MADRID.- El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, inicia su segunda gira a
Oriente Próximo desde el estallido del conflicto en la Franja de Gaza,
en esta ocasión con paradas en Jordania, Arabia Saudí y Qatar, tres
países a los que España considera interlocutores esenciales con vistas a
avanzar en el plan de reconocer el Estado palestino y la celebración de
una conferencia de paz que permita resolver la crisis de fondo.
Sánchez, que viajó en noviembre a Israel, Palestina y Egipto y en
diciembre a Irak, llega de nuevo a la zona después de que el Consejo de
Seguridad de la ONU reclamase por primera vez un alto el fuego en Gaza,
un punto de inflexión que el Gobierno confía en aprovechar para promover
avances a corto plazo y también empezar a hablar del postconflicto.
En este sentido, España ha pactado con Irlanda, Eslovenia y Malta un
próximo reconocimiento del Estado palestino --según fuentes oficiales,
sólo queda por concretar cuándo se hará y se tendrá en cuenta el momento
más conveniente para que sirva de catalizador para otros avances-- y
quiere tratar con países árabes también el reconocimiento de Israel,
pendiente por ejemplo en el caso de Arabia Saudí.
El Gobierno
aboga además por una Autoridad Palestina fuerte capaz de asumir el
control de ese futuro Estado, teniendo en cuenta que Hamás no puede ser
parte de la solución, y plantea una conferencia de paz que ya cuenta con
el aval de cerca de 90 países, aunque en este caso tampoco se ha
concretado ni cuándo ni dónde podría tener lugar.
La escala en
Jordania incluirá un gesto público de apoyo a la labor de la Agencia de
la ONU para los Refugiados Palestinos en Oriente Próximo (UNRWA), ya que
Sánchez visitará el martes a primera hora el campo de Jabal el Husein,
acompañado de la 'número dos' de la citada organización, Natalie Boucly.
España ha aumentado su ayuda a la UNRWA pese a las acusaciones
vertidas contra algunos de sus trabajadores y, con este cita, el
presidente quiere poner en valor la labor de la agencia no sólo en Gaza
sino en toda la región --en Jordania hay 2,4 millones de refugiados
palestinos--.
Sánchez recorrerá también la Ciudadela de Amán,
reconstruida con fondos de la cooperación española, y acto seguido se
reunirá con el rey Abdalá II, que visitó España en dos ocasiones en
2023, la última de ellas en diciembre, ya con el conflicto en Gaza
iniciado. Jordania es, además, el principal canal para el envío de ayuda
por vía aérea a la Franja de Gaza, en el que también colabora España.
En Arabia Saudí, toda la agenda se concentrará en Yeda, con reuniones
tanto con el rey Abdalá como con el príncipe heredero, Mohamed Bin
Salmán, en este último caso tras la rotura del ayuno con motivo del mes
de Ramadán. El Gobierno considera especialmente relevante que la gira
coincida con el mes sagrado para los musulmanes y, de hecho, también en
Qatar se invitará a Sánchez a una cena oficial del 'iftar'.
En
Qatar, la agenda incluye reuniones con el primer ministro y responsable
de Exteriores, Mohamed bin Abdulrahman al Thani, y con el emir, Tamim
bin Hamad al Thani, con vistas entre otras cosas a la firma de un
memorando de entendimiento que dote de contenido al actual nivel de las
relaciones bilaterales, elevadas en 2022 a 'asociación estratégica'.
Sánchez mantendrá, además, un encuentro con mujeres relevantes en
diversas disciplinas como la política, la economía, la cultura, el
deporte o la ciencia.
Tanto
en Qatar como en Arabia Saudí, Sánchez se verá con representantes de
empresas españolas con intereses en estos países. Sólo en Arabia Saudí,
las compañías españolas han ganado en la última década contratos por
valor de 17.000 millones de euros, lo que para el Ejecutivo evidencia la
importancia de las relaciones económicas bilaterales.
Sin
embargo, fuentes oficiales dejan claro que la entrada de la saudí STC en
el accionariado de Telefónica no representa un tema prioritario del
viaje, aunque Sánchez estaría preparado para tratarlo si lo saca a
coalición la otra parte.
El Gobierno considera que su posición es ya
sabida y enmarca dentro del interés estratégico por Telefónica la compra
de una participación del 3 por ciento a través del Sociedad Estatal de
Participaciones Industriales (SEPI), con vistas a llegar hasta el 10 por
ciento.
El Ejecutivo está pendiente igualmente de los pasos de
la parte saudí, que debe pedir una autorización para llegar también por
su parte al 9,9 por ciento, fruto de un compromiso que anunció por
sorpresa a finales de septiembre. En este sentido, fuentes oficiales
aclaran que el Ejecutivo no revelará si STC ya ha solicitado la
autorización y se limitará al anuncio sobre el aval o el rechazo de
dicha petición en Consejo de Ministros.