NUEVA YORK.- James Dao, el editor del diario 'New York Times’ que se encargó de
publicar una carta anónima el miércoles que afirmaba que un grupo de
altos cargos de la Casa Blanca trabajan conjuntamente para limitar los
daños de la presidencia de Donald Trump, afirmó que el lenguaje
utilizado en la misma podría revelar su identidad.
Se da la paradoja que
el propio diario debido a su particular estructura de mando, donde la
separación entre opinión e información es total, podría obtener la
exclusiva de identificar al autor del polémico escrito.
En New York Times tanto la sección de opinión como de
información trabajan por separado, no hay comunicación entre los
directores de ambas áreas y solo responden ante el editor. Por tanto
sería posible que la sección de información publicara quién está detrás
del artículo sobre la conjura interna en la Casa Blanca contra Trump. De
hecho no sería la primera vez, ya sucedió algo parecido el pasado junio
con el testimonio anónimo de un inmigrante irregular salvadoreño.
El editor del New York Times, en una entrevista para el
podcast que produce diariamente su propio periódico, confirmó este
jueves que no cambió las palabras del artículo, y admitió que es posible
que algunas características lingüísticas podrían “revelarlo todo”.
El periodista afirmó conocer la identidad del autor de la carta y
estar completamente seguro de su veracidad, aunque se negó a dar
cualquier tipo de detalle sobre cómo contactaba con él ni cuándo se
iniciaron las conversaciones que llevaron a la publicación del texto.
Caza de brujas en la Casa Blanca
El presidente de EEUU, Donald Trump, encabeza una febril campaña para desenmascarar al autor del artículo anónimo publicado en The New York Times,
que una veintena de asesores del mandatario han negado haber escrito.
Uno tras otro, los miembros del gabinete y consejeros de Trump
difundieron comunicados en los que negaban haber redactado la tribuna
firmada por un “alto funcionario del Gobierno estadounidense” y que
describía una campaña de “resistencia” al presidente por parte de varios
miembros del Ejecutivo.
Trump, que ya ventiló el miércoles su ira por lo que considera una
“traición”, guardó este jueves silencio sobre el tema, y únicamente
emitió un tuit en el que acusó a “la izquierda” y a los medios de
comunicación de haberse “vuelto locos”, sin mencionar el artículo.
Sin
embargo, el presidente pidió que le imprimieran y trajeran a su despacho
cada comunicado de los miembros de su gabinete y su equipo según se
iban publicando, informó la cadena televisiva CNN.
El primero en llegar fue el del vicepresidente de EEUU, Mike Pence,
que había encabezado las especulaciones debido a su gusto por la palabra
“lodestar” (“estrella polar” o “inspiración”), de uso muy poco común y
que aparecía hacia el final de la tribuna. “El vicepresidente pone su
nombre en sus artículos de opinión”, afirmó en un tuit Jarrod Agen, el
director de Comunicación de Pence.
El propio vicepresidente opinó después, en declaraciones a los
periodistas desde Orlando (Florida), que el autor de la columna “debería
renunciar”, tal y como exigió el miércoles la portavoz de la Casa
Blanca, Sarah Huckabee Sanders.
El director nacional de Inteligencia de EEUU, Dan Coats, y el
secretario de Estado, Mike Pompeo, no tardaron en seguir el ejemplo de
Pence, y a media tarde, más de 20 funcionarios se habían desvinculado
del texto, ya fuera directamente o mediante sus portavoces.
Entre ellos estaban los secretarios de Defensa, James Mattis;
Justicia, Jeff Sessions; Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen; Tesoro,
Steven Mnuchin; y Comercio, Wilbur Ross; además del asesor económico de
Trump Kevin Hassett; su consejero de Seguridad Nacional, John Bolton; y
el abogado jefe de la Casa Blanca, Don McGahn.
En la lista hubo una ausencia notable: la del jefe de gabinete de la
Casa Blanca, John Kelly, quien esta semana sí refutó públicamente el
contenido del libro de Bob Woodward, pero que el jueves guardó silencio,
como también hicieron la hija y asesora de Trump, Ivanka, y su esposo
Jared Kushner, aunque pocos en Washington sospechan de ellos.
Hasta la primera dama, Melania Trump, se pronunció sobre el escándalo
para instar al funcionario en cuestión a “defender públicamente sus
palabras”.
“Al autor del artículo de opinión: Usted no está protegiendo
este país, usted está saboteándolo con sus acciones cobardes”, dijo
Melania Trump en un comunicado.
La reacción más extrema la tuvo Sarah Sanders, portavoz de la Casa
Blanca, quien publicó en Twitter el número de teléfono de la sección
editorial del diario The New York Times -la única que conoce la
identidad del funcionario-, y animó a los estadounidenses a llamarles
para exigir que desvelen quién es la fuente.
“Si quieren saber quién es
este cobarde perdedor, llamen al despacho de opinión del fracasado NYT
(New York Times). Ellos son los únicos cómplices de este acto
fraudulento”, sentenció Sanders.
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