SAO PAULO.- 
 Brasil se ha enfrentado a la indignación internacional por los 
incendios en la Amazonía. En lugar de retroceder ante el escrutinio, el 
presidente Jair Bolsonaro decidió hacer otro movimiento controversial, 
permitiendo la expansión del cultivo de azúcar en la selva tropical más 
grande del planeta.
Bolsonaro
 anuló una regulación de 10 años que había prohibido la expansión de la 
caña de azúcar plantada en el Amazonas, así como una sabana de humedales
 llamada Pantanal y áreas indígenas y reforestadas, según una resolución
 publicada el miércoles en el boletín oficial del país.
La
 medida se produce después del rechazo por los incendios en la Amazonía 
en agosto. Bolsonaro ha desestimado los incendios después de las 
promesas de recortar las restricciones de deforestación, y Donald Trump 
ha tuiteado su apoyo al líder. Mientras tanto, los grupos agrícolas 
brasileños han advertido que los principales importadores podrían 
comenzar a rechazar las compras de la potencia de los productos básicos 
debido a preocupaciones medioambientales.
La
 regulación del azúcar eliminada había ayudado al etanol brasileño, 
principalmente hecho de caña, a ser reconocido mundialmente como un 
combustible con altos estándares de sostenibilidad. El país sudamericano
 es el principal productor y exportador de azúcar del mundo y es un 
jugador importante en el espacio de los biocombustibles.
Los
 líderes mundiales, los grupos ambientalistas y los consumidores 
expresaron fuertes críticas sobre las tácticas de Bolsonaro mientras 
ardía la Amazonía. Este año, hasta el 5 de noviembre, se detectaron 
77.239 incendios en la selva tropical, hogar de 10% de todas las 
especies de plantas y animales conocidas. 
Eso fue un 31% más que el año 
anterior, según datos del Instituto Nacional de Investigación Espacial, 
conocido como INPE. Aún así, el ritmo de nuevos incendios se ha 
desacelerado desde un pico en agosto.
Para
 los productores brasileños de etanol y azúcar, las viejas reglas 
tuvieron un rol importante cuando se trataba de una expansión 
sostenible, según Evandro Gussi, jefe del principal grupo de la 
industria azucarera, Unica.
No
 obstante, muchos molinos de caña han asumido compromisos 
medioambientales aún mayores que los descritos en la regulación creada 
hace diez años. Mientras tanto, el nuevo programa federal de 
combustibles renovables del país, RenovaBio, entrará en vigencia en 
enero y exige cero deforestación por parte de sus participantes.
“Los
 que practican la deforestación estarán fuera de RenovaBio, porque el 
etanol y todos los productos de caña de azúcar deben ser sostenibles 
desde el principio hasta el final”, dijo Gussi en un comunicado en el 
sitio web de Unica. “Hemos pasado de la era de la regulación al 
compromiso”.

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