BRUSELAS.- El euro, uno de los logros más
tangibles de la Unión Europea (UE), cumple mañana 20 años después de
superar una grave crisis que no le ha impedido mantenerse como segunda
moneda de reserva mundial pese a los desequilibrios y endeudamientos de
muchos países miembros.
La moneda común de los 19
países miembros de la Unión Europea (UE) que integran la eurozona y el
primer gran paso para la integración política europea ha tenido un
comportamiento irregular a lo largo de estas dos décadas.
Los primeros años de funcionamiento supusieron una etapa
de sólido crecimiento económico, que alcanzó su cenit en 2008, cuando
la crisis financiera originada en Estados Unidos revitalizó la divisa
europea como valor refugio frente al dólar.
Este
periodo positivo se prolongó hasta finales de 2009, cuando el euro se
debilitó a causa de la crisis de deuda soberana de países como Irlanda,
Grecia, Portugal, Chipre y España, que tuvieron que ser rescatados a
cambio de políticas de austeridad presupuestaria.
Estos duros ajustes económicos dejaron secuelas como la precariedad
laboral o la ausencia de inversiones públicas, aspectos que debilitaron
el Estado de bienestar y distanciaron a muchos ciudadanos de la idea de
integración europea.
El Banco Central Europeo (BCE),
con sede de Francfort (Alemania), tuvo que reducir los tipos de interés
hasta el mínimo histórico del 0,05 % y lanzar la compra de activos a los
bancos para frenar el coste del endeudamiento de los países en apuros.
En este tiempo, el tipo cambiario ha sufrido notables fluctuaciones con
respecto a la evolución del euro con el dólar estadounidense.
La moneda europea se estrenó en 1999 a un cambio de 1,16 dólares. Desde
entonces ha oscilado entre su mínimo histórico, 0,82 dólares en octubre
de 2000, y su punto más alto en julio de 2008, cuando se situó en los
1,60 dólares.
En su última cotización, en diciembre de 2018, se cambió por 1,13 dólares.
Los antecedentes del euro se remontan a la constitución del Sistema
Monetario Europeo (SME) en 1979, con la creación de la unidad de cuenta
europea (ecu) como divisa supranacional para garantizar la estabilidad
de los tipos de cambio de los países miembros.
Sin
embargo, no fue hasta 1990 cuando el entonces presidente de la Comisión
Europea, el francés Jacques Delors, propuso la Unión Económica y
Monetaria.
Dos años después, el Tratado de Maastricht
fijó los criterios de convergencia: contención de la inflación, rebaja
del déficit público y mantenimiento de la deuda pública por debajo del
60 por ciento del PIB.
La designación de la
denominación euro se adoptó en la cumbre de jefes de Estado y de
Gobierno de 1995, y la aprobación de la introducción del euro para once
de los quince países en el Parlamento y el Consejo Europeos en 1998.
"El euro era una consecuencia lógica y necesaria del mercado único.
Facilita los desplazamientos, el comercio y las transacciones en la zona
euro y más allá", afirmó el actual presidente del BCE, Mario Draghi, a
propósito de las dos décadas de la moneda única, según un comunicado.
El euro, introducido como moneda financiera el 1 de enero de 1999,
coexistió con las monedas nacionales de estos países hasta que fueron
retiradas de la circulación.
Hasta la fecha, diecinueve países han adoptado el euro como su moneda de cambio.
Alemania, Austria, Bélgica, España, Finlandia, Francia, Grecia,
Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos y Portugal fueron los doce
países de la UE que pusieron oficialmente en circulación el euro el 1 de
enero de 2002.
Posteriormente se unieron Eslovenia
(2007), Malta y Chipre (2008), Eslovaquia (2009), Estonia (2011),
Letonia (2014) y Lituania (2015).
España, que se
incorporó al euro en la primera fase, ha registrado avances en el PIB
por habitante y también en la convergencia real con el resto de
economías de la eurozona.
A pesar de todas sus
dificultades, la moneda única ha superado las predicciones más críticas
después de dos décadas de su entrada en vigor.
"El
euro y la estrecha cooperación económica que necesita han evolucionado a
lo largo de los tiempos, lo que ha permitido superar las dificultades",
dijo para resumir 20 años de moneda única el presidente del Eurogrupo,
Mario Centeno.
El portugués, no obstante, advirtió de
que "el trabajo aún no ha terminado" y "requiere esfuerzos permanentes
de reforma, sea la coyuntura económica favorable o desfavorable".
La economía de la eurozona cerró 2017 con un incremento del 2,5 %, el
mayor avance del PIB desde el estallido de la crisis, aunque las
proyecciones apuntan a una ligera desaceleración debido en parte a la
anunciada retirada de los estímulos monetarios excepcionales.
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