LONDRES.- Estamos en 2023. Los mejores investigadores de fármacos de Reino Unido 
están haciendo las maletas ante la disminución de los ensayos clínicos, 
convirtiendo a una nación reconocida como líder mundial en la 
investigación farmacéutica en un país que se dirige hacia el futuro en 
el carril lento. 
Este es el peor de los escenarios esbozados por algunos científicos y
 expertos de la industria a raíz del Brexit, ya que, según ellos, podría
 privar al país de su papel de líder europeo en la investigación de 
medicamentos en su fase inicial, diseñando y acogiendo ensayos 
paneuropeos.     
A Pamela Kearns, profesora de oncología 
pediátrica de la Universidad de Birmingham, le preocupa que, con el 
tiempo, Reino Unido salga perdiendo en el campo de los medicamentos que 
tratan las enfermedades raras y los cánceres infantiles, donde a menudo 
se requiere que haya colaboración en los ensayos y que se recluten 
pacientes en toda Europa.     
“Sería una verdadera desventaja 
para los niños de este país si no formáramos parte de esas redes”, dijo a
 Reuters. “Nos perjudicaría enormemente”.     
La universidad de 
Kearns patrocinó el estudio BEACON neuroblastoma, considerado como un 
modelo de cooperación, y precisamente el tipo de proyecto que podría 
estar en peligro después de la salida de Reino Unido de la UE el viernes
 y del periodo de transición que finaliza el 31 de diciembre de 2020.   
  
El ensayo clínico diseñado por los británicos está probando una
 combinación de medicamentos para abordar un cáncer agresivo poco común 
que afecta a los niños. Está parcialmente financiado por grupos 
europeos, y se está probando en pacientes de todo el continente.     
Kearns
 dice que su equipo, como parte de sus planes de contingencia Brexit, ha
 seleccionado un representante legal dentro de la UE - en Dublín - que 
podría permitirles seguir desempeñando un papel clave en los ensayos, 
así como un distribuidor de la UE para suministrar los medicamentos a 
los pacientes. 
También ha añadido nuevas disposiciones legales a los contratos en 
caso de que Reino Unido deje de estar cubierto por el Reglamento general
 de protección de datos (RGPD) del bloque para el intercambio de datos. 
Sin embargo, todos estos pasos solo pueden servir de ayuda a largo plazo
 si el Reino Unido se mantiene estrechamente alineado con las 
regulaciones de investigación de la UE.     
Bruselas ha decidido 
lanzar un nuevo portal y una base de datos que ayudarán a coordinar el 
diseño, la recopilación de datos y la supervisión de los ensayos 
paneuropeos, un sistema del que Reino Unido probablemente será excluido 
después de que abandone completamente el bloque a finales de 2020.      
Algunos
 ejecutivos de empresas sostienen que los temores de que Reino Unido 
pierda terreno son demasiado pesimistas y que el país podría de hecho 
prosperar con un sistema de desarrollo y aprobación de medicamentos más 
ágil, sin las trabas de los 27 estados de la UE.     
“Si tienes 
una única agencia aprobadora en lugar de 28 personas sentadas alrededor 
de la mesa, probablemente puedas hacer las cosas un poco más rápido”, 
dijo Hugo Fry, directivo en el Reino Unido de la farmacéutica francesa 
Sanofi.      
El dilema entre divergencia o armonización resume la
 principal tensión del Brexit: ¿puede Reino Unido diferenciarse lo 
suficiente como para que la histórica ruptura sea un éxito? ¿Y la 
libertad a la hora de innovar, es más importante que formar parte de un 
grupo más grande?
La preocupación de 
Kearns es compartida por el organismo de la industria farmacéutica 
británica, la ABPI, que advierte sobre la fuga de cerebros de un sector 
que aporta unos 2.700 millones de libras (3.550 millones de dólares) a 
la economía y unos 47.500 empleos. 
“Sin la capacidad de influir en el diseño de los programas de 
investigación, es probable que los principales investigadores salgan del
 Reino Unido o no se trasladen a él, y esta pérdida de investigadores 
reconocidos mundialmente y altamente cualificados socavará drásticamente
 la base de la investigación en el Reino Unido”, dijo.      
Sin 
embargo, no sólo el Reino Unido se enfrenta a riesgos; la Unión Europea 
se arriesga a perder la experiencia de un país que ha representado una 
media del 28% de las solicitudes de ensayos clínicos de la UE en los 
últimos 10 años.     
El Reino Unido lidera en Europa los ensayos 
de fase inicial -fase I y II-, con especial pujanza en la investigación 
del cáncer.     
Los expertos del sector, desde académicos hasta 
ejecutivos, dicen que la mejor manera de limitar el daño potencial en 
ambos lados es que Reino Unido se mantenga estrechamente alineado con 
las normas de la UE para que los investigadores puedan mantener la 
colaboración y evitar la duplicidad de costes y el papeleo de tener dos 
sistemas de regulación separados.      
Sin embargo, la decisión 
de la nación de abandonar el bloque fue impulsada por el deseo de forjar
 su propio camino, establecer sus propias reglas y llegar a sus propios 
acuerdos. Reino Unido ha dicho anteriormente que tratará de alinearse 
con la UE en los ensayos clínicos “cuando sea posible”.      
“Después
 del Brexit, los ensayos clínicos continuarán siendo aprobados a nivel 
nacional, trabajando con estándares internacionales y estamos decididos a
 mantener la posición del Reino Unido como uno de los mejores lugares a 
nivel mundial para llevar a cabo ensayos clínicos”, dijo el Gobierno.   
  
