LA PAZ.- Siete
años de investigación y dos viajes a Bolivia ha necesitado el
periodista español Ander Izagirre para relatar la historia de Alicia,
una niña minera de Potosí, y explicar la problemática de los menores que
trabajan en la mina.
Alicia
vive en un entorno en el que los niños entran a la mina para ayudar a
la supervivencia de sus familias, en el que está vigente un modelo de
explotación laboral del que nadie se acuerda y que Izagirre, en su libro
"Potosí", denuncia para que no haya más como ella sin su país de las
maravillas.
El
periodista español, que presentó su libro (editorial El Cuervo) anoche
en un acto celebrado en el Centro Cultural de España de La Paz, reconoce
"estar nervioso" a la par que "ansioso" por conocer las impresiones de
los bolivianos.
"Mi
afán en el libro era explicar de la manera mejor por qué una niña de 12
años tenía que empezar a trabajar en la mina. Es la pregunta que
sostiene el libro", explica a Efe el periodista vasco.
Mediante
la historia de esta niña, el autor busca reflejar "todo un sistema que
hay alrededor, de saqueo histórico de un país, de violencia en un
entorno familiar. Me parecía que una sola historia podía explicar muchas
ramas de lo que sucede en Potosí", agrega jovial.
Izagirre
se imagina su obra "como una manera de sacar el debate, de hablar de
esto", aunque reconoce que es complicado que "un libro pueda cambiar una
situación social de arriba abajo".
"Potosí es una manera de mantener vivo un relato de una injusticia", apunta.
Alicia,
explica Izagirre, se convirtió en protagonista "por su visión crítica",
ya que fue la única que le preguntó "qué pretendía con ese trabajo".
"El primer contacto con esta niña vi que había una persona muy interesante que rompía todos los esquemas", resume.
El
libro se editó el año pasado con la editorial Libros del K.O. en
España, recibió el Premio Euskadi de Literatura 2017 y fue seleccionado
por el diario The New York Times en español como uno de los mejores
libros de no ficción.
Tras
su paso por La Paz, Izagirre se dirige a Chile para promocionar su
libro mientras se prepara ya la edición en Reino Unido, cuya traducción
está dejando divertidas anécdotas para trasladar al inglés los insultos
de los mineros bolivianos.
"El
hombre me decía: ¿cómo traduzco al inglés: mono culeao, cara de chuño
que te saco la puta? Entonces me lo pregunta y yo no tengo ni idea de
cómo ayudarle. Está sudando tinta para traducirlo al inglés", cuenta
entre risas.
Izagirre
destaca "el gran trato" que le han profesado ambas editoriales, El
Cuervo y Libros del K.O., y lamenta la situación en la que esta última
se encuentra por el secuestro en España de "Fariña", una obra que narra
la historia del narcotráfico en Galicia.
"El
caso de 'Fariña' me parece impresionante que se pueda secuestrar un
libro por una denuncia por esos detalles; visto desde fuera no tiene ni
pies ni cabeza que se secuestre", critica.
Una denuncia de una persona que aparece en el libro derivó en una orden judicial para impedir la venta.
El
autor subraya que se trata de "una decisión judicial que hay que
respetar", pero que le resulta "muy llamativo que coincida con esta ola
de represión a cualquier expresión muy celosa de la ley, buscando
siempre la manera de silenciar un discurso".
Antes
de poner rumbo a Chile, Izagirre pasará por Potosí para volver a ver a
los protagonistas de su obra, con quienes mantiene contacto cuando
puede, y reconoce que aunque "no es un viaje de trabajo", acabará por
encontrar "alguna historia".
Siete
años después de aquel primer viaje, el cronista apunta que "Bolivia
tiene un imán especial", por lo que no descarta volver al país en otro
momento de su vida.
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