TOKIO.- El desánimo de las
empresas niponas ante el fortalecido yen, el frenazo de China o el
último giro monetario del Banco de Japón (BoJ) quedó hoy reflejado en
unos datos trimestrales que sembraron nuevas dudas sobre el "Abenomics" y
tumbaron a la Bolsa de Tokio.
La publicación a primera hora del informe Tankan, que sirve de
termómetro para las perspectivas del sector privado a lo largo de los
tres últimos meses, deparó una desagradable sorpresa a inversores y
economistas, que esperaban horizontes algo más halagüeños.
El dato, que refleja la diferencia entre el número de compañías que
estiman que las condiciones de negocio son positivas y el de las que
consideran que son negativas, fue de 6 puntos (la mitad que en
diciembre) para el sector manufacturero y de 22 (tres menos que hace
tres meses) para el no manufacturero.
Más reveladores resultaron las cifras del informe sobre perspectivas
de demanda foránea, que apuntaron hacia un exceso de inventarios en el
futuro próximo y mostraron su peor nivel desde marzo de 2013.
Es decir, la demanda de productos japoneses en el extranjero -minada
por la ralentización en China y los emergentes- muestra ahora menor
volumen que cuando el BoJ activó hace tres años su gigantesco programa
de estímulo, punta de lanza del "Abenomics", el programa de reforma
económica del primer ministro, Shinzo Abe.
Por otra parte, el fortalecimiento del yen ante las principales
divisas, alentado en parte por las políticas monetarias del Banco
Central Europeo (BCE) o las turbulencias que ha generado el colapso de
los precios de las materias primas, ha empezado a atemorizar a los
grandes exportadores japoneses.
El Tankan reflejó que éstos prevén ya un descenso medio del 3,5 por
ciento en sus beneficios brutos para el ejercicio fiscal que concluyó
ayer mismo, lo que supone la primera perspectiva negativa en este
terreno en cuatro años.
A esto se unen los pronósticos que sitúan este año la cotización
máxima del dólar -que desde agosto se ha abaratado un 10 por ciento con
respecto a la divisa nipona- por debajo de los 118 yenes, lo que podría
emborronar aún más las hojas de resultados de las grandes corporaciones
del archipiélago.
Todo esto hace temer que el ciclo de rentabilidad empresarial, que ha
propulsado a los mercados nipones de renta variable y sostenido al
"Abenomics" desde 2013, pueda empezar a encarar el principio del fin.
La Bolsa de Tokio tembló hoy al ver los nubarrones y el selectivo
Nikkei se dejó un 3,55 por ciento, cerrando en su mínimo nivel en un
mes.
El ministro nipón de Finanzas, Taro Aso, insistió en mantener una
visión optimista y habló de la persistencia de las "buenas perspectivas"
empresariales pese a que la existencia de una "cierta cautela" ante la
coyuntura actual.
No parece indicar lo mismo el Tankan, que mostró una reducción (del
0,9 por ciento de media) de la inversión que espera hacer el sector
privado en plantas o equipos a lo largo del recién estrenado ejercicio.
En ese sentido, las empresas no parecen confiar en los efectos de las
tasas interbancarias negativas que el BoJ activó por primera vez en su
historia el pasado febrero con intención de potenciar el crédito.
En todo caso, sin inversión de capital y a falta de subidas
salariales que incentiven el consumo, el panorama se le complica al
"Abenomics".
Por ello, dicen los analistas, no sería raro que el parqué nipón
empiece a reclamar medidas adicionales y más contundentes en el terreno
monetario y un posible adelanto del paquete de estímulo fiscal anunciado
por el Gobierno para el próximo otoño.
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