BRUSELAS. Cada vez más nacionales de la Unión Europea (UE) son expulsados de Bélgica,
 incluso después de una larga estancia en el país, debido a la "carga 
irrazonable" que suponen para el sistema de ayuda social belga, según 
las cifras publicadas la pasada semana.
"En 2013, hasta el mes de agosto se puso fin a la estancia de 1.130 
ciudadanos europeos", dijo la secretaria de Estado belga para Asilo y 
Migración, Maggie de Block, al ser preguntada por un diputado belga.
Las expulsiones de nacionales europeos explotaron en los últimos 
años: en 2010, fueron expulsados de Bélgica 343 ciudadanos de la UE; en 
2011 pasaron a 989; y en 2012, esa cifra se duplicó, hasta las 1.918 
expulsiones.
De Block, una ministra liberal flamenca y de las más valoradas en el 
Ejecutivo de Elio di Rupo debido a su firmeza en cuestiones de asilo e 
inmigración, aplica a pies juntillas una directiva europea de 2004 sobre
 la libre circulación de ciudadanos europeos.
Esta autoriza a cada Estado miembro a poner fin a las ayudas sociales
 de un ciudadano europeo cuando supongan una "carga irrazonable" para el
 sistema de ayudas sociales del país que lo acoge y a devolverlo a su 
país de origen pasados los tres meses a los que tiene derecho cualquier 
ciudadano de la UE a residir en otro Estado de la Unión.
La prensa belga se ha hecho eco en los últimos días del caso de una 
familia francesa con cuatro hijos amenazada de expulsión ante la falta 
de recursos suficientes para su subsistencia tras tres años residiendo 
en Bélgica y de otra francesa de 30 años que también llevaba tres años 
en el reino.
El diputado francés de los franceses del Benelux, el socialistas 
Philip Cordery, prometió plantear esta cuestión a los ministros del 
Interior francés y belga para que se ponga fin a estas expulsiones y 
deseó que se revise la directiva europea de 2004, para que "la libertad 
de instalación en Europa sea válida para todos".

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