolver la crisis de la deuda,  tras una reunión de la presidenta Dilma Rousseff con la jefa del Fondo,  Christine Lagarde.
"Acordamos poner recursos desde que los europeos tomen sus  iniciativas" contra la crisis, dijo el ministro de Hacienda, Guido  Mantega, en una conferencia de prensa con Lagarde en Brasilia.
La representante del organismo analizó con Rousseff, su ministro de  Hacienda y otras autoridades los "efectos potenciales de contaminación  de esta crisis".
Brasil, la mayor economía de Latinoamérica, "está más inmune y mejor  protegido que otros países de los efectos de la contaminación, de las  consecuencias de la crisis del euro" por "la fuerza de su mercado  interno y por sus buenas políticas macroecónomicas", destacó Lagarde.
La número uno del FMI saludó la intención del gobierno brasileño de  reforzar la institución con nuevos aportes y confirmó el anuncio  formulado más temprano por el organismo acerca de una revisión a la baja  de las perspectivas del crecimiento mundial para este año.
 Las perspectivas "serán revisadas a la baja sin duda", sostuvo Lagarde, sin anticipar ninguna cifra.
Durante el encuentro de este jueves, Mantega reiteró a Lagarde su  disposición "a colaborar con un aporte adicional de recursos" cuando se  avance en las reformas adoptadas para reestructurar ese organismo.
"No tenemos una cuantía definida", declaró Mantega.
"Los BRICS concordaron en hacer un aporte al FMI. Sin embargo eso  está condicionado a la continuación de las reformas en el Fondo, a que  el Fondo haga las reformas de cuotas que ya fueron aceptadas en 2009 y  2010", dijo, en referencia a las cuotas de poder en el seno del  organismo.
El ministro de Hacienda pidió asimismo "la colaboración de otros  países, de Estados Unidos" y aclaró que "los propios países europeos  también tienen que colaborar con más recursos para el Fondo".
Brasil se convirtió en acreedor del FMI por primera vez en 2009, en  medio de una crisis económica internacional, cuando le prestó 10.000  millones de dólares provenientes de sus reservas a cambio de más  derechos de voto en la institución.
El gobierno de Rousseff descartó hace un mes una ayuda directa a los  países europeos en crisis y planteó, en su lugar, una asistencia a  través del FMI.
La propuesta consiste en aumentar su contribución a cambio de mayor  poder de decisión dentro del organismo, en una estrategia en principio  coordinada con las economías emergentes del grupo BRICS (Brasil, Rusia,  India, China y Sudáfrica).
El país sudamericano, con reservas internacionales por 360.000  millones de dólares, espera ubicarse dentro de los diez más influyentes  del Fondo.
Por otro lado, el ministro de Hacienda brasileño insistió en su  pedido a los países europeos para hacer un mayor esfuerzo para resolver  sus problemas de deuda.
"La Unión Europea posee los instrumentos para superar (las  dificultades), pero se está demorando para aplicar esos instrumentos,  por ejemplo, el Banco Central Europeo puede ser un prestamista de última  instancia", sostuvo.
Lagarde, en funciones desde julio, concluyó en Brasil su primera gira  por Latinoamérica en medio de una severa crisis de deuda en la Eurozona  y la difícil situación de Estados Unidos.
La jefa del FMI, que visitó Perú y México antes de llegar a Brasil,  habló sobre la crisis con los presidentes de los tres países y elogió el  desempeño de la economía latinoamericana, que según el Fondo crecerá  4,5% en 2011 y 4% en 2012.
En 2005, Brasil pagó de forma anticipada su deuda con el FMI. La  mayor economía latinoamericana deberá cerrar este año con un crecimiento  del 3,5% tras una expansión de 7,5% en 2010, según proyecciones  oficiales.
En 2012, el gobierno espera que Brasil retome el ritmo de su actividad económica y crezca un 5%.

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