WASHINGTON.- La NASA ha dado el pistoletazo de salida a la construcción de la estación Gateway, que la agencia estadounidense planea situar en órbita alrededor de la Luna como base para misiones tripuladas a la superficie lunar y a Marte. Una de sus funciones será dar soporte al programa Artemisa, con el que EE.UU. quiere volver a enviar astronautas a la Luna antes del fin de 2024.
Según ha anunciado hoy Jim Bridenstine, administrador de la NASA, el primer elemento de la Gateway lo desarrollará la empresa estadounidense Maxar Technologies;
 la agencia lo comprará una vez esté en el espacio y su funcionalidad se
 haya demostrado, por un máximo de 375 millones de dólares.
“Vamos a volver a la Luna de forma sostenible y vamos a quedarnos”, 
ha declarado Bridenstine en una conferencia en el Instituto Tecnológico 
de Florida, en Melbourne (EE.UU.). “Vamos a ir con socios comerciales. 
En lugar de comprar y operar componentes, vamos a comprar servicios”. 
A 
diferencia de lo que ocurrió con el programa Apolo hace 50 años, esta 
vez la NASA busca colaborar con empresas y con otros países para 
regresar a la superficie lunar, explotar sus recursos e impulsar la 
exploración espacial más allá del satélite.
Con la Gateway (en inglés: “puerta de acceso”), la NASA pretende 
construir una especie de campamento base a 400.000 kilómetros de la 
Tierra, en órbita entre ésta y el satélite. La idea es que sirva como 
almacén de combustible y piezas de repuesto, como centro de operaciones y
 como observatorio científico, para misiones tripuladas y robóticas a la
 Luna y a Marte .
En las misiones tripuladas a la Luna, los astronautas llegarán 
primero a la estación y desde ahí podrán aterrizar en el satélite a 
bordo de naves reutilizables diseñadas específicamente para ese fin, que
 actuarán como lanzaderas. 
“La reutilización es la clave para la 
sostenibilidad que queremos conseguir”, ha afirmado Bridenstine. Para 
propulsar estas naves, a largo plazo la NASA planea obtener combustible a
 partir del agua helada y otros materiales que robots y astronautas 
extraigan de la Luna, mediante misiones coordinadas desde la propia 
estación. Los controladores de las misiones, además, utilizarán la 
Gateway como un relé de comunicaciones entre la superficie lunar y la 
Tierra. 
La Gateway es un proyecto liderado por la agencia espacial 
estadounidense que cuenta con el apoyo del resto de socios de la 
Estación Espacial Internacional (EEI): la Agencia Espacial Europea 
(ESA), Roscosmos (la agencia espacial rusa), la Agencia Japonesa de 
Exploración Aeroespacial (JAXA) y la Agencia Espacial Canadiense (CSA). 
La última fue el primer socio en anunciar oficialmente su colaboración 
en la estación Gateway, el pasado 28 de febrero. La ESA, que 
participaría en la construcción de dos módulos, prevé anunciar su 
decisión en el Consejo Space19+, que en noviembre de este año reunirá a 
los ministros europeos responsables del ámbito de la exploración 
espacial, según anunció la agencia en marzo.
El primer componente de la Gateway será el elemento de energía y 
propulsión (PPE por sus siglas en inglés), que generará electricidad a 
partir de luz solar, captada por gigantescos paneles como los de la EEI. 
Esta energía no sólo servirá para alimentar la estación, sino que 
permitirá impulsar un motor de propulsión eléctrica solar para moverla, 
con un gasto de combustible diez veces menor que los sistemas 
convencionales, según la NASA. 
 Gracias a este motor, la Gateway podrá desplazarse y cambiar su órbita 
en torno a la Luna, lo que permitirá explorar varias regiones de su 
superficie. La que más interés genera por ahora es el Polo Sur, que 
alberga grandes cantidades de agua helada.
La meta de la NASA es lanzar este primer componente a finales de 
2022, a bordo de un cohete privado no tripulado. 
El resto de componentes
 los lanzarán mayoritariamente cohetes Space Launch System (SLS), que la
 NASA está desarrollando para enviar naves al espacio profundo. Para 
2028, la estación estará lista para hospedar astronautas en misiones de 
hasta tres meses. 
Contando todos sus componentes, será mucho más pequeña
 que la EEI, que suele acoger misiones de medio año: el interior de la 
Gateway tendrá el tamaño de un apartamento. En principio, estará 
operativa durante 15 años.
El mismo 2022, la NASA planea lanzar la primera misión tripulada del 
programa Artemisa, la Artemisa 2, que viajará hasta la Luna y regresará 
sin aterrizar, como hizo el Apolo 8 en 1968. 
En 2024, la Artemisa 3 
volará hasta la estación Gateway y dos astronautas, un hombre y por 
primera vez una mujer, descenderán en otra nave hasta la superficie 
lunar. 
“En el programa Apolo todos los astronautas eran militares: 
pilotos de pruebas o de combate. Ahora, por primera vez enviaremos una 
plantilla muy diversa de astronautas, para inspirar a la población y 
mostrar que cualquier estadounidense tiene la oportunidad de ir a la 
Luna. Que podemos enviar a personas de todas las razas, religiones o 
géneros”, ha remarcado Jim Bridenstine. 
Para la NASA, las misiones tripuladas de larga duración a la Gateway
 y a la superficie lunar servirán como campo de pruebas para otra meta a
 más largo plazo: enviar astronautas a Marte.
El anuncio del primer paso en la construcción de la Gateway llega 
diez días después de que la administración del presidente Donald Trump solicitara al Congreso estadounidense un aumento del presupuesto de la NASA en 1.600 millones de dólares para 2020,
 con el objetivo de impulsar los programas de exploración espacial. 
Especialmente la exploración de la Luna, en la que la estación Gateway 
jugará un papel central. El Congreso todavía debe dar su aprobación a la
 solicitud para que se materialice el aumento.
La administración de Trump impuso a la NASA la meta de volver a 
enviar astronautas en la Luna antes del fin de 2024, según Bridenstine, 
para acelerar el desarrollo de la exploración espacial y minimizar el 
riesgo de que los cambios de las prioridades políticas en EE.UU. 
acabaran con la iniciativa, como ya ocurrido en repetidas ocasiones 
desde el fin del programa Apolo.
Antes de que los astronautas puedan viajar a la Gateway, no obstante,
 quedan por resolver algunos retos. Por ejemplo, cómo hacer que las 
misiones a la estación sean sostenibles y minimizar el costoso envío de 
recursos desde la Tierra. O cómo proteger a los astronautas al bombardeo
 de radiación cósmica al que estarán sometidos, lejos del manto 
protector del campo magnético de la Tierra.

 
 
 
 

 
 
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