En Argentina todos saben, todos comentan, como roban sus
gobernantes. Y da igual. Los que sustituyan a los actuales, también
robarán. Como en las repúblicas bananeras. Aunque cuando aterrizas en
Buenos Aires te imaginas el Madrid de los años sesenta. Edificios
emblemáticos, muy sucios porque allí no hay política municipal que
obligue a adecentar las fachadas a sus propietarios. Como no hay
normativa que evite que los autos contaminen y arreglen los escapes.
En
Argentina, que ahora volverá a entrar en el llamado default, los
gobernantes de este siglo, la asaltacunas de Cristina Fernández y antes
su marido, el fallecido Ernesto Kirchner, han robado y robado mientras
han sido elegidos y reelegidos. En Calafate poseen un chalé, una
mansión, donde construyeron una llamada "cueva", que es una bóveda
similar a las que utilizan los bancos para guardar dinero a gran escala.
Porque la actual presidenta de Argentina necesita una cueva donde
guarda miles de millones de divisas, de lingotes de oro, y metales raros
que se lleva de comisión de las empresas mineras que explotan
yacimientos en su país.
En
Argentina todos saben, todos comentan como robaban la plata y utilizaba
el avión presidencial para transportar en sacas los millones de
millones de divisas a su mansión de Calafate. Lo ha declarado la amante
del expresidente Ernesto Kirchner. Lo han declarado muchos testigos pero
como los jueces son nombrados por los políticos, pues ningún juez se
atreve. Ni se atreverá.
En
Argentina todos saben que tras las elecciones, gane quien gane,
seguirán robando. Y las elecciones las manejan a su antojo gracias a los
millones de votantes cautivos. Esos que reciben ayudas sociales. Son
millones de pobres argentinos que confían su documento nacional de
identidad al intendente local, aquí les llamamos alcaldes, para que
tramitan mensualmente las ayudas sin necesidad de molestar al votante.
El intendente luego utiliza esos millones de DNI's para votar a quien le
convenga, claro.
En
Argentina todos creen que viven en un país moderno, democrático, cuando
en realidad se trata de una república bananera del siglo XXI, donde los
altos cargos son nombrados por haber sido amantes de la presidenta. En
Argentina esos chismes no se ocultan. Todos saben los líos de la
Cristina con sus cachorros. Y claro, para robar mil millones de pesos,
debe permitir que sus cachorros roben otros mil millones.
Unos
cachorros, como el joven ministro de economía Axel Kicillof, cerebro de
la expropiación de YPF a Repsol hace dos años, que ha vuelto a
fracasar. El bocazas de Kicillof insultaba a los tenedores de fondos con
los que luego pretendía negociar. Como su amada Cristina, que anuncia
que no se plegará y envía a su joven cachorro a que haga el ridículo en
Estados Unidos.
(*) Periodista y editor de www.muyconfidencial.com
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