HELSINKI.- Decenas de miles de trabajadores 
finlandeses han colapsado hoy el centro de Helsinki en una 
multitudinaria manifestación en protesta contra los recortes anunciados 
por el Gobierno de centro-derecha del primer ministro Juha Sipilä.
La manifestación, convocada por las tres grandes 
centrales sindicales de Finlandia (SAK, STTK y Akava), ha venido 
acompañada de huelgas en muchos sectores, lo que ha paralizado buena 
parte de la producción y los servicios de todo el país.
Estas tres organizaciones sindicales suman un 
total de 2,2 millones de afiliados, una cifra que equivale a cerca del 
80 % de la población activa de Finlandia.
Aunque los sindicatos descartaron convocar una 
huelga general, se trata de la mayor protesta obrera que ha tenido lugar
 en las últimas dos décadas en el país nórdico.
La movilización ha provocado el cierre durante 24
 horas de los puertos de mercancías y de las fábricas de papel y 
celulosa, así como paros parciales en gran parte de las industrias y 
comercios.
Las huelgas han obligado a suspender durante 
varias horas el transporte público y han generado cancelaciones en el 
tráfico aéreo nacional y retrasos en los vuelos con salida o llegada a 
los aeropuertos finlandeses del país.
Finlandia encadena tres años consecutivos de 
contracción económica, debido principalmente al declive de sus dos 
industrias clave, la forestal y la tecnológica -con Nokia a la cabeza-, lo que ha provocado que la deuda pública se haya 
duplicado desde el inicio de la crisis financiera en 2008, hasta superar
 el 60 % del producto interior bruto (PIB).
Actualmente es el país de la Unión Europea (UE) 
con menor crecimiento económico y mayor índice de destrucción de empleo,
 dos factores que los expertos atribuyen a la pérdida de competitividad 
de su industria en los últimos años.
La coalición liberal-conservadora del primer 
ministro Juha Sipilä, en el poder desde el pasado mayo, instó a 
empresarios y sindicatos a acordar un llamado "contrato social", un 
acuerdo para abaratar los costes productivos y así estimular la 
recuperación económica.
Estas negociaciones fracasaron en dos ocasiones, 
lo que llevó a Sipilä a presentar la semana pasada una serie de medidas 
para reducir el gasto público y al mismo tiempo recortar un 5 % los 
costes laborales, a fin de crear empleo y mejorar la competitividad de 
las empresas finlandesas.
Este programa incluye una reducción de las 
vacaciones de los funcionarios, desde el máximo actual de 38 días 
laborables hasta los 30 días, lo que permitiría ahorrar 640 millones de 
euros anuales, según cálculos del Gobierno.
Además, contempla reducir por ley la compensación
 por trabajar horas extraordinarias o en días festivos, así como dejar 
de pagar el primer día de las bajas por enfermedad y recortar la paga de
 los demás días de baja del 100 % al 75 %.
También establece una rebaja del 1,72 % de la 
cotización que las empresas pagan a la seguridad social por cada 
trabajador y convertir dos días festivos al año en días libres no 
remunerados.
Las tres centrales sindicales se oponen 
unánimemente a los recortes anunciados por Sipilä, ya que, en su 
opinión, afectan sobre todo a los empleados públicos y a los 
trabajadores con empleos más precarios.
"No podemos aceptar que las personas con salarios
 bajos y medios, la mayoría de ellas mujeres que trabajan en el sector 
público, sean quienes más deban contribuir a aumentar la 
competitividad", afirmó a la prensa el líder del sindicato STTK, Antti 
Palola.
Además, critican lo que consideran "una 
injerencia sin precedentes" del Gobierno en la negociación de los 
agentes sociales, al sustituir de forma unilateral los convenios entre 
patronal y sindicatos por una serie de leyes laborales que empeoran las 
condiciones de los trabajadores.
El primer ministro ha anunciado que está 
dispuesto a reconsiderar la aplicación de su programa de reformas si los
 agentes sociales son capaces de acordar uno alternativo en los próximos
 días, y ha instado a los sindicatos a presentar otras propuestas.
"La deuda del Estado ha aumentado en casi un 
millón de euros cada hora durante los últimos siete años, no podemos 
seguir así. Estamos dispuestos a negociar de qué manera logramos 
recortar los costes laborales, pero el objetivo de reducirlos un 5 % es 
innegociable", sostiene Sipilä. 

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