LONDRES.- Luego
de más de cinco horas de reunión con su Gabinete, la primera ministra
de Gran Bretaña, Theresa May, salió de su oficina y en menos de cinco
minutos anunció que consiguió el respaldo para su acuerdo sobre el
brexit.
Pero
no había alegría en su voz. De hecho sus palabras y el tono de estas
solo demostraron lo difícil que fue aunar criterios y dieron la
sensación de que el logro tuvo algún costo. Se avecinan más batallas.
"La elección que tenemos ante nosotros es clara: este acuerdo", declaró,
"o abandonar sin acuerdo o sin brexit en absoluto".
"Sé
que habrá días difíciles", advirtió. "Esta es una decisión que se
someterá a un escrutinio intenso y es totalmente comprensible".
Mencionó
que fue una decisión "colectiva", una elección cuidadosa de palabras
que implica ausencia de unanimidad. Algunos creyentes partidarios del
brexit en su dividido Gabinete podrían decidir que deben renunciar a
modo de protesta y seguir los pasos de sus colegas David Davis y Boris
Johnson.
“Pero
si puedo terminar simplemente diciendo esto: creo que lo que le debo a
este país es tomar decisiones que sean de interés nacional y creo
firmemente en mi cabeza y mi corazón que esta es una decisión que
favorece los mejores intereses de todo nuestro Reino Unido".
Y con eso, dio media vuelta y regresó al N°10 de Downing Street.
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