WASHINGTON.- El presidente estadounidense, Donald 
Trump, admitió hoy la posibilidad de alargar las negociaciones 
comerciales con China más allá de la fecha límite del 1 de marzo, y 
aseguró que aún espera reunirse con su homólogo chino, Xi Jinping, "en 
algún momento", probablemente después de esa fecha.
"Si
 llegamos a un punto en el que estamos cerca de un acuerdo real y 
podemos lograrlo, veo posible que deje pasar (la fecha límite) durante 
un poco más. Pero en general no me inclino" a hacerlo, declaró Trump a 
la prensa durante una reunión con su gabinete en la Casa Blanca.
EEUU y China celebrarán esta semana en Pekín una nueva 
ronda de negociaciones para tratar de contener la guerra comercial en la
 que se implicaron el año pasado como consecuencia de la agenda 
proteccionista de Trump, quien ha criticado duramente las políticas 
comerciales del gigante asiático.
Tras su reunión de 
diciembre con Xi en Buenos Aires, Trump aseguró que, si no alcanzaba un 
acuerdo con China antes del 1 de marzo, elevaría del 10 % actual al 25 %
 los aranceles que aplica a las importaciones chinas por valor de 
200.000 millones de dólares.
Se esperaba que las 
negociaciones se cerraran en una nueva reunión entre Trump y Xi, pero el
 mandatario estadounidense descartó la semana pasada la posibilidad de 
verse con su homólogo chino antes de la fecha límite del 1 de marzo.
"En
 algún momento, espero reunirme con Xi, al que respeto mucho, y cerrar 
las partes del acuerdo que los otros (negociadores) no puedan", confirmó
 hoy Trump, aunque sin poner fecha a ese posible encuentro que, según 
informes de la prensa, quiere celebrar en su club privado de Mar-a-Lago 
(Florida).
"Estaré contento de todas formas", tanto si se llega a un acuerdo como si no, subrayó el presidente.
Desde
 el 1 de diciembre, Pekín ha adoptado medidas de buena voluntad como la 
bajada de aranceles a los vehículos importados de EEUU, la reanudación 
de la compra de soja o la presentación de un proyecto de ley para 
prohibir la transferencia forzada de tecnología.
Pero,
 como condición para no recrudecer sus aranceles a China, que afectan 
desde textiles y alimentos hasta a combustibles, Washington quiere 
también que Pekín se comprometa a cambios estructurales en su economía 
para, entre otras cosas, proteger la propiedad intelectual de las 
empresas estadounidenses.

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