SAO PAULO.- Las previsiones de 
crecimiento en baja y las dudas sobre la capacidad del gobierno de Jair 
Bolsonaro para impulsar las reformas económicas tumbaron esta semana la 
Bolsa de Sao Paulo y el real hasta sus mínimos del año y los analistas 
prevén nuevos tropiezos.
El índice Ibovespa había subido en flecha
 casi 15% desde la llegada de Bolsonaro al poder hasta mediados de 
marzo, cuando superó por primera vez los 100.000 puntos, pero desde 
entonces devolvió casi todas sus ganancias y el viernes cerró por debajo
 de los 90.000 puntos por primera vez en 2019.
La desilusión con las expectativas de una rápida 
reactivación de la mayor economía latinoamericana gracias a una política
 de ajustes fiscales y privatizaciones también contribuyó a hundir al 
real frente al dólar. El billete verde se cotizó el jueves y el viernes a
 más de 4 reales, su mayor valor de cierre en ocho meses.
Los mercados brasileños se vieron impactados, como los de todo el mundo, por la guerra comercial entre China y Estados Unidos.
Pero
 esos "vientos contrarios" se potenciaron por la debilidad de la 
economía brasileña, que lucha aún por emerger de su grave recesión de 
2015-2016, afirma William Jackson, de la consultora Capital Economics, 
basada en Londres.
"Existía la esperanza de que la llegada de 
Bolsonaro al poder provocara un vuelco positivo en la economía, pero no 
vemos ninguna evidencia de ello", dijo el analista.
"La economía está flirteando con la recesión", advierte Jackson.
Esta
 semana, las masivas protestas contra los bloqueos de fondos para las 
universidades y acusaciones de presunto lavado de dinero contra el 
senador Flávio Bolsonaro, hijo mayor del mandatario, acrecentaron las 
dudas sobre la capacidad de recuperación.
El ministro de Economía, 
Paulo Guedes, redujo el martes su previsión de crecimiento en 2019 de 
2,25 a 1,5% y no buscó artilugios para definir la situación del país: 
Brasil, dijo, está "en el fondo del pozo", y solo podrá empezar a salir 
de él cuando el Congreso se decida a aprobar la polémica reforma de las 
jubilaciones.
Los indicadores de coyuntura de la Fundación Getúlio
 Vargas (FGV) apuntan que el PIB Brasileño se contrajo 0,1% en el primer
 trimestre del año respecto al último de 2018 (los resultados oficiales 
se darán a conocer el 30 de mayo). 
Y las previsiones del mercado, que a inicios de año eran 
de un crecimiento de cerca de un 3%, no paran de ser revisadas a la baja
 desde hace 11 semanas, para situarse en 1,45%, de acuerdo con la última
 encuesta Focus realizada por el Banco Central.
Muchos analistas consideran incluso que se trata de una previsión demasiado optimista.
Marcos
 Casarin, de Oxford Economics, cree que el crecimiento de la principal 
economía latinoamericana se situará por tercer año consecutivo en torno 
al 1%.
"Brasil nunca tuvo una recuperación tan lenta", remarca 
Casarin, que atribuye esos deslucidos resultados a la falta de dinamismo
 del gobierno y de los actores económicos, que debilitaron el crédito, 
las inversiones y el consumo.
"Todo el mundo tenía que pagar sus deudas al mismo tiempo", afirma.
Pero
 Casarin ve poco probable que el país caiga en una doble recesión, 
definida técnicamente como dos trimestres consecutivos de contracción de
 la economía.
"Ya hemos tocado fondo", asegura.
"Hay una 
posibilidad de doble recesión, pero desencadenada por una crisis 
[política] interna", provocada por ejemplo por un fracaso en la 
aprobación de la reforma de las jubilaciones, sostiene.
Bolsonaro poco ha hecho para alentar el optimismo de los inversores y de quienes lo votaron.
La
 agenda promercado, que llevó al excapitán del Ejército al poder en 
octubre, se ha estancado, en tanto el mandatario lucha por juntar los 
votos necesarios en el Congreso para aprobar la reforma a las 
jubilaciones, sin la cual, afirma, el país va a la quiebra.
Guedes
 y los mercados temen que esa reforma constitucional, que prevé aumentar
 considerablemente los años necesarios de cotizaciones para beneficiarse
 de una pensión completa, sea considerablemente ablandada por los 
legisladores, lo cual reduciría su impacto en la economía.
Los 
mercados, con la elección de Bolsonaro, se dejaron ganar por "un 
optimismo excesivo, pero ahora son mas realistas", dice, y agrega: "Es 
muy claro que [Bolsonaro] está batallando duro para que el Congreso haga
 lo que él pretende", agrega.
La bancada de la formación política 
de Bolsonaro, el Partido Social Liberal (PSL), cuenta solo con el 10% de
 los 513 escaños en una Cámara con cerca de 30 partidos, lo cual lo 
obliga a buscar alianzas transversales, con las bancadas evangélicas, 
del agronegocio y de la seguridad.
Es un panorama lleno de espinas para sus reformas, para la economía o los mercados.
"Hay un camino más largo que recorrer para impulsar la economía", dijo Thomaz Favaro, de la consultora Control Risks.
"Creo que el riesgo de nuevas caídas [en los mercados] es muy real".

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