La determinación de las poderosas 
monarquías del Golfo de neutralizar a los productores no convencionales 
de petróleo, sobre todo de esquisto, refuerza la incertidumbre sobre el 
futuro del mercado petrolero, estiman analistas.
Las cotizaciones 
de crudo han perdido un 50% de su valor desde junio, lastradas por una 
abundante oferta, la fortaleza del dólar y la debilidad de la demanda en
 un contexto de ralentización de la economía mundial.
Reunidos en 
Abu Dabi en un foro sobre energía, los ministros a cargo del petróleo de
 estos países recalcaron que no reducirán su producción, pese a este 
descenso de los precios.
El ministro saudí de Petróleo, Ali Al 
Nuaimi, auguró que "los productores que tienen costes elevados no 
seguirán aumentando sus extracciones", en una clara alusión al petróleo 
de esquisto, en particular el producido en Estados Unidos.
"Hay 
varias (fuentes más) de petróleo, además del esquisto, que tienen baja 
rentabilidad, las cuales resultarán seriamente afectadas", agregó.
"No
 obstante, esto podría llevar uno, dos o tres años. No sabemos qué va a 
pasar. Lo que sí sabemos es que los productores con alto rendimiento 
dominarán el mercado en el futuro", aseguró el ministro saudí.
Por
 su parte, la directora ejecutiva de la Agencia Internacional de la 
Energía (AIE), Maria van der Hoeven, estimó que lo que ocurra en el 
mercado en los próximos 12 a 18 meses será determinante para el futuro 
de los productores de petróleo de esquisto o de arenas bituminosas, cuya
 extracción es costosa.
Al bajar los precios, estos productores 
podrían tener problemas para invertir. Algunos analistas estiman que 
dichos problemas aparecerían con un precio del barril inferior a los 70 
dólares.
El precio del barril, que en junio estaba a 115 dólares, 
se negociaba este lunes a 60,11 dólares para el Brent en Londres y a 
55,26 dólares el "light sweet crude" (WTI) en Nueva York, en un descenso
 que se acentuó en noviembre, cuando la OPEP, que extrae un tercio del 
petróleo mundial, decidió no reducir su producción.
Esta decisión 
marcó un cambio con respecto a las tres últimas décadas, cuando Arabia 
Saudí y sus socios del Golfo reducían o aumentaban su producción en 
función del precio del barril para compensar las fluctuaciones.
No
 obstante, el objetivo actual de estos países es conservar sus partes de
 mercado en desmedro de los países que no forman parte de la OPEP.
El
 aumento de los precios, que llevó a algunos países a buscar otras 
fuentes de energía, y las nuevas tecnologías que han facilitado la 
extracción del petróleo de esquisto "causaron un cambio en los flujos 
petroleros" internacionales, estimó por su parte el director del 
Instituto Oxford para la Energía, Bassam Fattouh.
Para él, la 
sobreabundancia actual de petróleo y la baja demanda, como consecuencia 
de la desaceleración del crecimiento económico, provocarán un aumento de
 las reservas en 2015, el cual también propiciará un posible descenso de
 los precios.
A mediano o largo plazo, estima Fattouh, hay un 
riesgo de que el descenso de los precios no afecte sólo a los 
productores de petróleo, sino "al conjunto de la industria" de la 
energía.

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