BRUSELAS.-  Los ministros de Economía de la zona euro 
discutirán este jueves las condiciones del rescate bancario de hasta 
100.000 millones de euros que preparan para España. Los requisitos se 
aplicarán no sólo a las entidades que reciban ayudas, que podrían llegar
 a ser liquidadas, sino al conjunto del sistema financiero con 
exigencias más estrictas en materia de regulación y supervisión.
   El Eurogrupo espera que el ministro de Economía, Luis de Guindos, 
presente la solicitud formal de ayuda este mismo jueves, una vez que se 
conozcan los resultados de las auditorías independientes realizadas por 
las firmas Oliver Wyman y Roland Berger.
   La petición de España desencadenará un procedimiento cuya primera 
fase es el envío de una misión de la Comisión -coordinada con el Banco 
Central Europeo, la Autoridad Bancaria y el Fondo Monetario 
Internacional- que realizará una nueva evaluación de las necesidades de 
la banca y preparará el memorando con las condiciones. Éstas deben ser 
pactadas por el Eurogrupo con España antes de que se desbloquee la 
ayuda.
   Además de los requisitos del crédito, los países de la eurozona 
tienen que examinar las condiciones en materia de tipos de interés, que 
podrían estar entre el 3% y el 4%, y plazos de devolución, cuestiones 
que según la Comisión todavía no se han abordado.
   El Eurogrupo discutirá también este jueves si el rescate se 
financiará con el vigente Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF)
 o con el Mecanismo de Estabilidad Financiera (MEDE), el fondo 
permanente que debe empezar a funcionar en julio. La mayoría de Estados 
miembros, entre ellos Alemania o Países Bajos, defiende la segunda 
opción.
   Pero el MEDE tiene estatus de acreedor preferente, lo que 
significa que sería el primero en cobrar en caso de reestructuración de 
la deuda española, relegando a los inversores privados. Ello preocupa a 
los analistas, que temen que esta subordinación acentúe la huida de la 
deuda española. El vicepresidente de la Comisión y responsable de 
Asuntos Económicos, Olli Rehn, ha dado a entender que la ayuda podría 
venir primero del FEEF y que el MEDE tomaría el relevo cuando empiece a 
funcionar.
   Los países de la eurozona han descartado que el fondo de rescate 
preste directamente a la banca española alegando que las normas actuales
 sólo permiten vehicular los créditos a través de los Estados. Tanto 
España como la Comisión defendían esta recapitalización directa para que
 el rescate no compute como deuda pública. 
   El presidente del Ejecutivo comunitario, José Manuel Durao 
Barroso, ha dicho que el Eurogrupo debe buscar un sistema para evitar 
"la contaminación entre la deuda financiera y la deuda pública". A su 
juicio, ese es el motivo de que el rescate haya sido mal recibido por 
los mercados. Sin embargo, el Eurogrupo considera que el problema es la 
falta de claridad sobre los balances de la banca española y sostiene que
 una vez se conozca la realidad se calmarán las tensiones.
   Los países de la eurozona todavía no cuentan con un borrador de 
condiciones del rescate, según fuentes europeas, pero insisten en que la
 condicionalidad será "estricta". Las entidades que reciban ayudas 
deberán presentar un plan de reestructuración que reduzca su tamaño para
 compensar las distorsiones de competencia. Y los bancos problemáticos 
que no sean sistémicos podrían ser liquidados.
   El rescate no incluye nuevas condiciones de política económica. 
Sin embargo, si España incumple las recomendaciones que le hace la UE en
 el marco del procedimiento por déficit excesivo, entre ellas retrasar 
la edad de jubilación o suprimir la deducción por vivienda, el Eurogrupo
 podría decidir en cualquier momento interrumpir la ayuda.
   Además del rescate bancario a España, los ministros de Economía de
 la eurozona lanzarán las negociaciones con el recién formado Gobierno 
de coalición griego para adaptar el plan de ajuste que se exige a Atenas
 a cambio del segundo rescate.
   Los cambios son imprescindibles porque debido a la celebración de 
elecciones ha habido "retrasos significativos" en la puesta en marcha de
 las reformas comprometidas. "Se puede cambiar, si no sería estúpido, 
siempre es necesario adaptarlo", ha explicado un alto funcionario del 
Eurogrupo. Estas adaptaciones, ha proseguido, ya se han hecho 
anteriormente con el programa griego y también con los de Portugal o 
Irlanda.
   Sin embargo, la renegociación no significa que el Eurogrupo vaya a
 aceptar dar más tiempo a Grecia para corregir su déficit, tal y como 
pide el nuevo Gobierno. Las fuentes consultadas prevén que varios 
Estados miembros se opongan a esta idea, tal y como ya ha anunciado la 
canciller alemana, Angela Merkel.

 
 
 
 
 
 
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