ROMA.- Italia intenta salvar su 
economía, que el coranavirus puso de rodillas, con un nuevo paquete de 
ayudas presentado este jueves después de haber registrado una recesión 
histórica, que podría ser de hasta un 10% si el virus persiste.
La
 tercera economía de la zona euro, ha sido la más golpeada por la 
pandemia que ha causado cerca de 28.000 muertes en la península, al 
sufrir una caída del 4,8% de su PIB en el primer trimestre, frente a un 
promedio del 3,8% en los otros países del viejo continente.
Los primeros brotes de la epidemia en Europa se 
registraron en febrero en el corazón económico de la península, las 
prósperas regiones norteñas de Lombardía, Véneto y Emilia-Romaña. 
Las
 tres regiones producen el 45% del PIB nacional y la mayoría de sus 
actividades están orientadas a la exportación, entre ellas el sector del
 automóvil y de artículos de lujo. 
Los italianos, confinados 
desde el 10 de marzo, tuvieron que detener desde el 22 de marzo todas 
las actividades productivas consideradas no esenciales, paralizando de 
hecho el tejido económico del país. 
En los últimos diez días, las empresas han reanudado gradualmente sus actividades, pero de manera extremadamente limitada. 
El
 primer ministro Giuseppe Conte compareció este jueves ante el 
Parlamento para anunciar los cambios presupuestarios, entre ellos una 
ampliación del déficit de 55.000 millones de euros (unos 60.000 millones
 de dólares) y un paquete de ayudas adicional para el empleo (25.000 
millones de euros) y las empresas (15.000 millones). 
El Gobierno 
italiano estima que este 2020 la economía italiana se contraerá un 8%. 
Aunque Conte no descarta un escenario aún más pesimista en caso de que 
el virus "persista" y advirtió que si la emergencia continúa, el PIB 
podría llegar a caer hasta un 10,4%.
Una cifra récord que 
representa "la gravedad del escenario", dijo. En sus últimas previsiones
 de crecimiento, el Fondo Monetario Internacional esperaba una 
contracción del PIB del 9,1% para este año. 
La caída de 0,9 puntos a 8,4% de la tasa de desempleo en 
marzo resulta un engaño, ya que la cifra sólo tiene en cuenta a aquellos
 que buscan trabajo activamente y no a quienes dejaron de buscarlo 
debido al cierre casi total de la economía por el confinamiento. 
Al mismo tiempo, el número de personas inactivas aumentó en un 2,3%, según Istat. 
Para
 tomar su decisión el martes de bajar la calificación de la deuda 
italiana a BBB, con una perspectiva estable, la agencia especializada 
Fitch estimó una recesión del 8%.
"Los fundamentos de la economía 
italiana y las finanzas públicas son sólidos", reaccionó por su parte el
 ministerio de Economía y Finanzas italiano. 
Con esa 
calificación, Fitch coloca a la deuda soberana italiana a un nivel 
levemente superior a la categoría de título especulativo ("basura"), una
 decisión que Moody's había tomado en octubre de 2018, incluso antes de 
la crisis por el coronavirus. 
Esas calificaciones son cruciales 
para los Estados porque afectan el valor de la tasa de interés a la que 
pueden pedir préstamos para financiar deuda. 
La semana pasada, la agencia Standard and Poor's mantuvo la calificación de BBB, con perspectivas negativas. 
La
 decisión, que sorprendió a algunos analistas, fue justificada por la 
agencia al destacar que la deuda privada italiana está entre "las más 
bajas" de los siete países más industrializados, a la vez que elogió las
 virtudes de una "economía diversificada y rica". 
La agencia 
recordó que el Banco Central Europeo compra parte de la deuda soberana 
italiana de este año por la pandemia, como parte del apoyo a las 
economías europeas. 
Según las previsiones oficiales, el déficit 
público aumentará al 10,4% del PIB, frente al 2,2% calculado antes del 
brote de la pandemia y al 1,6% registrado en 2019. 
Se espera que 
la deuda pública suba a 155,7% del PIB este año, contra el pronóstico 
del 135,2% antes de la epidemia, y al 134,8% registrado en 2019. 

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