LA PAZ.- Choques en las calles con
saldo de una treintena de heridos y bloqueos de rutas tuvieron lugar
este lunes en Bolivia, al inicio de la segunda semana de protestas
contra el cuestionado escrutinio electoral que dio al presidente Evo
Morales a un cuarto mandato al hilo.
"Tenemos una treintena de
heridos, hay gente herida grave en el hospital que está siendo operada,
una herida de bala, otra con arma punzocortante, también tiene heridas
graves", dijo el secretario de Salud de la Gobernación de Santa Cruz, el
bastión opositor en el oriente del país, Oscar Urenda.
También hubo enfrentamientos con saldo de algunos heridos
en otras ciudades como Cochabamba (centro) y La Paz, donde el candidato
opositor Carlos Mesa encabezó una masiva concentración en la que
proclamó que continuará impulsando protestas hasta anular la reelección
de Morales o que lo metan preso.
"Vamos a seguir adelante con las
movilizaciones democráticas y pacíficas", dijo Mesa en el mitin opositor
en una autopista del sur de La Paz. "O a la cárcel o a la presidencia",
expresó.
"La comunidad internacional ha visto que lo que hemos
vivido el 20 de octubre ha sido un vulgar fraude" electoral, agregó ante
sus seguidores.
De su lado, el vicepresidente boliviano, Álvaro
García Linera, endilgó a Mesa los hechos violentos: ocurren "por
decisión de un solo hombre, angurriento (de poder), mentiroso y falaz".
"Él
(Mesa) es el responsable, él es el culpable" de la violencia, por no
aceptar su derrota en las urnas, insistió García Linera, reelegido junto
a Morales.
Morales, en el poder desde 2006, asegura que las
protestas forman parte de un plan de golpe de Estado contra su victoria
en las urnas para el periodo 2020-2025.
Los opositores desconocen
el escrutinio por estimar que hubo fraude y, además de protestar, se
preguntan si Bolivia avanza hacia un régimen autoritario y aislado
internacionalmente, como el de Nicolás Maduro en Venezuela.
En
Cochabamba, que también cumplía un paro con cortes de vías, se
registraron incidentes que dejaron cuatro heridos, según el diario local
Opinión.
En La Paz hubo bloqueo parcial de calles y choques
entre opositores y mineros oficialistas llegados desde fuera de la
ciudad y que hacían detonar pequeños cartuchos de dinamita, causando
temor entre la población.
Un hombre resultó lesionado, según
imágenes de medios locales, tras ser golpeado por los oficialistas. Solo
en el centro de La Paz, donde se asienta la mayoría de las oficinas
públicas y privadas, hubo relativa normalidad.
Hasta el momento,
las barriadas populares de las zonas altas de La Paz no se han
involucrado en el conflicto, que ha encontrado su máxima expresión en
Santa Cruz bajo la conducción del comité cívico regional liderado por la
derecha radical.
En otras ciudades, también hubo paros y bloqueos
de vías, como en Potosí (suroeste), Sucre (sureste), Tarija (extremo
sur) y Trinidad (noreste).
Frente
a la arremetida de la oposición, Morales denunció que "distintos
sectores sociales (...) se preparan para hacer un golpe de Estado" esta
semana.
Morales, de 60 años, recibió el apoyo de un poderoso
sindicato de campesinos oficialista, que comenzó el lunes a bloquear las
carreteras "en rechazo del golpe de Estado, en defensa de la democracia
y en defensa del voto indígena".
Estados Unidos expresó el
domingo su preocupación por las "irregularidades" en el escrutinio en
Bolivia y llamó a celebrar un balotaje entre Morales y Mesa.
"Hacemos un llamado a Bolivia para restaurar la integridad
electoral procediendo a una segunda vuelta en elecciones libres,
justas, transparentes y creíbles entre los dos principales ganadores",
tuiteó el jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo.
Para
zanjar la crisis, Morales propuso una auditoría electoral por parte de
la misión de observadores de la OEA, la ONU y la Unión Europea,
organismos que se avienen a la realización de un balotaje.
Mientras,
una influyente plataforma que articula los comités cívicos regionales
(Conade), que respalda a Mesa, pidió la anulación de las elecciones,
además de la formación de un nuevo tribunal electoral, "esta vez
imparcial".
La capital de Bolivia, La Paz, amaneció el lunes con sus calles
bloqueadas y comercios cerrados en un paro convocado por la oposición en
protesta por los resultados electorales que dieron hace una semana una
nueva reelección al presidente Evo Morales.
La nación andina vive manifestaciones desde que el 20 de octubre el
Tribunal Supremo Electoral (TSE) suspendió abruptamente la publicación
de un recuento de votos que mostró que Morales debería medirse a su
principal rival, el expresidente Carlos Mesa, en una segunda vuelta el
15 de diciembre.
Al reanudarse el recuento de votos un día
después se produjo un cambio de tendencia en favor del mandatario y el
recuento final, divulgado el 25 de octubre, mostró que Morales, de
Movimiento Al Socialismo (MAS), obtuvo el 47,08% frente al 36,51% de
Mesa, de la agrupación Comunidad Ciudadana.
“Morales se
equivocó”, dijo Mesa en una manifestación en el sur de la ciudad el
domingo por la tarde. “No sé dio cuenta que la sociedad boliviana está
fermentando esta voluntad democrática desde el 21 de febrero del 2016”,
agregó Mesa refiriéndose a la fecha en que un referéndum rechazó
reformar la Constitución para permitirle a Morales buscar otro
quinquenio de gobierno.
Un fallo judicial a finales de 2017, sin embargo, le dio luz verde a Morales para ser candidato.
Bolivia “entera esta levantada hasta que Morales reconozca el fraude y
vayamos a un proceso electoral”, dijo Mesa, que convocó al paro del
lunes.
Las calles de la ciudad, de un millón de habitantes
estaban semi vacías, los comercios cerrados, mientras que las oficinas
de la Alcaldía de La Paz, en manos de la oposición, no abrieron, así
como tampoco los colegios, con pocos buses y taxis circulando.
En
el sur, donde habitan mayoritariamente ciudadanos de clase media, se
veían bloqueos viales con autos, palos y cuerdas. Un escenario similar
ocurría en las barriadas más humildes del norte de la ciudad, según
testigos.
Otras ciudades del país como Santa Cruz, centro agrícola e industrial de Bolivia, está en paro desde el miércoles pasado.
“Estamos
exigiendo que nuestro voto se respete”, dijo Marta Colque, de 32 años,
que cuida niños en una guardería. El presidente Morales “quiere salirse
con su capricho (...) quedarse eternamente” en el cargo, agregó Colque
parada en un bloqueo vial en el centro de La Paz.
Morales ha dicho que si una auditoría de la votación de la
Organización de Estados Americanos (OEA) encuentra irregularidades,
convocará a una segunda vuelta, pero también ha advertido que sus
seguidores de zonas rurales podrían cercar las ciudades en caso de que
continúen las protestas.
Morales, de 60 años y quien
ganó su primera elección en 2006, tiene previsto un acto llamado
“encuentro por el triunfo de la democracia” y que se realizará en El Alto, una ciudad satélite al norte de La Paz.
“Impresiona
la velocidad con la que están ocurriendo las cosas. Desde el viernes
hasta el día de hoy son escenarios diferentes”, dijo el analista Marcelo
Arequipa, profesor de ciencias políticas en la Universidad Católica San
Pablo, en La Paz.