El estudio se basa en los datos aportados
por los Estados miembros de la UE y otros países y es un «paso» para
entender cómo funcionan esas redes y cuáles son sus capacidades básicas,
indicó Europol.
En España operan redes integradas por nacionales de países
del Este, así como belgo-neerlandesas, de los Bálticos, rumanas o
polacas, entre otras.
«Cada una de las 821 redes criminales más amenazantes identificadas
es única. Varían significativamente en términos de composición,
estructura, actividad criminal, control territorial, duración en el
tiempo, tipos de cooperación y una variedad de otras dimensiones»,
indica el documento. Sin embargo hay unas características comunes que
las convierten en especialmente «amenazantes», empezando por su infiltración en el sistema legal, que hacen que una red sea «omnipresente y destructiva».
De hecho, más del 80 % de las redes delictivas activas en la UE hacen
un uso indebido de las estructuras empresariales legales (LBS según sus
siglas en inglés) para sus actividades delictivas.
Los datos muestran que esas estructuras están infiltradas o son
utilizadas por redes criminales «en casi todos los sectores, incluidos
el turismo, el reciclaje, el bienestar y las asociaciones deportivas,
así como en actividades minoristas y culturales».
Tres sectores se ven particularmente afectados por la infiltración o el abuso delictivo: la construcción, la hostelería y la logística, es decir, empresas de transporte y de importación y exportación.
Otra de las características de las organizaciones más peligrosas es
su «agilidad» para «infiltrarse de manera extensa» y la aplicación de
estrategias que les permiten perdurar en el tiempo.
Además, «no tienen fronteras», su alcance es internacional así como
los miembros que las integran, aunque a menudo limitan su actividad
delictiva a una región o a un número limitado de países.
Sobre cómo se dirigen, Europol explica que aunque se suele observar
un fuerte liderazgo cercano a las operaciones, también es posible
mantener el control de manera remota.
Tienden a especializarse en un negocio principal y operan con un amplio grado de independencia.
En cuanto a su actividad, la mitad de estas organizaciones están involucradas en el tráfico de drogas como negocio principal aunque también se dedican al fraude, a delitos relacionados con la propiedad, el tráfico de migrantes y de personas. El blanqueo del dinero se realiza sobre todo a través del sector inmobiliario (así ocurre en el 41 % de los casos).
Otras técnicas comunes de lavado de dinero incluyen inversiones en
bienes de alto valor como oro y artículos de lujo (27 %), el uso de
negocios con uso intensivo de efectivo, por ejemplo en el sector
hotelero (20 %) y el uso de criptomonedas (10%).
Como ejemplo, el informe cita el caso de un empresario italiano de
origen argentino afincado en Marbella que utiliza sus empresas para
ocultar actividades tanto de tráfico de drogas como de blanqueo de
capitales.
Entre las que dirige figura una que importadora de plátanos de Ecuador a la
UE y posee además centros deportivos en Marbella, centros comerciales en
Granada y múltiples bares y restaurantes.Un cómplice suyo albanés,
afincado en Ecuador, se encarga de la importación de cocaína de Colombia
a Ecuador y su posterior distribución a la UE.
Según Europol, las empresas frutícolas ecuatorianas son utilizadas como fachada para estas actividades criminales. Aunque no todas las redes utilizan violencia y corrupción,
hacerlo aumenta su nivel de amenaza. Hay otros elementos para entender
mejor su funcionamiento pero que no necesariamente las hacen más
peligrosas, empezando por su estructura.
La mayoría están organizadas de manera jerárquica, y aunque un
liderazgo fuerte es importante, no está necesariamente vinculado a
individuos específicos y en algunos casos es reemplazable (por herencia,
delegación o reorganización) y continúa incluso después de la condena.
En cuanto a las nacionalidades de los miembros, el informe apunta a
la «gran variedad» existente y subraya que, además del objetivo criminal
común, «las redes criminales se forman y persisten debido a una fuerte
cohesión social», algo que también sirve para atraer a los jóvenes.
A la hora de combatirlas, indica Europol, se deben examinar «no sólo
las principales actividades delictivas, sino también las actividades de
apoyo y subsidiarias que permitan y apoyen a las redes y les permitan
durar largos períodos», así como la necesidad de «cooperación
internacional e inter-regional»