BRUSELAS.- El
 Fondo Monetario Internacional (FMI) avisó este miércoles a los países 
europeos de que deberían tener preparados planes de emergencia que les 
permitan actuar si la ralentización económica que vive el continente se 
agudiza debido a un "brexit" sin acuerdo o un aumento de las tensiones 
comerciales.
"A
 la vista de los riesgos a la baja, recomendaríamos a los países tener 
en el cajón planes para una relajación fiscal en caso de que se 
materialice un importante choque negativo", explicó el director para 
Europa del FMI, Poul Thomsen, durante la presentación de las 
Perspectivas Económicas Regionales para el continente de la institución 
con sede en Washington.
El
 informe -que no modifica las estimaciones presentadas por el FMI en 
octubre- pasa revista a la economía del conjunto de Europa y refleja que
 su crecimiento se ralentizará del 2,3 % en 2018 al 1,4 % en 2019, su 
menor cota desde 2013, para repuntar al 1,8 % en 2020 apoyada en una 
mejora del comercio internacional.
La
 desaceleración de la economía europea responde, sobre todo, a factores 
externos, en particular, a la debilidad del comercio y del sector 
manufacturero, aunque el FMI aprecia ya signos de una suavización de la 
demanda interna, especialmente de la inversión.
La
 imagen general esconde diferencias importantes en la región, ya que 
mientras en las economías avanzadas la previsión de crecimiento se 
revisó a la baja, al 1,3 % en 2019 y al 1,5 % en 2020, en las economías 
emergentes se elevó al 1,8 % y 2,5 %, respectivamente.
Los
 riesgos, sin embargo, son los mismos para todo el continente, e indican
 que lo más probable es que en seis meses las previsiones tengan que 
revisarse a la baja, según Thomsen.
El
 principal peligro es la posibilidad de un "brexit" sin acuerdo, algo 
que por el momento el FMI no contempla, pero que de materializarse 
tendría un "importante impacto" y "podría generar la necesidad de 
estímulos fiscales discrecionales".
A
 esto se suma la posibilidad de una escalada en las tensiones 
comerciales internacionales y que la debilidad del sector manufacturero 
europeo podría extenderse a otros sectores, en particular, a los 
servicios, "más rápido y en mayor medida de lo previsto".
De
 acuerdo con el FMI, si estos riesgos se materializan, podría ser 
necesario que los países adopten posiciones fiscales más expansivas - es
 decir, que aumenten el gasto público o bajen impuestos- sin que ello 
haga descarrilar sus finanzas o inquiete a los mercados, especialmente 
en aquellos Estados más endeudados.
Estas
 salvaguardas, añaden, son tanto más necesarias en un momento en que la 
política monetaria tiene menos margen para intervenir, tras años de 
aplicar rebajas de tipos de interés o medidas de estímulo.
"No
 estamos en una situación en la que pediríamos sacarlos (los planes) del
 cajón, pero creo que hay que hacerlos. Es importante que si se 
implementan, si son necesarios, se hagan en un contexto de medio plazo, 
de modo que no se planteen cuestiones sobre si se lograrán sus metas 
fiscales", dijo Thomsen.
El
 informe recomienda que estos planes pongan el foco en políticas 
inclusivas y favorables al crecimiento, y añade que "una respuesta 
fiscal sincronizada, aunque diferenciada entre países, podría ser 
adecuada".
Ya
 antes de llegar a tener que tomar estas medidas, el FMI recomienda ya 
que los países que tengan margen presupuestario (Alemania y Holanda) 
adopten medidas que potencien el crecimiento, y reduzcan así también sus
 abultados superávits.
A los que tienen altos niveles de deuda o déficit público, sin embargo, les llama a seguir consolidando sus finanzas.
Al
 mismo tiempo, el FMI recuerda que debe darse un nuevo impulso a las 
reformas estructurales. "Esto es lo que debería quitarles el sueño por 
la noche a los políticos y en lo que hemos fallado durante años", dijo 
Thomsen.
Más
 allá de la política fiscal, el Fondo se muestra favorable a mantener 
una política monetaria acomodaticia dada la débil inflación en la 
mayoría de economías europeas, pero advierte de que esto requerirá 
"vigilar sus potenciales efectos secundarios" para el sector financiero.
El
 FMI, aunque no ha percibido hasta ahora efectos negativos, incide en 
controlar el impacto de los tipos negativos en la eurozona sobre la 
rentabilidad y los precios de ciertos activos, en particular de la 
vivienda. 

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