BRUSELAS.- La Comisión Europea estima que la economía de la eurozona se contraerá entre un 5% y un 10% este año como consecuencia de las medidas de confinamiento adoptadas para detener la propagación del coronavirus y defiende una respuesta "ambiciosa y firme" que evite un incremento de las divergencias en el bloque.
Así
lo han asegurado el vicepresidente económico del Ejecutivo comunitario,
Valdis Dombrovskis, y el comisario de economía, Paolo Gentiloni, ante
la comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo, en la que
también han avanzado que presentarán este martes normas que permitan a la banca expandir el crédito a hogares y empresas.
Bruselas revisará sus previsiones económicas el próximo jueves, 7 de mayo, y estas irán en línea con el último cálculo del Fondo Monetario Internacional (FMI), que prevé una caída del PIB de la zona euro del 7,5% para este año.
Dombrovkis ha advertido de la "incertidumbre" que todavía rodea el horizonte económico,
puesto que la contracción del PIB de la eurozona dependerá "en gran
medida" de la duración del confinamiento decretado y la recuperación
posterior a medida que se levantan "gradualmente" las restricciones a la
libertad de movimientos.
Sin embargo, el comisario Gentiloni ha asegurado que es "inevitable" una "profunda recesión" en la eurozona que será incluso "peor que la de la crisis financiera".
El problema, a juicio del italiano, es que el 'shock' es "simétrico y
externo", pero golpeará a unos socios europeos más que a otros tanto en
términos de PIB como de destrucción de empleo.
Esto,
unido a que hay países que tienen menos margen para adoptar estímulos
masivos, "pone en riesgo" el funcionamiento del mercado único, han
advertido tanto Dombrovskis como Gentiloni, que defienden en
consecuencia la necesidad de poner en marcha un plan de recuperación
"ambicioso y fuerte".
La Comisión Europea sigue trabajando en los detalles de este fondo de recuperación, que estará vinculado al Marco Financiero Plurianual (MFF)
para el periodo 2021-2027. La intención de Bruselas es que este plan
movilice alrededor de 1,5 billones en inversiones y que parte de esta
cifra se financie a través de emisión de deuda europea.
Sin
embargo, ni Dombrovskis ni Gentiloni han querido dar detalles sobre
cuánto dinero pretende el Ejecutivo comunitario captar en los mercados
ni tampoco sobre cuánta parte se dirigirá a los países en forma de
préstamos y cuánta en forma de subvenciones no reembolsables, como pide
España.
"Todavía estamos trabajando en las modalidades exactas de financiación.
Cuestiones como cuánto dinero vendrá del aumento en el techo de
recursos propios o los porcentajes en subvenciones o en préstamos
todavía las estamos estudiando", ha zanjado el vicepresidente económico
de la Comisión.
En cualquier caso, el letón ha remarcado que la emisión de bonos de recuperación por parte de la Comisión Europea no supone la mutualización de la deuda
ya existente. Dombrovskis ha indicado que los Estados miembros están de
acuerdo con esta solución y han pedido a Bruselas que trabaje en ella.
Por
otro lado, el máximo responsable económico del Ejecutivo comunitario ha
confirmado que una de las ideas para construir el fondo de recuperación
pasa por reforzar el presupuesto de la eurozona (BICC, por sus siglas en inglés), la herramienta presupuestaria recientemente creada por los países de la moneda única.
El mejor escenario de Bloomberg Economics para la eurozona este año es una reducción del 8% en el producto interno bruto. Un peor resultado sería una segunda ola de infecciones que conduciría a restricciones más estrictas y un impacto de aproximadamente 10%.
También está la situación cada vez más preocupante en la que los gobiernos no actúan con la fuerza suficiente de manera oportuna, por lo que la economía queda con cicatrices graves durante más tiempo, y eso amenaza con convertir una crisis de salud pública en una crisis de deuda soberana.
El mejor escenario de Bloomberg Economics para la eurozona este año es una reducción del 8% en el producto interno bruto. Un peor resultado sería una segunda ola de infecciones que conduciría a restricciones más estrictas y un impacto de aproximadamente 10%.
También está la situación cada vez más preocupante en la que los gobiernos no actúan con la fuerza suficiente de manera oportuna, por lo que la economía queda con cicatrices graves durante más tiempo, y eso amenaza con convertir una crisis de salud pública en una crisis de deuda soberana.