WASHINGTON.- El
nuevo presidente de la Reserva Federal estadounidense (Fed), Jerome
Powell, culminará su primera reunión monetaria el miércoles con un
aumento de las tasas de interés, cuando la economía del país es
estimulada por la política de Donald Trump.
"Es
casi seguro" que la Fed aumentará sus tasas en un cuarto de punto
porcentual, para ubicarlas en el rango de 1,50% a 1,75%, dijo
Tim Duy, profesor de economía en la Universidad de Oregon y especialista
de la Fed, reflejando la visión general de los mercados.
Pero
los actores financieros estarán especialmente atentos a las nuevas
proyecciones económicas de la Fed, que deberían mejorar el pronóstico de
crecimiento e incluso de la inflación. Powell realizará su primera
conferencia de prensa el miércoles a las 18:30 GMT.
También
existe la posibilidad de que los miembros de la Fed revisen su
estimación del número de aumentos de tasas futuros. "Se moverá hacia
cuatro aumentos este año" en lugar de tres, afirmó Duy.
Otros
analistas son más cautelosos y creen que la Fed esperará para ver si la
inflación se reafirma antes de señalar esta aceleración.
La opinión sobre la coyuntura parece haber cambiado en Estados Unidos desde la partida de Janet Yellen a comienzos de año.
Con
el estímulo fiscal de los recortes de impuestos y el aumento del gasto
público (especialmente militar) en un momento en que la economía está
cerca del pleno empleo, la Fed ha comenzado a hablar de
"sobrecalentamiento".
Aunque
en un discurso frente al Congreso Powell evocó esa palabra por defecto,
al decir que el banco central continuaría actuando gradualmente sobre
las tasas "para evitar que la economía se sobrecaliente", la advertencia
hizo mella.
Ante
los signos de aumentos de precios, Wall Street comenzó hace cinco
semanas un período de volatilidad que no se había visto en dos años. El
Libro Beige de la Fed, que se basa en encuestas empíricas y no en
estadísticas, "muestra los signos más fuertes de aumentos salariales no
vistos desde la crisis", dice la economista Diane Swonk, de Grant
Thornton.
Lael
Brainard, gobernadora de la Fed designada por Barack Obama, resumió la
situación: "En muchos sentidos, el entorno macro-económico actual es
inverso al de hace dos años. Antes, los fuertes vientos en contra
minaban el ritmo de la recuperación y pesaban sobre la conducción de la
política monetaria. Hoy (...) lo opuesto podría ser cierto", dijo,
implicando que las tasas podrían subir más rápido.
La
política fiscal de Trump apunta a acelerar el crecimiento por encima
del 3% (fue de 2,5% anual en el 4T) cuando ya es difícil para las
empresas encontrar empleados competentes, dada la baja tasa de desempleo
(4,1%).
Para
algunos, estimular la economía a través de recortes tributarios
(especialmente en empresas) revela "una experimentación un poco loca",
señala Joseph Gagnon, del Instituto Peterson de Economía Internacional.
"Impulsará la economía, presionará a la inflación y tendremos las tasas de interés más altas", resume.
"No
hemos tenido esta experiencia en Estados Unidos en 50 años", en tiempos
de Richard Nixon, "y terminó mal", con hiperinflación y el llamado al
rescate por parte de Paul Volcker en la Fed.
El antídoto es aumentar el costo del crédito, pero esto es malo para consumidores y empresas porque los préstamos son más caros.
A
esto se agregan la guerra comercial y los impuestos al acero importado,
que han suscitado críticas globales. Nadie está seguro del impacto de
esas medidas, que ralentizan la actividad al crear incertidumbre en las
empresas o que crean inflación.
"Por
ahora, no hay nada seguro acerca de esta guerra comercial y la Fed no
debería apuntar con el dedo a los impuestos proteccionistas en su
declaración", dice Duy.
"Dudo
que los miembros del Comité Monetario quieran ser vistos como opuestos
al gobierno, porque tampoco querrán que la administración meta su nariz"
en la conducción de la política monetaria, señala.
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