La consultora North Africa Risk Consulting (NARCO) emplea este
término que se usa para definir proyectos costosos o inútiles tras
analizar una iniciativa que cuenta con el respaldo expreso del rey
Mohamed VI y que atravesaría once países para unir Nigeria con Marruecos
y en última instancia con España y cuyo coste se estima en unos 25.000
millones de dólares.
De acuerdo con la Oficina Nacional de
Hidrocarburos y Minas marroquí (ONHYM), el gasoducto tendrá una
capacidad de 30.000 millones de metros cúbicos anuales, de los que
Marruecos terminaría exportando hasta 18.000 millones cada año hacia
Europa con la idea en mente de convertirse en un 'hub' energético.
Además, Rabat esgrime también el argumento de que el proyecto
brindaría acceso a energía a 400 millones de africanos --la suma de la
población de los trece países que atravesaría-- el gasoducto.
Sin embargo, según NARCO, esta cifra incluye los 168 millones de
habitantes de Nigeria, el país de origen del gas y donde el suministro
está por tanto garantizado, y da por hecho que ninguno de los países
tiene electrificado su territorio, por lo que estima que en última
instancia la cifra real de beneficiarios rondaría unos 40 millones de
personas, el 10% de la cifra planteada.
La consultora también
desmonta en su análisis la capacidad del gasoducto, partiendo de la
premisa de que las reservas de gas de Nigeria están en declive --su
producción ha caído un 60% en las dos últimas décadas-- y subrayando que
cada uno de los países por los que pasaría se cobrarían en especie una
parte del flujo.
Suponiendo que cada uno de los once países
'cobrara' un 5% del volumen --Túnez se queda con un 5% del gas de
Argelia con destino a Italia y Marruecos se quedaba con el 7% del gas
argelino que se dirigía a España--, solo alrededor de unos 15.000
millones de metros cúbicos llegarían en última instancia a Marruecos.
Las previsiones son que el reino alauí necesite 3.000 millones de
metros cúbicos para 2040 para cubrir sus necesidades de generación
energética, eso dejaría solo 12.000 de los 30.000 millones de metros
cúbicos iniciales para poder exportar a Europa, destaca la consultora.
En comparación, resalta, Argelia exporta a través de Italia y España un
volumen de 44.000 millones de metros cúbicos al año.
Por otra parte, otro de los factores que hacen de este proyecto un
"elefante blanco", a juicio de NARCO, es el tiempo que se tardará en
recuperar la inversión realizada.
Así, lo compara con el Gasoducto
África Occidental (WAGP, por sus siglas en inglés) que transporta 5.000
millones de metros cúbicos desde Nigeria hasta Togo, Benín y Ghana y
cubre 680 kilómetros. Este gasoducto costó 900 millones de dólares,
según el Banco Mundial, un 52% más del presupuesto inicial.
Teniendo en cuenta que la previsión es que el GAA cueste 25.000 millones
de dólares, el precio final podría estar en torno a los 38.000
millones, lo que lo convertiría en uno de los gasoductos más caros,
advierte NARCO, en un análisis al que ha tenido acceso Europa Press.
Por lo que se refiere a la recuperación de su coste, la consultora
recurre al ejemplo de Medgaz, el gasoducto que envía gas a España desde
Argelia 10.000 millones de metros cúbicos y que costó 1.400 millones de
dólares.
Aunque se completó en 2009, no empezó a generar beneficios
hasta 2021. Teniendo en cuenta que el GGA podría suministrar alrededor
del mismo volumen que el Medgaz a Europa, NARCO calcula que la inversión
tardaría 288 años en recuperarse.
Pero si la inversión no va a generar un rédito económico importante
ni a beneficiar a un gran número de personas, ¿por qué insiste Marruecos
en seguir adelante con el plan? En opinión de Geoff Porter, analista
geopolítico y energético experto en el norte de África y autor del
informe, en Palacio les gustan los proyectos "vanidosos" que ayuden a
"presentar a la monarquía como 'grandes pensadores' e 'innovadores'".
Igual que con el proyecto NEOM del príncipe heredero saudí Mohamed
bin Salman, que arquitectos e ingenieros decían que no tenía ningún
sentido pero el círculo cercano del hombre fuerte en el reino "temía
decirle que el proyecto no iba a funcionar", también en Marruecos ocurre
lo mismo, apunta Porter.
En su opinión, tanto la directora de
la ONHYM, Amina Benkhadra, como la ministra de Transición Energética,
Leila Benali, "saben que el proyecto es una locura, pero no tienen otra
opción que promocionarlo".
"Construir infraestructuras es una manera de
demostrar y afirmar soberanía", subraya este experto.
En este caso, la apuesta marroquí "no tiene nada
que ver con el gasoducto, sino con crear 'hechos sobre el terreno' que
hagan irreversibles las reivindicaciones de soberanía marroquíes sobre
el Sáhara Occidental", subraya Porter, que recuerda que Benali anunció
recientemente que Dajla serviría de hub en el proyecto.
Por otra parte, el gasoducto hay que enmarcarlo en la histórica
rivalidad entre Marruecos y la vecina Argelia, ya que es un "competidor
directo" del Gasoducto Transahariano (TSGP) que Argel quiere construir,
también desde Nigeria, pasando por Níger.
A juicio de Porter, el
proyecto argelino es "más factible" ya que solo tendría que cruzar dos
países y solo uno de ellos, Níger, se quedaría con una parte del volumen
antes de continuar hacia Europa.
Además, añade, el gasoducto
argelino será terrestre, "lo cual es infinitamente más fácil de
construir que un gasoducto por el fondo del mar", solo tendrá una
extensión de unos 1.000 kilómetros y a priori solo necesitaría una nueva
estación de compresión para bombear el gas a través de Níger.
En cuanto a los riesgos de seguridad --en Níger están activos grupos
yihadistas-- Porter incide en que estará enterrado y "los únicos puntos
vulnerables" sería las estaciones de compresión, que pueden protegerse,
así que en su opinión los temores en este sentido son exagerados.
La ventaja de Marruecos está en el marketing. El reino alauí está
vendiendo el GAA como "más que un gasoducto", como "una inversión en el
desarrollo económico y la estabilidad" en una región, África Occidental,
particularmente convulsa por su vecindad con el Sahel, destaca Porter,
incidiendo en que también 'venden' que invertir en ello ayudará a
"reducir los factores que empujan a migrar de forma ilegal a Europa".
En este sentido, no descarta que Rabat pueda terminar consiguiendo
fondos europeos para sufragar este proyecto, algo que no cree que ocurra
en el caso de la iniciativa argelina, ya que Argelia no está
presentando el TSGP como "una panacea para el desarrollo económico".
Además, incide Porter, "Argelia no está pidiendo ayuda y tiene el dinero
para construir el gasoducto mañana mismo".
"Ese no es el problema, el
problema son las relaciones con Níger y si Nigeria realmente tiene gas"
para exportarlo, puntualiza.