PARÍS.- La
OCDE se inquieta por la ralentización del ritmo de reformas en los
últimos años y considera que hay que aprovechar la mejora de la
coyuntura económica para relanzar los cambios estructurales y combatir
así las crecientes desigualdades.
En
su informe "Apuesta por el crecimiento" publicado coincidiendo con la
reunión de ministros de Finanzas del G20 en Buenos Aires, la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)
advierte de que "existen escasos indicios de que el ritmo de las
reformas vaya a recuperarse de forma inminente".
Constata
que en 2017 el porcentaje de medidas adoptadas sobre las
recomendaciones que hace a los países volvió a reducirse con respecto a
los dos ejercicios precedentes, que ya habían marcado una caída.
Cita
el caso de algunos países que sí llevaron a cabo "reformas importantes"
el pasado año, en concreto Francia y su nuevo código laboral, Japón y
la mejora en el acceso a las guarderías, Argentina y su reforma fiscal, o
la creación en India de un impuesto sobre bienes y servicios.
Para
la organización, hay que sacar partido de que el ritmo de crecimiento
económico vuelva a ser similar al que había antes de la crisis (para
2018 prevé que será de casi el 4 % a escala global) para llevar a cabo
"reformas estructurales".
Sobre
todo porque aunque el descenso de las tasas de desempleo se han
acelerado en los últimos meses, eso "no se ha traducido aún en un
incremento salarial importante de carácter general" después del
estancamiento del nivel de vida sufrido por "un importante porcentaje de
la población en muchos países de la OCDE".
Por
eso, pide que los responsables políticos "encuentren vías para superar
la resistencia política observada ante reformas que pretenden salvar
obstáculos de sobra conocidos y sienten las bases para que sus economías
aprovechen al máximo la transformación digital en curso".
Una
de sus principales recomendaciones es aumentar las competencias de las
personas en tecnologías digitales y, a más largo plazo, cambiar los
sistemas educativos para que los trabajadores adquieran las competencias
necesarias en este terreno, y eso incluye facilitar el acceso a la
formación a los grupos más desfavorecidos.
Otro
problema identificado es el de "la creciente brecha de productividad"
entre las empresas punteras y otras más rezagadas, menguadas en sus
capacidades para invertir en nuevas tecnologías.
Para
aumentar los incentivos a la inversión, su consejo es reducir las
barreras en la regulación y los obstáculos a la inversión extranjera
directa.
Sobre
esos puntos, señala que persisten barreras de carácter administrativo o
regulatorio para entrar en el sector servicios en Francia, Alemania y
España; y persisten los obstáculos importantes a la inversión extranjera
en México, Indonesia o Rusia.
En
el terreno de la fiscalidad, la OCDE apuesta por ampliar la base
imponible mediante la eliminación de vacíos legales, en particular "los
que benefician principalmente a las personas con altos niveles de renta o
grandes patrimonios".
También
por reducir los tipos impositivos en las rentas fácilmente trasladables
como las de trabajo o de capital, y en paralelo aumentar la presión
fiscal con el impuesto de sucesiones o sobre los bienes inmuebles.
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