TEHERÁN.- Tras cuatro años de respeto a sus compromisos, Irán anunció este 
lunes que ha superado la cantidad de uranio enriquecido que se le 
permite almacenar según el pacto cerrado con Alemania, China, Estados 
Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia.
Con 2,2 kilos se trata de un exceso del 1 % de uranio enriquecido a un nivel que no permite ser usado en armas atómicas.
Sin embargo, se trata del primero de una serie de incumplimientos 
anunciados por Irán en respuesta a la creciente presión de EEUU. 
Washington no sólo se salió del llamado “plan de acción conjunto” 
(JCPOA, en sus siglas en inglés) el año pasado sino que ha aprobado 
nuevas sanciones que castigan duramente las vitales exportaciones 
petroleras de la República Islámica.
El ministro de Exteriores de Irán, Mohamad Yavad Zarif, y uno de los 
artífices del acuerdo, manifestó en Teherán que su país, “según lo 
anunciado”, había superado el límite de 300 kilos de hexafluoruro (UF6) 
de uranio enriquecido al 3,67 % que marca el acuerdo.
Ante las sanciones de Washington, Irán había dado un ultimátum al 
resto de firmantes del pacto, especialmente a los europeos: o se le 
ofrecían soluciones y ayudas que compensaran las sanciones de 
Washington, o comenzaría a incumplirlo poco a poco.
“Los europeos se comprometieron a garantizar la venta del petróleo de
 Irán, y no lo hicieron; los europeos se comprometieron a garantizar el 
transporte, y tampoco lo cumplieron; también se comprometieron a 
garantizar el retorno de los activos iraníes y la venta de petróleo y 
tampoco lo cumplieron”, denunció hoy Zarif.
La respuesta europea ante la presión de la primera potencia mundial 
fue la puesta en marcha de un mecanismo que busca sortear las sanciones y
 permitir el comercio con Irán, pero que no ha satisfecho a Teherán en 
el punto esencial: la venta de petróleo.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), encargado de 
verificar que Irán cumple el acuerdo, confirmó que se ha excedido la 
cantidad de combustible nuclear permitido. Esta agencia de la ONU 
informó este mismo lunes a la Junta de Gobernadores, su órgano 
ejecutivo, y al Consejo de Seguridad de la ONU, y debe decidir ahora si 
convoca una reunión de emergencia.
Fuentes diplomáticas aseguran que EEUU está 
presionando para que la Junta se reúna cuanto antes, pero que Yukiya 
Amano, el director del OIEA, es “reticente” a hacerlo. Estados Unidos 
podría convocar esa reunión por su cuenta, pero ante el limitado alcance
 de la violación iraní da argumentos a sus aliados, especialmente Rusia y
 China, para resistirse.
Lo cierto es que esos 2,2 kilos en los que Irán se ha excedido son, 
de momento, más un símbolo que una gran amenaza. Por un lado, la pureza 
del combustible no sirve para fabricar una bomba. Por otro, como fuentes
 diplomáticas iraníes han insistido en recordar, ese exceso puede ser 
eliminado “en 30 minutos”.
Más grave sería si se cumple la segunda amenaza: elevar el grado de 
pureza del uranio por encima del 3,67 %, un nivel en el que sólo puede 
ser empleado para aplicaciones civiles, si hasta el 7 de julio no hay 
respuesta a su demanda de soluciones a las sanciones.
Fuentes diplomáticas en Viena indicaron que ya esta misma semana podría celebrarse una reunión 
ministerial de los seis países, incluyendo Irán que se mantienen en el 
JCPOA, del que además forman parte China, Rusia, Francia, Reino Unido y 
Alemania, en un intento de encontrar soluciones prácticas y evitar una 
escalada mayor.
El viernes pasado, un encuentro a nivel inferior terminó con Irán 
asegurando que no había habido suficiente progreso para hacerle desistir
 de sus amenazas.
La alternativa es que Irán siga sumando incumplimientos. No sólo más 
uranio y de mayor pureza, sino aumentar también sus reservas de agua 
pesada y reactivar la construcción de Arak. Este reactor podría producir
 plutonio, otro material que sirve para fabricar armas atómicas.
El acuerdo de 2015, cerrado tras meses de duras negociaciones, puso 
fin a más de una década de conflicto diplomático por el programa atómico
 que Irán ocultó durante una década larga y sobre el que había fundada 
sospechas de una intencionalidad militar.
A cambio de limitar el tamaño y la intensidad de sus esfuerzos 
nucleares y de aceptar un estricto régimen de inspecciones y controles 
del OIEA, Irán vio cómo se levantaban paulatinamente las sanciones que 
minaban su economía.
Con la llegada a la Casa Blanca del presidente Donald Trump, que 
calificó el tratado como “el peor acuerdo”, Estados Unidos regresó a la 
política de “máxima presión” y se salió del pacto para renegociarlo e 
incluir cuestiones ajenas a lo nuclear, como el veto a que Irán 
desarrolle misiles balísticos.

No hay comentarios:
Publicar un comentario