MADRID.- El partido de extrema derecha español Vox duplicó con creces su número de diputados tras las elecciones del domingo, las cuartas en cuatro años, que dejan un parlamento todavía más fragmentado y abren la puerta a complicadas negociaciones para formar gobierno, según la agencia Reuters.
Los
socialistas del presidente en funciones Pedro Sánchez, que habían
convocado la repetición electoral con la esperanza de reforzar el
resultado conseguido en abril, volvieron a ganar, pero con tres escaños
menos que les dejan aún más lejos de la mayoría absoluta, según
mostraron los resultados casi definitivos del Ministerio del Interior.
“Sí
o sí, vamos a conseguir un gobierno progresista”, dijo el líder
socialista, Pedro Sánchez. “Vamos a llamar a todos los partidos ...
salvo a los que trabajan contra la convivencia y a los que siembran el
discurso del odio en España”, añadió Sánchez, en lo que parecía una
alusión al partido de ultraderecha Vox, que obtuvo 52 diputados el
domingo, más del doble que en los comicios de abril.
Sin
mayorías claras ni a un lado ni al otro del arco parlamentario, los
líderes políticos españoles tendrán que ser creativos y negociar con
mayor seriedad esta vez, tragándose en algunos casos el orgullo tras un
alto porcentaje de abstención del 30% que demuestra el hastío del
electorado español.
El escenario más probable que se abre ahora es del
de un gobierno socialista en minoría, aunque la cuestión estriba en
cuáles serían los potenciales aliados de Sánchez y cuánto tiempo podría
resistir un gobierno tan frágil en un parlamento tan fragmentado.
Los
conservadores del Partido Popular (PP) fueron la segunda fuerza más
votada, con una recuperación de más de 20 escaños que al igual que el
meteórico ascenso de Vox se hizo a costa del descalabro de Ciudadanos,
el partido de centroderecha de Albert Rivera que se desplomó de 57 a 10
diputados.
Sin embargo, en el tablero político todavía podrían
darse derivadas en las que el partido naranja, liberal en temas
económicos, podría jugar algún papel, junto con algunos partidos
nacionalistas.
Los comicios del domingo también han abierto paso a
nuevos miembros, como el recién creado Más País de Íñigo Errejón o los
anticapitalistas catalanes de la CUP. También vuelve al Congreso el
grupo nacionalista gallego BNG y se estrena el aragonés Teruel Existe.
AUGE DE LA EXTREMA DERECHA
Durante mucho tiempo, España,
donde mucha gente todavía recuerda la dictadura militar del general
Francisco Franco, fue inmune a la ola nacionalista que se extendió en
los últimos años por otras partes de Europa.
Pero el enfado por
el estancamiento político y los disturbios secesionistas en Cataluña
parecen haber dado alas a la popularidad de Vox.
La líder del
partido de extrema derecha francés, Marine Le Pen, felicitó a Vox en su
cuenta de Twitter, elogiando lo que denominó como un “asombroso
progreso”.
ALIANZAS
Durante
varias décadas tras la muerte de Franco, el poder político osciló entre
los socialistas y los populares hasta la aparición de nuevos partidos,
Vox entre ellos, a raíz de la crisis financiera de la primera década de
este siglo, que puso fin a la hegemonía bipartidista.
El líder
del grupo antiausteridad de izquierda Unidas Podemos dijo que estaba
dispuesto a negociar desde mañana con los socialistas.
Pablo Iglesias,
que intentó sin éxito alcanzar un gobierno de coalición con el PSOE tras
las últimas elecciones instó a la unidad de la izquierda para frenar
el ascenso del populismo de extrema derecha.
“Para lo único que
han servido básicamente estas elecciones es para que la derecha se
refuerce y para que tengamos una de las extremas derechas más poderosas y
fuertes de Europa”, afirmó.
Todas las vías para formar una
mayoría parlamentaria de 176 escaños parecen plagadas de dificultades y
podrían llevar su tiempo.
Una de ellas pasaría porque
el PP se abstuviera para facilitar un gobierno en minoría de Sánchez.
El líder del PP, Pablo Casado, que en el pasado descartó apoyar a
Sánchez a cualquier precio, dejó claro que el resultado de las
elecciones todavía complica más del desbloqueo, pero dijo que esperaría a
ver lo que proponían los socialistas. “Sánchez tiene la pelota en su
tejado, España no puede esperar más”, dijo.
Otra opción sería
reunir a la mayoría de la moción de censura que tumbó al popular Mariano
Rajoy tras el escándalo de corrupción que salpicó al partido
conservador el año pasado y con la que Sánchez entró en La Moncloa.
Pero
eso requeriría que los diputados separatistas catalanes apoyaran a
Sánchez, algo que cuesta concebir en el momento de alta tensión que vive
Cataluña tras la sentencia a los líderes del procés por su papel en un
intento fallido de secesión hace dos años.
