El BCE aseguró que los tipos de interés
están en valores que, mantenidos durante un periodo suficientemente
largo, contribuirán «de forma sustancial» a alcanzar su objetivo de una
inflación a medio plazo.
Además, destacó que sus futuras decisiones se
basarán en su valoración de las perspectivas de inflación, la dinámica
de la subyacente -aquella que excluye los precios de la energía y los
alimentos frescos por ser más volátiles- y la transmisión de su política
monetaria a la economía.
Junto con su política monetaria, el BCE revisó a la baja sus perspectivas de inflación
y ahora considera que se situará en el 2,3 % en 2024, alcanzará el
objetivo del 2 % en 2025 y llegará al 1,9 % en 2026.
En el caso del crecimiento económico,
también rebajó su proyección hasta el 0,6 % en 2024, con una actividad
moderada a corto plazo que se recuperará hasta crecer un 1,5 % en 2025 y
un 1,6 % en 2026.
El BCE decidió mantener el precio del dinero en el 4,5 % en un
contexto en el que la inflación continúa reduciéndose en la eurozona,
mientras que la economía evitó la recesión técnica al
final del 2023.
Concretamente, la inflación se redujo dos décimas en
febrero, hasta el 2,6 %, mientras que la subyacente cayó en la misma
medida hasta el 3,1 %, según los datos de la oficina de estadística
comunitaria Eurostat.
Al mismo tiempo, el PIB de la zona del euro se
estancó en el cuarto trimestre del 2023, con una tasa de crecimiento del
0 %, tras el descenso del 0,1 % observado entre julio y septiembre de
ese mismo año.
Los tipos de interés de la eurozona se encuentran en su nivel más alto desde 2001
después de que el BCE los subiera de forma ininterrumpida en diez
ocasiones desde julio de 2022 hasta septiembre de 2023, con aumentos que
han oscilado entre los 25 y los 75 puntos básicos.
A este ciclo de
subida del precio del dinero el organismo puso freno el pasado 26 de
octubre, cuando los mantuvo por primera vez en el 4,5 %.
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