SEÚL.- Hace tres años, en pleno
periodo de tensiones nucleares, Park Yong-man tuvo que cerrar su fábrica
textil en la zona industrial de Kaesong, situada en Corea del Norte, y
ahora espera que la cumbre de la semana que viene entre Donald Trump y
Kim Jong Un en Vietnam sirva para reabrirla.
Su fábrica, que tenía
300 obreros norcoreanos, era una de las 125 compañías surcoreanas en la
zona industrial de Kaesong, situada en territorio norcoreano, a diez
kilómetros de la frontera.
Hasta su cierre en 2016, la zona era un lugar de
cooperación entre las dos Coreas y permitía a Corea del Norte ingresar
centenares de millones de dólares.
Pero Corea del Sur la cerró
tras el cuarto ensayo nuclear norcoreano y los disparos de misiles
norcoreanos, asegurando que Kaesong servía para financiar sus programas
militares prohibidos.
A pesar de nuevas sanciones internacionales
contra el Norte, que de momento han impedido reabrir la zona, el
acercamiento en curso da esperanzas a Park Yong-man.
"Empieza mi
cuarto año de terror", explica Park, que apenas sobrevive tras
el cierre de su fábrica, donde tenía una mano de obra cualificada y
barata.
Las empresas surcoreanas pagaban al gobierno norcoreano 70
dólares mensuales por trabajador, que a su vez solo recibían una
pequeña parte de esa suma, según los opositores a este sistema.
Park explica haber visitado 13 países para encontrar el lugar ideal para sus negocios. "La respuesta fue Kaesong", asegura.
Ahora
tiene dos fábricas, en China y Vietnam, y una pequeña cadena de
producción en el subterráneo de su oficina en Seúl, donde se estaban fabricando 2.000 uniformes para una cementera saudita.
Un
estudio del año pasado de la federación coreana de pequeñas y medianas
empresas revela que el 96% de las empresas surcoreanas que trabajaban en
Kaesong quieren volver.
En la cumbre de septiembre entre el líder
norcoreano Kim Jong Un y el presidente surcoreano Moon Jae-in, la
normalización de la situación de Kaesong fue una de las cuestiones
principales y Kim dijo estar dispuesto a reabrir la zona "sin ninguna
condición previa".
Por su parte Moon, firme partidario del
diálogo, dijo que la cooperación económica intercoreana es una
"bendición". Pero desde las sanciones contra Pyongyang, reforzadas en
2016, el proyecto no avanza.
"Por el momento reabrir la zona
industrial de Kaesong es difícil", dijo Kim Kwang-gil, un abogado del
gobierno surcoreano que estuvo en la Kaesong 2004 y 2013.
Las nuevas medidas incluyen la prohibición de abrir empresas conjuntas con Pyongyang y operar en el país.
Las
sanciones de la ONU prohíben las exportaciones textiles de Corea del
Norte, un sector que era justamente el más importante en Kaesong.
Por su parte Estados Unidos prohíben comerciar con mercancías fabricadas con mano de obra norcoreana.
Las
sanciones prohíben además transferir sumas importantes en Corea del
Norte. Remunerar a los norcoreanos en dólares estadounidenses, como se
hacía antes del cierre, está prohibido por las sanciones
estadounidenses.
Según la prensa, Washington estudia flexibilizar las sanciones a cambios de medidas de desnuclearización significativa de Kim.
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