BRASILIA.- Brasil
 acumuló en los once primeros meses del año un déficit nominal en sus 
cuentas públicas de 390.721 millones de reales (unos 97.680,2 millones 
de dólares), con una reducción del 6,84 % frente al saldo negativo del 
mismo período de 2018, informó este lunes el Banco Central.
El
 saldo negativo en la diferencia entre los ingresos y los gastos de todo
 el sector público brasileño entre enero y noviembre de 2019 se redujo 
en un 12,35 % en la comparación con el registrado en los once primeros 
meses de 2017 (445.768 millones de reales o 111.442 millones de 
dólares), según los datos del organismo emisor.
El
 resultado nominal mide la diferencia entre los ingresos y los gastos 
del Gobierno central de Brasil, de las administraciones regionales y 
municipales y de las empresas estatales, e incluye lo que el país 
destina a pagar intereses de deuda.
La
 fuerte caída del déficit fiscal en lo que va del año refleja el éxito 
de las medidas adoptadas por el Gobierno del presidente Jair Bolsonaro 
para sanear las cuentas públicas.
Desde
 que asumió su mandato, el 1 de enero pasado, el líder ultraderechista 
ha impulsado una política económica de corte liberal que buscar reducir 
el tamaño del Estado, privatizar estatales que no son estratégicas y 
recortar los gastos para disminuir el déficit público y el peso de la 
deuda.
La
 medida con mayor impacto sobre las cuentas públicas fue la reforma al 
sistema de jubilaciones y pensiones, que estableció una edad mínima para
 jubilarse en Brasil y fue aprobada por amplia mayoría en el Congreso.
El
 déficit del sector público brasileño acumulado en los once primeros 
meses del año equivale al 5,91 % del Producto Interior Bruto (PIB) de 
Brasil, por debajo del 6,67 % del PIB al que era equivalente en el mismo
 período del año pasado y del 7,44 % del mismo período de 2017.
Según
 el informe divulgado por el Banco Central, el déficit público nominal 
de Brasil acumulado en los últimos doce meses hasta noviembre sumaba 
458.763 millones de reales (unos 114.690,7 millones de dólares), 
equivalente al 6,36 % del PIB.
Brasil
 registró en 2018 un déficit nominal en sus cuentas públicas de 487.442 
millones de reales (unos 121.860,5 millones de dólares), valor 
equivalente al 7,08 % del PIB y el menor en los últimos cuatro años.
El
 déficit de Brasil llegó a ser equivalente al 10,22 % del PIB en 2015 y 
al 8,98 % del PIB en 2016, pero se redujo inicialmente hasta el 7,77 % 
del PIB en 2017 por las medidas impulsadas por el entonces presidente, 
Michel Temer, que decretó la congelación de los gastos públicos, y ahora
 reforzadas por Bolsonaro.
El
 emisor informó igualmente que el déficit primario de las cuentas 
públicas (del que se excluyen los recursos destinados al pago de 
intereses de deuda) bajó en los once primeros meses del año hasta 48.359
 millones de reales (unos 12.089,7 millones de dólares), con una caída 
del 27,96 % frente al mismo período de 2018.
El
 Gobierno, que usa el déficit primario como referencia para sus cuentas 
públicas y sus metas fiscales, se impuso el objetivo de terminar el año 
con un saldo negativo máximo de 132.000 millones de reales (unos 33.000 
millones de dólares), por lo que, a falta de un mes para el fin de 2019,
 alcanzó un ahorro muy superior al previsto.
Las
 medidas de ajuste fiscal de Bolsonaro pueden permitir que Brasil 
termine 2019 con un déficit primario por debajo de la mitad de la meta 
para el año.
De
 acuerdo con los datos divulgados este lunes por el Banco Central, la 
deuda bruta del sector público en noviembre subió hasta 5,602,3 billones
 de reales (unos 1.400,6 billones de dólares), valor equivalente al 77,7
 % del PIB, con un ligero crecimiento frente al 76,5 % del PIB al que 
era equivalente en diciembre pasado.
La
 deuda bruta del Estado brasileño llegó a ser equivalente al 79,1 % del 
PIB en abril, su mayor nivel desde que el dato comenzó a ser medido con 
los actuales criterios en diciembre de 2001.
El
 elevado valor de la deuda es uno de los indicadores que más preocupa a 
las agencias de calificación de riesgo, ya que, de acuerdo con datos del
 Fondo Monetario Internacional, la deuda bruta de otros países 
emergentes no supera el 50 % del PIB.

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