“En resumen, las
elecciones han complicado aún más las cosas en cuanto a la formación del
gobierno. Una primera señal a este respecto será la elección del
presidente y de la Mesa del Congreso de los Diputados, que tendrá lugar
el 3 de diciembre”, dijo Antonio Barroso, vicedirector de análisis de la
consultora política Teneo en un informe tras las elecciones del
domingo.
“Los líderes de los partidos políticos se reunirán
entonces con el rey, tras lo cual un candidato a presidente
(probablemente Sánchez) podría ser propuesto al parlamento. La primera
serie de votaciones de confianza podría tener lugar la semana del 16 de
diciembre”, añadió.
El presidente y líder
socialista español Pedro Sánchez ganó las elecciones legislativas de
este domingo con una mayoría menguante, y la extrema derecha de Vox se
instaló como tercera fuerza en un Parlamento que augura un bloqueo
político persistente.
Según resultados casi definitivos, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de Sánchez es el vencedor, sin mayoría absoluta, con 120 escaños de los 350 de la cámara baja.
"Nuestro proyecto político es formar un gobierno estable", aseguró el dirigente socialista ante sus simpatizantes en Madrid.
Los resultados representan no obstante tres asientos y unos 730.000 votos menos que en las legislativas del 28 de abril, cuando el PSOE se impuso también sin mayoría absoluta, con 123 diputados.
La subida más espectacular la protagonizó Vox, que capitalizó la crisis con el separatismo en Cataluña y sumó 52 escaños, más del doble de los 24 obtenidos en abril, según la agencia France Press.
Una gesta "fulgurante", clamó su líder, Santiago Abascal, felicitado por sus correligionarios Matteo Salvini, líder de la ultraderechista Lega italiana, y la francesa Marine Le Pen, de la Agrupación Nacional.
El conservador Partido Popular (PP) subió también con fuerza, de 66 a 87, mientras que Ciudadanos, la formación de centro-derecha liberal, fue pulverizada al caer de 57 diputados a sólo 10.
La izquierda radical de Podemos cedió siete escaños, quedándose en 35, y su escisión Más País entró en la cámara con 3 diputados.
En cualquier caso no hay mayoría absoluta ni para el bloque de derechas (PP, Vox y Ciudadanos) ni para las izquierdas (PSOE, Podemos y Más País), que globalmente superan a los conservadores.
Sánchez "ahora lo tiene mucho más difícil para formar gobierno", advirtió el líder 'popular', Pablo Casado.
El panorama amenaza con prolongar el bloqueo crónico que atenaza la política española desde 2015, cuando la irrupción de Podemos y Ciudadanos puso fin al tradicional bipartidismo PSOE/PP. Desde entonces ha habido cuatro elecciones legislativas.
La de este domingo fue una repetición electoral consecutiva al fracaso de PSOE y Podemos de acordar, durante el verano, un gobierno de coalición que habría sido el primero en estas cuatro décadas de democracia en España.
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, volvió a ofrecer una coalición al PSOE, y Sánchez prometió, sin más detalles, que "[su] empeño es que esta vez sí o sí vamos a conseguir un gobierno progresista".
Antonio Barroso, analista del gabinete londinense Teneo, ve dos opciones para formar gobierno, las dos complicadas.
"Un acuerdo con partidos de izquierda, que requiere la abstención de otros partidos pequeños" en la investidura del presidente del ejecutivo, o una abstención del PP para dejar que Sánchez gobierne en minoría, explica.
Sin embargo, "la competencia entre el PP y Vox le crea un incentivo al PP para no facilitar la formación de un gobierno de izquierda", indica a AFP.
"No es fácil un desbloqueo, pero nadie ahora mismo, creo, en las próximas semanas, tiene en la cabeza repetir la elecciones por tercera vez. Yo creo que es el elemento más importante que impediría repetir las elecciones", añade Oriol Bartomeus, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Una de las dominantes de la campaña fue Cataluña, donde sigue vivo el pulso del separatismo contra el Estado.
La temperatura se disparó con la condena en octubre de nueve líderes independentistas a penas de prisión de entre 9 y 13 años de cárcel, por su papel en el fracasado intento de secesión de 2017.
La sentencia dio paso a una semana de disturbios en Cataluña, que llenó las televisiones de imágenes de barricadas ardiendo y cargas policiales, y dejó un saldo de unos 600 heridos.
El principal beneficiado de la crisis catalana fue Vox, un partido que propugna "soluciones drásticas": suspender la autonomía catalana, ilegalizar a los partidos soberanistas, y detener al presidente de la región, Quim Torra.
Los partidos separatistas también sacaron músculo, ya que las tres listas que se presentaron sumaron 23 diputados de 48 en juego, uno más que en abril.
Sánchez no dejó de acusar a PP y Ciudadanos de tener un discurso "colonizado" por Vox, gracias al cual gobiernan las regiones de Andalucía y Madrid, y la alcaldía de la capital española.
