HONG-KONG.- El recién estrenado puente marítimo 
más largo del mundo que conecta Hong Kong con China y la nueva línea de 
ferrocarril que comunica ambos territorios arrastran nuevas polémicas en
 Hong Kong, la llegada masiva de visitantes chinos que vuelven a crear 
malestar entre la población local.
 Diseñado para unir
 las ciudades del sur del delta del río Perla en China, el puente Hong 
Kong-Zhuhai-Macao, una estructura de 55 kilómetros de longitud repartida
 entre puentes y túneles que conforma el viaducto marítimo más largo del
 mundo, recorre en 40 minutos lo que antes se hacía en más de cuatro 
horas.
 Las ventajas de esta faraónica infraestructura están 
siendo disfrutadas en su mayoría por miles de visitantes chinos que 
llegan cada día a la isla hongkonesa de Lantau, el primer punto de 
tierra de la excolonia británica que conecta con el puente.
 En Lantau, la localidad de Tung Chung -situada en las cercanías del 
aeropuerto de Hong Kong y de 250.000 habitantes-, recibió el pasado 
domingo más de 100.000 personas que llegaron a través del megapuente.
 La red de autobuses locales colapsó, los comercios que vendían 
productos básicos como agua o comida rápida quedaron desabastecidos y 
las calles inundadas de basura, según comentaron a lo largo de esta 
semana vecinos y agrupaciones sociales que ya han elevado la voz hacia 
las autoridades locales para que controlen la situación.
 "La marabunta es evidente, muchos llegan a través de empresas de 
turismo chinas que operan ilegalmente en Hong Kong y les traen para 
hacer publicidad del puente", dijo  Caroline Tseng, que trabaja en 
el área.
 El caos llevó a los gobiernos de ambos lados
 del puente a dar una respuesta oficial el viernes, comprometiéndose a 
ejercer "un mayor control" sobre las empresas que operan los medios de 
transporte y los servicios turísticos en el viaducto.
 A esta saturación se une los turistas que llegan mediante la línea de 
tren de alta velocidad entre Hong Kong y Shenzhen, que está siendo un 
éxito desde su apertura a mediados de septiembre.
 El 
nuevo tramo ferroviario conecta por primera vez Hong Kong con la red de 
alta velocidad china y permite reducir a más de la mitad en tiempo el 
recorrido entre la ex colonia británica y la ciudad china de Cantón (de 
dos horas a 48 minutos).
 Según fuentes ferroviarias 
de Hong Kong, un mes después de su entrada en circulación, el enlace 
alcanzó el 63 % de la ocupación prevista, y más de un 1,5 millón de 
personas llegaron o salieron de Hong Kong a través de este medio de 
transporte, con una media de 50.000 personas diarias.
 Las predicciones oficiales es que esta cifra se eleve un 40 % el 
próximo año, con 2,4 millones de pasajeros mensuales, repartidos en 
80.000 viajeros al día.
 Desde su apertura, la 
estación hongkonesa, situada en el área meridional de la península de 
Kowloon, está atestiguando un ir y venir constante de viajeros cargados 
de maletas y grupos de turistas chinos.
 "Los 
comercios están creciendo en la zona y el tráfico está siendo más 
intenso, veremos cómo transcurren las próximas semanas pero ya se 
empieza a notar un poco de agobio en las áreas públicas", dijo Sabrina Ho, una vecina de la zona donde está ubicada la estación, 
rodeada de rascacielos.
 Entre 70 y 82 trenes realizan
 semanalmente el recorrido que parte de Hong Kong y termina en Pekín, 
con 44 paradas entre ambos puntos, incluida una en Shanghái.
 La puntualidad de la línea y su coste competitivo la convierten en un 
serio rival del transporte aéreo, que maneja precios más elevados además
 de retrasos causados por las restricciones del espacio aéreo que se 
aplican con asiduidad en China.
 El encarecimiento del
 precio de los hoteles podría convertirse en otro problema para Hong 
Kong, con cerca de 80.000 plazas hoteleras disponibles pese a la llegada
 masiva de visitantes y que ha elevado las tasas de ocupación a máximos 
históricos.
 Tanto el enlace ferroviario como el macro
 puente son los dos macro proyectos ideados para fomentar la integración
 económica entre Hong Kong y las ciudades sueñas de China, conocida como
 la gran bahía del delta del río Perla, que aspira a convertirse en un 
rival potencial en tecnología de Silicon Valley. 

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