WASHINGTON.- Donald Trump se convirtió en el tercer presidente en la historia de 
Estados Unidos en someterse a un juicio político después de que la 
Cámara de Representantes lo acusara formalmente el miércoles de abuso de
 poder y obstrucción al Congreso. 
Los votos establecieron que se someta a un juicio en el Senado, 
controlado por los republicanos, donde los legisladores deben decidir si
 condenan a Trump y lo destituyen de su cargo.  
Esto es lo que podría suceder en las próximas semanas: 
La
 Cámara de Representantes todavía debe nombrar a los encargados de 
llevar el caso contra Trump ante el Senado. Sin embargo, la presidenta 
de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, está posponiendo el 
nombramiento de dichos cargos hasta que tenga una idea más clara de cómo
 pretende llevar a cabo el juicio el líder de la mayoría del Senado, 
Mitch McConnell, ante el temor de que proteja a Trump acortando los 
procedimientos y celebrando después una votación que rechace las 
acusaciones contra el presidente de Estados Unidos.  
Pelosi
 está tratando de presionar a McConnell para que llegue a un acuerdo con
 el líder de los demócratas en el Senado Chuck Schumer, quien quiere un 
juicio a gran escala que incluya testimonios de los principales asesores
 de Trump. La estratagema podría añadir presión a McConnell por parte de
 Trump, que quiere un juicio rápido. Pero el republicano de Kentucky ha 
rechazado la propuesta de Schumer y ha declarado un “punto muerto” en 
las negociaciones. 
No es descartable que McConnell y Schumer 
negocien en privado y a través de los medios de comunicación en los 
próximos días.     
Mientras tanto, es probable que los demócratas
 de la Cámara de Representantes no entreguen los artículos de la 
impugnación, o los cargos formales, al Senado hasta después de que el 
Congreso regrese a principios de enero después de un período festivo de 
dos semanas. Hacerlo de otra manera requeriría que Pelosi convocara a 
los legisladores en Washington para adoptar una resolución que designe a
 los “managers” o responsables del proceso, una posibilidad que 
principales asistentes consideran muy remota. 
El juicio en el Senado no puede comenzar hasta que los cargos formales hayan sido presentados a la cámara. 
A menos que se produzcan acontecimientos inesperados, Trump se 
enfrentará a un juicio en el Senado para determinar si debe ser 
condenado y destituido de su cargo cuando el Congreso se vuelva a reunir
 en Washington a principios de enero.  
El presidente del Tribunal
 Supremo de Estados Unidos, John Roberts, presidirá el juicio. Los 
responsables de la Cámara de Representantes presentarán su caso contra 
Trump y el equipo jurídico del presidente responderá. Los senadores 
actuarán como miembros del jurado. El juicio podría incluir la 
declaración de testigos y un extenuante calendario en el que los 
procedimientos tengan lugar seis días a la semana, a menos que los 
senadores aprueben que los sábados y los domingos sean días libres. 

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