JERUSALÉN.- El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha anunciado este viernes una nueva estrategia de guerra que contempla la incursión directa del Ejército en la ciudad de Gaza, la localidad más poblada del enclave palestino, donde ahora mismo sobreviven más de 800.000 personas, en una decisión adoptada tras fuertes encontronazos con los militares sobre la viabilidad de la operación.
Fuentes militares han explicado al 'Times of Israel' y al 'Yedioth Aharonoth' que la decisión ha tenido lugar a pesar de la extrema reticencia del jefe del Estado Mayor del Ejército, el general Eyal Zamir, quien ha avisado al primer ministro de que, ahora mismo, las fuerzas israelíes no están capacitadas para llevar a cabo una operación de tal envergadura.
"Estamos agotados, nuestros instrumentos de guerra necesitan mantenimiento, y tenemos serias preocupaciones sobre las condiciones humanitarias de los palestinos", llegó a parafrasear al general Zamir el canal 12 de la televisión israelí. Fuentes próximas a la reunión han explicado a la emisora israelí Kan que el general llegó a estimar que, para mantener un mínimo de control sobre todo el enclave, sería necesario "una extensa fuerza de unos 200.000 reservistas".
El militar se enfrentó durante la reunión de la cúpula de seguridad israelí esta pasada noche contra los aliados ultranacionalistas de Netanyahu, el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Givir, y el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich. Cabe destacar, sin embargo, que Smotrich votó en contra del plan de Netanyahu por parecerle poco contundente al conocer que un posible acuerdo sobre rehenes podría acabar suspendiendo la ofensiva.
"Si estamos haciendo esto solo para lograr un acuerdo y no para ocupar totalmente la Franja", entonces no vale la pena, le parafrasearon también fuentes presentes en la reunión.
Netanyahu, por toda respuesta, informó al jefe del Ejército de que todas las alternativas que los militares han presentado hasta ahora son insatisfactorias, y no facilitarán el regreso de los rehenes secuestrados por las milicias palestinas. Este plan, según fuentes de la radiotelevisión pública israelí, consistía en el establecimiento de un nuevo cerco sobre la ciudad "sin la necesidad de recurrir a una movilización extensa".
"El plan que ahora hemos aprobado permitirá alcanzar con mayor eficacia los objetivos de la guerra", hizo saber por contra Netanyahu durante la reunión, mientras el general insistía en el enorme peligro que correrán los secuestrados en la ciudad de Gaza cuando el Ejército comience su intervención.
Para el Foro de Familias de Rehenes y Desaparecidos, el plan de Netanyahu es una "catástrofe colosal" y poco menos que una sentencia de muerte, según hizo saber en un comunicado al poco de conocer la decisión.
El jefe del Ejército israelí contempla, para empezar, que será necesaria la intervención de seis divisiones del Ejército, es decir, el doble del contingente total de militares desplegados hasta el momento en el enclave.
Aún suponiendo que Israel consiga acumular tal potencia de fuego, la fase más cruenta de la operación en la ciudad de Gaza durará al menos cinco meses. Una posible ocupación militar completa de la Franja no ocurriría como mínimo hasta julio de 2026 o 2027, según los pronósticos más optimistas del Ejército israelí.
Llegado ese caso, Netanyahu contempla ceder los aspectos del día a día de gobierno a una "autoridad árabe", ni Hamás ni la Autoridad Palestina, como una especie de órgano gestor cuya existencia no contempla ninguna fuerza política palestina.
A ello hay que añadir que la entrada del Ejército en la ciudad de Gaza representaría un nuevo episodio de la catástrofe absoluta que atraviesa la población palestina del enclave.
Ahora mismo, según los cálculos israelíes, hay entre 800.000 y un millón de palestinos en la localidad, que primero recibirían un ultimátum de evacuación para abandonar el lugar en un plazo de dos meses, coincidiendo con el aniversario del comienzo de la ofensiva israelí en respuesta a al ataque perpetrado por las milicias palestinas contra su territorio.
Estos 800.000 palestinos serían expulsados al sur del enclave en un desplazamiento sin precedentes incluso para lo habitual desde el comienzo de la ofensiva israelí, en medio de la inanición por la falta de la entrada de la ayuda humanitaria suficiente. Una vez completada la expulsión, el Ejército israelí comenzaría su ofensiva.
Tras la difícil reunión nocturna, el general Zamir ha mantenido este viernes una reunión con altos oficiales del Mando Sur, a quienes ha trasladado los resultados de la reunión antes de empezar a sentar las bases de esta operación.
Las conversaciones, según ha hecho saber el Ejército en un comunicado, han tratado "la situación actual de los combates y la formulación de planes y preparativos para la continuación de los combates en la Franja de Gaza".
"El jefe del Estado Mayor ha señalado que, en los próximos días, el Ejército israelí profundizará en su planificación operativa, con profesionalidad, con el objetivo de crear las condiciones para el regreso de los rehenes y el colapso del régimen de Hamás", concluye el comunicado.
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