BUENOS AIRES.- La Hidrovía Paraná-Paraguay es la ruta fluvial por la que pasa el 75 %
del comercio exterior de Argentina y está sufriendo una bajante
histórica como consecuencia del cambio climático.Es por ello que
agrupaciones ecologistas buscan mayor participación en la licitación que
Argentina está por llamar para que se realicen nuevas obras que sumen
capacidad de transporte a menor costo, también con impacto ambiental.
Se
trata de un proyecto de ingeniería en el corredor natural de transporte
fluvial de 3.400 kilómetros de largo, a través de los ríos Paraná y
Paraguay, que permite el ingreso y egreso dentro del continente de
barcos y barcazas de los agroexportadores e industrias extractivas y
automotriz y la navegación entre los puertos de Argentina, Brasil,
Bolivia Paraguay y Uruguay.
Argentina comparte con Paraguay el último tramo, en el cual el trecho central, el río Paraná es sólo de Argentina.
El
año 2020 estuvo marcado por la fuerte caída en el nivel del río Paraná,
según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, que condicionó el
transporte fluvial de las barcazas y la capacidad de carga de los 21
puertos despachantes.
Según ese informe, en mayo pasado el nivel
del agua en la localidad de Rosario descendió hasta 0,08 metros, un
mínimo desde diciembre de 1971. Además, la altura del agua promedió 0,5
metros ese mes, 3,18 metros por debajo del nivel promedio desde 1995.
Y
por segundo año consecutivo, la bajante del río fue tan grande que dejó
a la vista la malla protectora superior del túnel subfluvial que une
las provincias de Entre Ríos y Santa Fe, inaugurado en 1969.
A
nivel regional, la Hidrovía Paraná-Paraguay es parte del sistema hídrico
Cuenca del Plata, de más de 3 millones de kilómetros cuadrados, una de
las reservas hídricas más importantes del globo, dentro de la
jurisdicción de aquellos cinco países.
Las bajantes que sufren los
ríos tienen su origen en el proceso de deforestación que se está dando
en la Amazonia y en el Gran Pantanal y en el sistema de humedales de los
ríos Paraná y Paraguay, que es el sistema de humedales más grande y
vivo del mundo, dijo Jorge Daneri, miembro de la Asociación
Argentina de Abogados Ambientalistas (AAAA).
"Hay trabajos
científicos que hablan de los ríos voladores, que vienen de la Amazonia a
través de las lluvias y que todo este proceso de deforestación de la
selva amazónica hace que en la Cuenca del Plata haya el impacto de
disminución gigantesca de lluvias y grandes bajantes", agregó Daneri.
En
este contexto, el Gobierno argentino ha dicho que llamará en los
próximos 20 días a licitación internacional para cambiar al operador que
hará la ampliación, dragado y mantenimiento de la hidrovía en el río
Paraná.
Para los usuarios privados, es un proyecto de relevancia
para el futuro económico del país al bajar los costos del transporte,
que puede contemplar medidas para mitigar el impacto ambiental de las
obras, en una ruta que desde la década del 90 ya permitió ampliar la
producción agrícola de 40 a 120 millones de toneladas.
Para los
ambientalistas, es la oportunidad de discutir la cuestión ambiental,
bajo el concepto que los barcos se adapten a los ríos y no los ríos a
los barcos.
La AAAA hizo un pedido de información pública el 5 de
febrero pasado al Ministerio de Ambiente para conocer la intervención de
esa cartera en la conformación de los pliegos para la licitación.
Para
la AAAA, Ambiente tiene que redactar los términos de referencia en las
cuestiones ambientales de la licitación. Y tiene que hacer una
evaluación ambiental estratégica en conjunto con las provincias de todas
las obras.
El Gobierno de Alberto Fernández, que asumió en
diciembre de 2019, ha centrado el proceso de licitación en el Ministerio
de Transporte, el cual invitó el 22 de febrero próximo a la primera
reunión del Consejo de la Hidrovía al Ministerio de Ambiente y
organizaciones no gubernamentales ambientalistas, entre otras entidades,
para realizar un informe sobre el estado actual.
Pero la AAAA
apuesta a que el Gobierno conforme un comité de cuenca de los ríos
Paraná y Paraguay, según lo exige la legislación argentina, que analice
la crisis pesquera, el impacto del cambio climático, la preservación de
los humedales y los indicadores de contaminación del agua.
"El río más grande de Argentina no lo tiene", dijo Daneri.
Para
Daneri, los factores climáticos no son naturales, sino que están
promovidos por el proceso antrópico, mega deforestación y simplificación
del uso de la tierra, concentración de la propiedad de la tierra, el
proceso de expulsión de los pequeños y medianos productores, el
reemplazo de la selva de los bosques y montes por proyectos productivos.
El
modelo productivo extractivista lo comparten todos los países de la
cuenca, advirtió Daneri, pero particularmente la Amazonia, que es un
regulador de la temperatura del planeta, tiene un impacto climático muy
grande sobre el sur de América del Sur.
Hacia adelante se prevén
más eventos climáticos y más extremos, como sequías e inundaciones, lo
que va a requerir acciones coordinadas entre los distintos países de la
cuenca, dijo a Efe Pablo Bereciartua, miembro de Global Water
Partnership.
"En esta cuenca, que es tan significativa y abarca
parcialmente a cinco países, esta variabilidad climática ha tenido y
tendrá impactos muy significativos para la economía y el ambiente,
porque es un área muy extensa donde se toman decisiones de manera
descentralizada, lo cual es razonable porque son distintas soberanías",
explicó Bereciartua.
"Esa decisión, en su conjunto, puede tender a
amplificar los impactos de la variabilidad del clima y los extremos
climáticos que se dan con mayor frecuencia", agregó.