MIAMI.- Cerca de un millón de usuarios al día no pagan su boleto para
ingresar al metro de Ciudad de México, reveló en diciembre de 2019 la
directora de esa empresa de transporte, Florencia Serranía, al portal Publimetro.
Traducido a términos económicos, la funcionaria indicó que eran algo
así como cinco millones de pesos mexicanos en cada jornada (unos 240.000
dólares al cambio actual).En Bogotá, la evasión en el pago del
viaje en Transmilenio, el sistema de transporte público de buses, deja
al año pérdidas cercanas a los 65 millones de dólares. Un 15 % de los
ingresos a sus estaciones no registra pago, escribió Ana María Rojas en
el texto Cómo emplear las ciencias del comportamiento para combatir la evasión del pago de pasajes en el transporte público, publicado en febrero de 2021 por el Banco Interamericano de Desarrollo.
Los casos anteriores son solo un ejemplo del desfalco millonario que
año tras año deben asumir los principales sistemas de transporte público
de la región por cuenta de las altas tasas de evasión en el pago de los
viajes por parte de usuarios que toman esta decisión por distintas
razones, principalmente culturales y económicas.
En Río de
Janeiro, el VLT Carioca, el tranvía de Río de Janeiro, movilizó a 22
millones de pasajeros en 2019, pero tuvo una tasa de evasión del 11 %.
En
el otro extremo se ubicaron empresas como el metro de Santiago, cuya
tasa de evasión no supera el 0,2%, o la del Sistema Eléctrico de
Transporte Masivo de Lima y Callao, Línea 1, que en su Informe de
Desempeño 2019 el nivel de fraude detectado "se mantuvo reducido
ubicándose entre 0,05% y 0,12%, muy por debajo del Límite de 8% previsto
en el Contrato de Concesión".
Por su parte, el Metro de Medellín
registró ese mismo año tan solo cinco casos de evasión del pago por día,
poco para una infraestructura que moviliza al día poco más de un millón
de personas.
María Eugenia Rivas, Tomás Serebrisky y Ancor Suárez - Alemán, autores de ¿Qué tan asequible es el transporte en América Latina y el Caribe?, publicado
en 2019 por el BID, afirmaron que "la evasión del pago de tarifas en la
región implica que los gastos de transporte están subestimados,
particularmente en los grupos de bajos ingresos".
En su informe,
los autores describen que estas personas "a menudo" tienen dificultades
para pagar viajes en medios de transporte motorizados y que, de acuerdo
con un estudio hecho en la región, la carga financiera de su canasta de
viajes –un promedio de 60 al mes– para el quintil de ingresos más bajo
supera el 25 % en las ciudades analizadas.
Justamente el tema de
las tarifas fue lo que motivó las protestas violentas que tuvieron lugar
en octubre de 2019 en Chile, y que originaron el término "evasión
masiva", cuando movimientos ciudadanos la emprendieron contra el Metro
de esa ciudad al anunciarse un alza de 30 pesos chilenos (0.042 dólares
al cambio actual), quedando en 830 pesos en horas más congestionadas
(1,16 dólares) y 750 pesos en horas valle (1,05 dólares).
Eso ha llevado a que muchos gobiernos locales establezcan subsidios
que incrementen la asequibilidad de estas poblaciones a los sistemas
públicos de transporte y eviten la evasión del pago del viaje, pero su
impacto ha sido medio ya que si se amplía la cobertura de dichos
auxilios se pone en riesgo la sostenibilidad financiera de las empresas
prestadoras del servicio.
“Es un problema que debemos reconocer
porque no podemos resolverlo si no lo reconocemos. Estamos reconociendo
que hay una evasión muy grande dentro del Metro y que tenemos que
trabajar todos, y una pequeña acción es no recargando pirata, no
saltarse el torniquete, pagando los cinco pesos. Yo creo que es un
servicio muy bueno a precio accesible, va a seguir así, vamos a ser el
segundo Metro más barato del mundo… y lo único que necesitamos es que
todos cooperemos”, dijo Florencia Serranía, del Metro de Ciudad de
México, en sus declaraciones a Publimetro.
Apelar a la honestidad y
la confianza de los usuarios como un acto de corresponsabilidad con una
empresa que le presta un servicio esencial ha sido una estrategia que
ha funcionado en el Metro de Medellín. Allí Hugo Loaiza, profesional del
área de Gestión Social de este sistema, señala que ese ejercicio de
reforzar la confianza mutua ha sido acompañado de mejoras en la
infraestructura, con el uso de herramientas tecnológicas y la revisión
periódica de los torniquetes de acceso para cerrar las ventanas de la
evasión.
El comportamiento de los usuarios es otro tema que ha
ameritado la revisión y el análisis por parte de los entes
correspondientes que se encargan de prevenir estos actos. Ana María
Rojas, del BID, comentó: "los sesgos de comportamiento juegan un papel
importante. En un fenómeno conocido como sesgo de optimismo, que implica
subestimar la probabilidad de un mal resultado y sobreestimar la
probabilidad de uno bueno, las personas minimizan la probabilidad de ser
atrapadas por la policía y castigadas".
En su concepto, estos
temas actitudinales deben ser tenidos en cuenta al diseñar políticas
públicas de accesibilidad y asequibilidad a los sistemas de transporte
de la región.
"Estos sesgos son sistemáticos, y podemos
corregirlos con simples intervenciones que redireccionen la toma de
decisiones en una dirección más positiva", escribió Rojas.