KATMANDÚ.- Cientos de manifestantes irrumpieron e incendiaron este martes el Parlamento de Nepal, en una escalada sin precedentes de la crisis política que atraviesa el país, a pesar de la dimisión del primer ministro, K.P. Sharma Oli, anunciada horas antes.
Imágenes de medios locales mostraron densas columnas de humo negro saliendo del complejo parlamentario, mientras el Ejército, desplegado en la zona, permanecía pasivo, sin intervenir para detener el asalto ni sofocar el fuego.
El ataque al Parlamento se ha convertido en el punto álgido de dos días de protestas juveniles masivas contra la corrupción y la censura, que ya han dejado un saldo de al menos 19 muertos y más de 300 heridos en enfrentamientos con la policía.
La violencia se extendió rápidamente por toda la capital, convertida en un escenario de ataques dirigidos contra figuras políticas y sus familias.
La residencia privada del ex primer ministro Oli fue incendiada, y otros líderes de alto nivel, como el también ex primer ministro Sher Bahadur Deuba, fueron agredidos en sus viviendas.
Su esposa, Arzu Rana Deuba, ministra de Exteriores, fue atacada en un episodio captado en vídeo que circula ampliamente en redes sociales.
Otros antiguos jefes de Gobierno y altos cargos también vieron sus casas asaltadas o destruidas por el fuego, en lo que analistas locales describen como una «persecución directa contra la élite política del país».
Esta espiral de violencia ocurre pese a intentos recientes de encontrar una salida política a la crisis. Horas antes del asalto al Parlamento, veinte diputados del Rastriya Swatantra Party (RSP) anunciaron su renuncia en bloque, alegando que el Parlamento «ha perdido su legitimidad» y proponiendo la creación de un «gobierno civil interino».
En su comunicado, el RSP exigió la creación de una comisión judicial de alto nivel para investigar la represión policial, una demanda respaldada por organizaciones como Amnistía Internacional y Naciones Unidas.
La renuncia de los parlamentarios siguió a la del propio primer ministro K.P. Sharma Oli, quien por la mañana presentó su dimisión en una carta dirigida al presidente, tras quedar acorralado por la gestión de las protestas y la salida previa de cinco de sus ministros.
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