
La operación supondrá el traslado de la embajada estadounidense, tras más de medio siglo en la misma ubicación en el centro de Londres, a otra zona de la ciudad.
El edificio ocupa 3.740 metros cuadrados de la plaza Grosvenor y cuenta con una superficie total de unos 25.200 metros cuadrados, repartida en diez plantas, cinco de ellas en altura.
Para Cushman & Wakefield, la superficie y distribución del edificio, y su localización en el centro de Londres, lo convierten en un activo con posibilidad de distintos usos.
"Se trata de una oportunidad para adquirir un espacio único en una de las áreas más prestigiosas de Londres, por lo que confiamos se surjan numerosos compradores interesados", indicó en un comunicado el consejero delegado de la firma, Roger Cooke.
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