NUEVA YORK.- Las
 empresas estadounidenses están luchando por coordinar fábricas y 
proveedores fuera de China a medida que la guerra comercial aumenta el 
costo de importar desde muebles hasta papel higiénico. Pero para algunos
 productos, no es tan fácil.
Las
 parrillas para barbacoa, el equipaje y los colchones se encuentran 
entre una larga lista de artículos de consumo sobre los que China tiene 
un gran dominio en lo que respecta a abastecer a Estados Unidos. 
Si bien
 los aranceles del presidente Donald Trump son una ventaja potencial 
para los rivales manufactureros desde el sudeste asiático hasta México, 
la realidad es que cambiar lo que a menudo puede ser una producción 
altamente especializada y capacitar a nuevos trabajadores cuesta tiempo y
 dinero.
"La
 gente se está mudando de China porque está presa del pánico", dijo Rick
 Helfenbein, presidente de la American Apparel & Footwear 
Association, en una entrevista realizada en Hong Kong el martes. 
Pero 
"ciertas cosas son realmente muy difíciles de trasladar".
Eso
 ha hecho que minoristas desde Walmart Inc. hasta Target Corp. estén 
preocupados por los aranceles anunciados el mes pasado sobre 200.000 
millones de dólares en exportaciones chinas, que según Trump aumentarán del 10 al 
25 por ciento en 2019. 
La Retail Industry Leaders Association, que 
cuenta a Apple Inc. y Home Depot Inc. como miembros, está buscando 
exenciones a los impuestos sobre una serie de productos, mientras las 
compañías advierten que, sin una exención, es casi seguro que pasen los 
costos a los compradores de EE.UU.
Ese
 aumento ya se está sintiendo en el mercado del equipaje: Samsonite 
International SA notificó a los compradores mayoristas de un aumento del
 10 por ciento en el precio incluso antes del anuncio de septiembre de 
los aranceles. La compañía ha dicho que probablemente traspasará los 
costos de los aranceles a los consumidores.
Hay
 algunos productos donde China es aún más dominante. El año pasado, 
EE.UU. importó 353 millones en bicicletas con ruedas de 25 pulgadas o
 menos, y el 92 por ciento de ellas provino de China, según la Comisión 
de Comercio Internacional de EE.UU. 
Alrededor del 90 por ciento de la 
iluminación LED del mundo proviene de China, según Morgan Stanley, y el 
85 por ciento de las importaciones estadounidenses de filetes de tilapia
 congelados proviene de piscifactorías chinas.
Trump
 dice que las compañías estadounidenses preocupadas por los aranceles 
deberían trasladar su producción a casa, mientras que varias de ellas 
–desde el fabricante de convertidores de energía Vicor Corp. hasta la 
compañía de sistemas de control de clima Lennox International Inc.– 
están considerando cambiar sus cadenas de suministro a otros lugares. 
Pero es difícil encontrar otros lugares para establecer la producción de
 artículos que han estado tan dominados por los fabricantes chinos, 
según Helfenbein.
Algunas
 compañías no pueden trasladarse debido al desafío de encontrar 
fabricantes fuera de China que estén dispuestos a soportar los estrechos
 márgenes y los estrictos requisitos involucrados en su producción, 
dijo.
De
 acuerdo con la American Apparel & Footwear Association, si Trump 
extiende los aranceles establecidos para cubrir otros 267.000 
millones en productos chinos, los zapatos para niños, la ropa para bebés
 y los suéteres se encontrarían entre los artículos cuya producción u 
origen sería difícil de cambiar.
Los
 grandes minoristas, incluidos J.C. Penney Co. y Dollar Tree Inc., 
advirtieron antes del aumento de los aranceles de septiembre que las 
compañías carecen de alternativas viables a los proveedores con sede en 
China. Trasladar cadenas de suministro de décadas de antigüedad podría 
demorar años, argumentaron.
Si
 bien el arancel del 10 por ciento puede ser manejable para muchas 
compañías, incluso aquellas que operan con márgenes de ganancia 
reducidos, el aumento el próximo año hará que las compañías pierdan la 
flexibilidad para proteger a los consumidores de los mayores costos, 
dijo Kenneth Jarrett, presidente de la Cámara de Comercio de EE.UU. en 
Shanghái.

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