El papel de liderazgo de Reino Unido en el desarrollo de 
fármacos se sustenta en unas alianzas que agrupan a hospitales 
financiados con fondos públicos, universidades de primer nivel como 
Oxford y Cambridge y empresas como AstraZeneca y GSK.         
Sin embargo, la experiencia nacional a menudo no es suficiente. 
Una mirada al trabajo de la organización benéfica líder Cancer 
Research UK ilustra lo estrechamente ligado que está Reino Unido con el 
continente; casi un tercio de los aproximadamente 200 ensayos 
financiados actualmente por la organización implica colaboración 
europea.      
Emlyn Samuel, su jefe de desarrollo de políticas, 
dice que la aparición de medicamentos que atacan a los tumores según su 
composición genética en lugar del tipo de cáncer significa que habrá más
 ensayos que necesiten lanzar una red amplia que permita encontrar 
pacientes adecuados.     
“Si estamos fuera podríamos movernos más
 rápidamente en algunas áreas, pero no creo que eso compense las 
ventajas de formar parte de un sistema normativo más amplio”, dijo.
El
 grupo danés Novo Nordisk, líder en medicamentos para la diabetes, ha 
abierto un centro de investigación en Reino Unido. Aunque está 
totalmente comprometido con el país, le preocupa el amplio impacto de 
Brexit.  
“Si hay procesos que significan mayor complejidad, las 
empresas se lo pensarán dos veces: ‘¿Es este el primer lugar al que 
venir para hacer ensayos clínicos, o es más fácil reclutar pacientes en 
otro lugar?’”, dijo a Reuters su responsable en el Reino Unido, Pinder 
Sahota. 
Sin embargo, la Agencia Reguladora de Medicamentos y 
Productos Sanitarios de Gran Bretaña (MHRA) está estudiando la forma en 
que la independencia respecto de la UE podría darle una mano más libre 
para mejorar sus sistemas, dicen fuentes de la empresa.     
Podría,
 por ejemplo, reducir el tiempo que se tarda en aprobar un diseño de 
ensayo o completar las primeras fases. Sin embargo, algunos son 
cautelosos en este sentido, ya que en el sector de los ensayos hay poco 
margen para la divergencia y el riesgo. 
Los investigadores del proyecto BEACON confían en entrar en la fase 
III de ensayos clínicos cuando Reino Unido haya abandonado por completo 
la UE tras el período de transición.  
Kearns ya ha tenido que 
asegurar a sus socios europeos que puede seguir liderando esta parte de 
las pruebas. Pero teme por el futuro. 
“Tenemos investigadores 
fantásticos en el Reino Unido... tenemos un conjunto brillante de 
estadísticos y metodólogos de ensayos y la experiencia necesaria, así 
que somos el socio de confianza para liderar”, dijo. 
“Podríamos encontrarnos en la posición de volver a ser unos actores secundarios”. 


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