SHANGHAI.- La crisis de la  deuda en Europa empieza a perjudicar a algunos exportadores chinos y su  agravamiento podría acabar siendo una "desgracia" para China, poniendo  en peligro millones de empleos, advierten directivos de empresas y  analistas.
Wu Wenlong, el director de ventas de un fabricante de cinturones de la  provincia oriental de Zhejiang, registró un descenso del 50% en un año  en sus pedidos procedentes del Viejo Continente.
Zhejiang L.F. Gifts and Decoration Co. Ltd. aún no ha despedido a  nadie, pero Wu no ve el futuro de color de rosa para esta pequeña  empresa que fabrica cintos para pantalones y cinturones de seguridad  para los coches.
"Es improbable que los mercados extranjeros se enderecen pronto.  Necesitarán al menos dos años para recuperarse", estima este ejecutivo.
La actividad manufacturera en China comenzó a contraerse este verano  al mismo tiempo que se agrandaba la crisis de la deuda en Europa.
La Unión Europea (UE) es el principal destino de las exportaciones  chinas, por unos 380.000 millones de dólares anuales, y, según los  analistas, su desplome costaría muy caro a China.
"Un agravamiento de la crisis de la deuda en la zona euro sería una  desgracia, por más de una razón, para China", explica Eswar Prasad,  profesor de la Cornell University de Nueva York y exjefe del  departamento China en el Fondo Monetario Internacional (FMI).
"Eso se traduciría -añade- en un dólar más fuerte" que frenaría las  importaciones europeas, pero sobre todo los "efectos cascada sobre la  confianza y los mercados financieros de otras economías desarrolladas  repercutirían en la demanda de productos chinos".
Ren Xianfang, analista de IHS Global Insight en Pekín, abunda en el  mismo sentido: "En el caso más extremo de un desmoronamiento de la  demanda europea, el impacto será bastante significativo dado que la UE  recibe alrededor de un quinto de las exportaciones chinas".
Sin embargo, "si Estados Unidos aguanta el tirón, el impacto no será tan fuerte como en 2008", matiza la analista.
Las autoridades chinas no han cesado de manifestar su apoyo al euro  pero la lucha contra la inflación sigue siendo su prioridad a nivel  interno, lo que significa que Pekín no está dispuesta, por ahora, a  contemplar un segundo plan de reactivación económica en caso de una  pronunciada caída de las exportaciones.
Los países emergentes, con China a la cabeza, han contribuido mucho a  la reactivación económica mundial después de la crisis financiera de  2008.
Pero actualmente sufren de un "exceso de liquidez a escala mundial,  de la volatilidad de los flujos internacionales de capital, de una  demanda externa que decae y de una fluctuación de los precios de las  materias primas", declaró recientemente en Washington el gobernador del  banco central chino, Zhou Xiaochuan.
El coloso asiático "no parece tener apetito por otras medidas de  reactivación a gran escala", según Mark Williams, especialista en China  del centro de estudios londinense Capital Economics.
Pero según Prasad, los responsables de la política económica china no  dudarán en reaccionar si la crisis de la zona euro amenaza muchos  empleos en el país, donde los conflictos sociales van en aumento.

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