PARÍS.- La iniciativa 'Belt and Road', conocida como la nueva ruta de la seda, 
impulsará en 117.000 millones de dólares (103.722 millones de euros) 
este año los intercambios comerciales entre China y los más de 80 países
 participantes, lo que permitirá elevar en una décima el crecimiento de 
la economía global en 2019, según señala Solunion a partir de un informe
 elaborado por su accionista Euler Hermes.
Según el estudio, las exportaciones 
chinas a los socios comerciales de esta iniciativa aumentarán en 2019 en
 56.000 millones de dólares (49.650 millones de euros), frente al 
crecimiento de 76.000 millones de dólares (67.386 millones de euros) en 
2018.
Entre los principales destinos de las ventas 
chinas al exterior se encuentran Corea del Sur, los países miembros de 
la zona  ASEAN (Tailandia, Indonesia, Malasia, Singapur y Filipinas), 
India y Rusia.
Por su parte, las importaciones chinas desde los países 
de la nueva ruta de la seda aumentarán este año en 61.000 millones de 
dólares (54.092 millones de euros), después de incrementarse en 81.000 
millones de dólares (71.825 millones de euros) el año pasado.
En
 este sentido, los autores del informe apuestan por que Corea del Sur 
probablemente será el principal beneficiado gracias, en gran medida, al 
aumento de la clase media china y a las mejores relaciones políticas 
entre ambos países. Además, la ASEAN y la India se beneficiarán del 
desarrollo de la cadena de suministro de China.
"Esperamos
 que los mercados de la ASEAN y de Europa del Este sean los potenciales 
beneficiarios de la nueva ruta de la seda", señaló Mahamoud Islam, 
economista senior de Euler Hermes, apuntando que estas dos regiones 
incluyen países que son lo suficientemente grandes como para llamar la 
atención de los inversores y el crecimiento económico en estos mercados 
es generalmente más fuerte que en otras regiones, además de contar con 
un entorno empresarial relativamente mejor, lo que tranquilizaría al 
inversor.
"Pero la  posibilidad de que todo esto se 
lleve a cabo, implica un ejercicio de fe a largo plazo sobre China que 
solo determinados países, financieras privadas y empresas fuera de 
China, están listos para asumir", añadió el economista.

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