TOKIO.- Aunque
parezca curioso, el empresario Testuro Sogo eligió una región montañosa
de Japón, lejos del mar, para dedicarse a la cría de salmones, el
pescado más apreciado para los tradicionales sushis.
En Saitama, una ciudad situada al norte de Tokio, un cardumen de salmones grises se agita en un gran estanque lleno de agua.
Vestido de traje, Sogo observa muy serio a los pequeños peces como si vigilara a sus propios hijos.
En
la empresa emergente FRD Japan, respaldada por una gran compañía
japonesa, el treintañero prueba una nueva técnica de cría que le
permitirá, según espera, producir salmones de forma rentable para que
los japoneses puedan consumir pescado cultivado localmente.
"Podremos producir fácilmente salmón de calidad en cualquier sitio", asegura.
El consumo de salmón se disparó a nivel mundial desde los años 1980, sobre todo en Estados Unidos, Rusia, Europa y Japón.
Para
satisfacer esa demanda, la cría de salmones ha ido sustituyendo poco a
poco la pesca, con Noruega y Chile al frente de la acuicultura mundial.
Esa
actividad se practica principalmente en granjas instaladas en el mar,
pero, como en Japón las aguas son demasiado cálidas para el salmón en
verano, Sogo tuvo la idea de dedicarse a la acuicultura terrestre.
Para
ello tuvo que superar varios obstáculos, entre ellos la necesidad de
consumir mucha agua y energía para mantener limpios los estanques, lo
cual encarece el coste de producción.
"Teníamos
que desarrollar una nueva técnica para producir más salmones" sin
recurrir a maquinaria que consume mucha energía, explica Sogo.
La
empresa añade sal de mar artificial al agua dulce, lo cual le permite
instalar una granja en cualquier lugar, siempre y cuando disponga de una
fuente de agua no salada. Y, en una etapa crucial, concibió un
procedimiento de limpieza del agua que utiliza una bacteria para
descomponer el ácido nítrico producido indirectamente por los peces.
"Si logramos ser rentables, seremos los primeros en conseguir este tipo de cría de salmones", dice Sogo.
En
caso de éxito, ese procedimiento podría permitirle a Japón reducir su
dependencia de las importaciones, ya que solamente el pescado de
acuicultura, tratado y vigilado para evitar las enfermedades, se come
crudo.
El archipiélago importó en 2016 cerca de los dos tercios de salmón que consumió ese año, según las estadísticas oficiales.
Sogo
espera que su empresa se convierta pronto en un productor importante y
que pueda incluso exportar su tecnología. "La demanda en el resto de
Asia crecerá seguramente de forma más pronunciada que en el mercado
japonés", vaticina.
Tras
un periodo de pruebas el año pasado, en el que la empresa logró
producir una tonelada de salmón, FRD prevé abrir una granja piloto más
importante antes del mes de julio, en la que espera obtener 30 toneladas
al año.
De
aquí a 2020, Sogo quiere lanzar una granja de tamaño comercial con una
capacidad de producción de 1.500 toneladas de salmón anuales.
Su empresa no es la única que se interesa por la cría de salmón en granjas terrestres.
En
Imizu, una ciudad del centro de Japón, una granja comenzó en 2015 a
cultivar "sakura-masu", un pescado famoso por su color rosa y
considerado como un producto de lujo. Esa empresa utiliza sin embargo
las técnicas tradicionales y apenas puede producir 15 toneladas al año.
"Aumentaremos
la producción cuando hayamos resuelto nuestro problema de capacidad, ya
que hay una fuerte demanda de este pescado muy sabroso en la región de
Tokio", explica Tetsuya Murashita, responsable del municipio encargado
del proyecto.
El
grupo especializado en productos del mar Maruha Nichiro también
construyó una granja de acuicultura el año pasado para criar la misma
variedad de salmón.
También existen proyectos de granjas terrestres de salmones en otros países como China, Canadá y Estados Unidos.
En
Japón, la acuicultura representaba en 2015 cerca de un cuarto de la
producción nacional de pescado, y casi todas las granjas se encuentran
en el mar.
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