Durante la campaña, Sánchez cumplió una de sus promesas realizadas al poco de llegar al poder en junio de 2018: exhumar los restos del dictador Francisco Franco del mausoleo donde fueron colocados tras su fallecimiento en 1975.
Poco se habló en cambio de economía, pese a los recientes indicadores que apuntan a una ralentización en la cuarta potencia del euro.
Sánchez logra una ajustada victoria en España y la extrema derecha se dispara
Según resultados casi definitivos, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de Sánchez es el vencedor, sin mayoría absoluta, con 120 escaños de los 350 de la cámara baja.
"Nuestro proyecto político es formar un gobierno estable", aseguró el dirigente socialista ante sus simpatizantes en Madrid.
Los resultados representan no obstante tres asientos y unos 730.000 votos menos que en las legislativas del 28 de abril, cuando el PSOE se impuso también sin mayoría absoluta, con 123 diputados.
La subida más espectacular la protagonizó Vox, que capitalizó la crisis con el separatismo en Cataluña y sumó 52 escaños, más del doble de los 24 obtenidos en abril, según la agencia France Press.
Una gesta "fulgurante", clamó su líder, Santiago Abascal, felicitado por sus correligionarios Matteo Salvini, líder de la ultraderechista Lega italiana, y la francesa Marine Le Pen, de la Agrupación Nacional.
El conservador Partido Popular (PP) subió también con fuerza, de 66 a 87, mientras que Ciudadanos, la formación de centro-derecha liberal, fue pulverizada al caer de 57 diputados a sólo 10.
La izquierda radical de Podemos cedió siete escaños, quedándose en 35, y su escisión Más País entró en la cámara con 3 diputados.
En cualquier caso no hay mayoría absoluta ni para el bloque de derechas (PP, Vox y Ciudadanos) ni para las izquierdas (PSOE, Podemos y Más País), que globalmente superan a los conservadores.
Sánchez "ahora lo tiene mucho más difícil para formar gobierno", advirtió el líder 'popular', Pablo Casado.
El panorama amenaza con prolongar el bloqueo crónico que atenaza la política española desde 2015, cuando la irrupción de Podemos y Ciudadanos puso fin al tradicional bipartidismo PSOE/PP. Desde entonces ha habido cuatro elecciones legislativas.
La de este domingo fue una repetición electoral consecutiva al fracaso de PSOE y Podemos de acordar, durante el verano, un gobierno de coalición que habría sido el primero en estas cuatro décadas de democracia en España.
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, volvió a ofrecer una coalición al PSOE, y Sánchez prometió, sin más detalles, que "[su] empeño es que esta vez sí o sí vamos a conseguir un gobierno progresista".
Antonio Barroso, analista del gabinete londinense Teneo, ve dos opciones para formar gobierno, las dos complicadas.
"Un acuerdo con partidos de izquierda, que requiere la abstención de otros partidos pequeños" en la investidura del presidente del ejecutivo, o una abstención del PP para dejar que Sánchez gobierne en minoría, explica.
Sin embargo, "la competencia entre el PP y Vox le crea un incentivo al PP para no facilitar la formación de un gobierno de izquierda", indica a AFP.
"No es fácil un desbloqueo, pero nadie ahora mismo, creo, en las próximas semanas, tiene en la cabeza repetir la elecciones por tercera vez. Yo creo que es el elemento más importante que impediría repetir las elecciones", añade Oriol Bartomeus, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Una de las dominantes de la campaña fue Cataluña, donde sigue vivo el pulso del separatismo contra el Estado.
La temperatura se disparó con la condena en octubre de nueve líderes independentistas a penas de prisión de entre 9 y 13 años de cárcel, por su papel en el fracasado intento de secesión de 2017.
La sentencia dio paso a una semana de disturbios en Cataluña, que llenó las televisiones de imágenes de barricadas ardiendo y cargas policiales, y dejó un saldo de unos 600 heridos.
El principal beneficiado de la crisis catalana fue Vox, un partido que propugna "soluciones drásticas": suspender la autonomía catalana, ilegalizar a los partidos soberanistas, y detener al presidente de la región, Quim Torra.
Los partidos separatistas también sacaron músculo, ya que las tres listas que se presentaron sumaron 23 diputados de 48 en juego, uno más que en abril.
Sánchez no dejó de acusar a PP y Ciudadanos de tener un discurso "colonizado" por Vox, gracias al cual gobiernan las regiones de Andalucía y Madrid, y la alcaldía de la capital española.
Durante la campaña, Sánchez cumplió una de sus promesas realizadas al poco de llegar al poder en junio de 2018: exhumar los restos del dictador Francisco Franco del mausoleo donde fueron colocados tras su fallecimiento en 1975.
Poco se habló en cambio de economía, pese a los recientes indicadores que apuntan a una ralentización en la cuarta potencia del euro.