PUNTA ARENAS.- Chile aumentará las inversiones en su base en la Antártida para impulsar
 las investigaciones en áreas como el tratamiento contr el cáncer y 
realizar estudios más profundos sobre el cambio climático. 
Enclavada en la isla Rey Jorge de la Península Antártica, con 107 
estudios activos y más de 300 científicos que se turnan en rondas, la 
base Escudero sirve muchas veces de punto de reunión para investigadores
 de países como Rusia, Corea, España y otras naciones que tienen centros
 de investigación cercanos. 
El Instituto Antártico Chileno 
(INACH), ha respaldado investigaciones como el aislamiento de la 
biomolécula denominada “Antartina”, procedente de una planta nativa de 
la región, con la que empiezan a hacerse pruebas sobre su efectividad en
 el tratamiento en el cáncer colorrectal, hepático y gástrico. 
Además
 apoya estudios sobre compuestos en líquenes con propiedades para el 
tratamiento del Alzheimer y otras aplicaciones alimenticias como 
deslactosar leche a baja temperatura y mejorar los cultivos de lechuga. 
El estudio del cambio climático también es una prioridad. 
“Hay
 toda una dinámica (del ecosistema antártico) que hay que ir estudiando 
rápidamente, como los escenarios próximos de cambio climático”, comentó 
el director del INACH, Marcelo Leppe, quien anticipó que ahora la base 
operará todo el año. 
“Somos con Argentina el país más cercano a 
la Antártida y estamos bajo el influjo directo de la corriente de 
Humbolt. Es algo que necesitamos estudiar imperiosamente porque está 
condicionando los terrenos agrícolas, la pesca en la costa”, agregó. 
Pero
 la base chilena, una edificación de más de dos décadas, ya no cumple 
con los rigores de las extremas condiciones climáticas. A más de 1.200 
kilómetros de Chile continental, fue erigida con los mismos materiales 
que la vecina gobernación marítima de la isla, consumida por un incendio
 el año pasado. 
De
 acuerdo con los científicos, tanto la habitabilidad como las 
instalaciones de pruebas y muestreo internas no están adaptadas a nuevas
 exigencias. 
Leppe dijo que están en conversaciones con otros 
centros antárticos de diversos países para establecer un estándar de 
habitabilidad y seguridad.
Para este 
año, el Gobierno chileno aprobó unos 718.000 dólares en el presupuesto 
para los estudios del diseño de la nueva edificación para la base 
principal y otras dos estaciones. 
Pero el organismo, que 
patrocina investigaciones en variados campos desde ciencias básicas 
hasta biotecnología, recibió también un alza del 14 por ciento en los 
fondos para estudios, explicó Leppe. 
Aunque el presupuesto 
científico del INACH aumentó a unos 763.000 dólares, queda opacado 
frente a los cientos de millones de dólares que gastan algunas grandes 
potencias. Sin embargo, los fondos se suman a otra red de financiamiento
 científico. 
Además, el INACH ya trabaja en colaboración con los 
centros de otros países para desarrollar estudios similares: un quinto 
de los investigadores que recibe la base Escudero son de otras 
nacionalidades, subrayó el funcionario. 
“El programa chileno no podría hacer lo que hace sin la colaboración internacional”, apuntó. 
Leppe
 explicó que para algunas de las investigaciones además son necesarios 
otros costosos equipos, como barcos rompehielo, que permiten surcar las 
complicadas aguas de gélido continente. 
“Cinco años sin (barco) rompehielos podría significar que tengamos una merma en la ciencia”, destacó. 

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