NUEVA YORK.- Wal-Mart causó revuelo al 
aumentar la paga de 500.000 de sus empleados pero hoy parece 
arrepentirse: este incremento deprimió sus cuentas, señala el gigante 
estadounidense, reactivando el debate sobre el salario mínimo en Estados
 Unidos.
El grupo de distribución, el mayor empleador del país, 
revisó la semana pasada drásticamente sus previsiones de beneficios, lo 
que atribuyó a su programa de revalorización salarial lanzado en febrero
 y que implicó subir el salario mínimo por hora a 10 dólares, contra 
7,25 a nivel federal.
Resuelto ante la presión sindical, este 
programa generó una bola de nieve que arrastró también a McDonald's, en 
un momento en el que muchos estados como Nueva York y grandes ciudades 
-entre las cuales Los Angeles y Seattle- adoptaron disposiciones 
similares, obviando la posición contraria de los demócratas en el 
Congreso.
Pero las dificultades que atraviesa Wal-Mart podrían 
frenar ahora esta tendencia. Muchos ya aprovecharon para manifestar su 
oposición a un alza del salario mínimo, que no es incrementado desde 
2009.
"El anuncio de Wal-Mart de que su plan para incrementar los 
salarios es un factor que contribuyó al decepcionante informe sobre 
ganancias confirma la evidente verdad de que aumentar los sueldos tiene 
un impacto significativo, incluso en las empresas más grandes", dijo Randy Johnson, uno de los responsables de la poderosa Cámara de 
Comercio de Estados Unidos.
El razonamiento es que las compañías podrían poner en juego su rentabilidad si aumentan los salarios.
"Si incluso Wal-Mart siente los efectos, otros empleadores de seguro tendrán problemas", añadió Johnson.
Este
 argumento ha sido también utilizado para enfrentar un movimiento de 
empleados de cadenas de comida rápida que han multiplicado las acciones 
en reclamo de un alza del salario mínimo a 15 dólares.
Un alza de 
este tipo "definitivamente significaría que los empleos de muchas 
personas estarían en riesgo", estimó Tim Worstall, economista del 
Instituto Adam de Londres. "Las compañías tendrían que recurrir 
masivamente a mano de obra bien formada (...) más que a una mayor 
cantidad de trabajadores poco calificados", escribió en la revista 
Forbes.
Qué harán las otras grandes empresas es aún una interrogante.
"Las
 empresas para las cuales esto tiene un fundamento económico seguirán 
otorgando aumentos", dijo Michael Strain, del conservador Instituto American Enterprise.
Pero aquellas que se sientan 
tentadas a hacerlo por una cuestión de imagen "lo pensarán dos veces", 
añadió, explicando que las empresas pueden verse divididas entre seducir
 la gran público o a sus accionistas.
Los expertos, en tanto, se muestran divididos.
Investigador
 del Economic Policy Institute de Washington, David Cooper relativiza el
 impacto negativo para Wal-Mart del incremento salarial.
"La idea 
de que esta alza de los salarios amenazará la rentabilidad de la 
compañía es absurda", dijo Cooper, destacando el hecho de que 
el costo de la medida, de 1.500 millones de dólares, representa solo 
0,3% de la facturación del gigante.
"Esta es una gota en un vasto 
océano para ellos", señaló, recordando que los malos resultados de 
Wal-Mart tienen más que ver con el incremento de la competencia en 
internet y el dólar fuerte.
Sobre todo, él y otros aseguran que los efectos benéficos de un incremento salarial solo pueden percibirse en el largo plazo.
"Invertir
 dinero en la mano de obra puede no gustar a los inversores a corto 
plazo pero es una buena política empresaria para la salud de la compañía
 a largo plazo", explicó, especialmente en un momento en el que Estados 
Unidos se acerca al pleno empleo.
"Habrá más competencia para 
atraer y retener a los mejores empleados", aseguró Cooper. "Si están 
mejor pagados se quedarán más tiempo y permitirán así ahorros en el 
remplazo de empleados".

 
 
 
 
 
 
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